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La popularidad del presidente Juan Manuel Santos bajó y la confianza de los colombianos en el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc descendió después de que las Farc violaran su tregua unilateral en un ataque al Ejército, hace un par de semanas, matando a 11 militares e hiriendo a otros cuantos.
La experiencia y la literatura en resolución de conflictos enseñan que las treguas y ceses del fuego se hacen para violarse cuando estos no se llevan a cabo en el momento indicado y/o cuando no se plantean las condiciones necesarias para su aplicación. Así ha sucedido en la mayoría de conflictos en el mundo, en donde en algunas partes como, por ejemplo, Liberia, el cese del fuego fue violado una docena de veces.
Lo que ocurrió es una confirmación más de lo peligroso que es una tregua o un cese del fuego para una negociación de paz. Por esto, cuando algún dirigente a nivel nacional habla de un cese del fuego, y desde comienzos del proceso de La Habana lo han hecho, uno se pregunta si lo hacen de buena o de mala fe, porque la experiencia indica que no debe ser así. Generalmente es efectivo cuando ya todo lo político está acordado.
Para los que hemos estudiado resolución de conflictos lo que sucedió en el Cauca no nos tomó por sorpresa, pero el ataque se constituyó en la mayor torpeza política de las Farc contra el proceso. Se antoja que el único móvil para el ataque era conseguir por parte del Gobierno un cese bilateral del fuego, causando el efecto contrario, pues el presidente Juan Manuel Santos ordenó la activación inmediata de los bombardeos.
Al contrario de lo que piensan muchos colombianos, esta vez no me cabe duda de la buena voluntad de las Farc para terminar con su conflicto contra el Estado, pero el grupo guerrillero no puede perder de vista que, muy diferente a lo que ellos creen, no cuentan con la simpatía del grueso de los ciudadanos, que estos actos reafirman el odio, el rencor y la desconfianza hacia ellos (con razón), confirman las razones de los escépticos frente al proceso de paz y siembran dudas en los que lo apoyan.
Para llevar a cabo un cese del fuego o una tregua unilateral ambas partes deben tener la madurez suficiente para denunciar públicamente a sus integrantes que no cumplan con el compromiso. Las Farc se han demorado en reprender a sus ‘muchachos’ y de pedir perdón público por semejante acción.
Lo otro que llama la atención apenas se conoció el ataque de las Farc al Ejército, fue el pedido inmediato de algunos dirigentes nacionales a Santos de retomar los bombardeos contra la guerrilla, como efectivamente lo hizo. No se tuvieron encuenta otras formas para responder al impasse sino la retaliación. Lo que confirma que casi siempre la única forma que tenemos de responder ante los ataques, de cualquier tipo, es la venganza. La que, a fin de cuentas, es la principal causa de nuestro conflicto.
Es importante leer columnas de opinion que se salgan del enfoque de los guerreristas de escritorio y los bajos institintos comola retaliación; si bien es cierto nada explica la muerte de 11 soldados y el error de las farc, es valido asegurarnos que no se trata de que le pusieron el cascabel al gato, y por monstruoso que parezca el único indicio es la coincidencia del destape de detenciones en ejercito por tema pensiones y armas, pero una realidad oculta es quien es realmente el responsable miliatrmente por entregarle al gato el cascabel (militares en descanso en un entorno no asegurado) .
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