Tener individuos sanos (física y emocionalmente), bien educados y con oportunidades es un fin en sí mismo que no requiere justificación económica ulterior. Pero esta aspiración es, al mismo tiempo, una condición para que cualquier país pueda tener actividades económicas exitosas y para que sus instituciones puedan funcionar adecuadamente. Recíprocamente, el crecimiento, la estabilidad macroeconómica y unas finanzas públicas sólidas son condiciones indispensables para permitir el suministro de servicios sociales de calidad. El desarrollo económico y el desarrollo social suelen ir de la mano, siendo ambos deseables en sí mismos, y ambos condiciones el uno del otro.
Entendida esta interdependencia, en esta ocasión nos enfocaremos en el aspecto económico del desarrollo, para lo cual, vale la pena preguntarnos: ¿Por qué unas economías crecen más rápido que otras? ¿De qué depende el crecimiento económico? ¿Fallas de gobierno ó fallas de mercado?
Para intentar responder estas preguntas aquí encontrarán cinco cosas que debemos tener en mente para comprender y analizar la realidad macroeconómica latinoamericana:
1. No sólo de PIB vive el hombre.
Hablar de América Latina y el Caribe únicamente en términos macroeconómicos resultaría limitado para entender la complejidad del desarrollo ya que éste no ocurre una sola dimensión: los aspectos económicos, sociales e institucionales del desarrollo están estrechamente vinculados.
El concepto de producto interno bruto (PIB) sirve como medida del valor de la producción de bienes y servicios en una economía pero resulta un indicador imperfecto del nivel de bienestar de la población de un país (más sobre este punto aquí). Para tener una idea más clara sobre el nivel de bienestar de una población tendríamos que tomar en cuenta variables que nos indiquen sobre la calidad de vida de las personas como por ejemplo educación, tiempo de esparcimiento e incluso calidad del aire, sólo por mencionar algunos de los elementos que contribuyen a la satisfacción humana.
2. La culpa de todo ya no la tiene “Yoko Ono.”
El crecimiento económico es el resultado de que aumenten los recursos productivos de la economía –capital físico y capital humano- y de que dichos recursos se utilicen en forma más productiva. Entonces, ¿la culpa de un crecimiento moderado la tienen deficientes políticas productivas? No necesariamente, la inversión privada, la inversión pública y la productividad son tres fuentes de crecimiento de la producción agregada que interactúan entre sí.
El crecimiento de la productividad es una tarea compleja en la que se requiere: identificar políticas adecuadas; conseguir los recursos para poner en práctica esas políticas; lidiar con quienes prefieren el statu quo y mantener esfuerzos sostenidos en ámbitos complementarios hasta que se obtengan resultados.
3. La volatilidad y la incertidumbre.
América Latina y el Caribe es una región que ha mostrado en el pasado una alta propensión a crisis macroeconómicas. Estas crisis usualmente se transforman en crisis políticas y sociales, con un enorme costo para los países que las sufren, y en particular, para los sectores sociales más vulnerables. La alta propensión a crisis está usualmente ligada a la volatilidad macroeconómica.
La volatilidad implica ciclos, es decir, que en algunos años la economía crece mucho, en otros crece poco, y en otros cae mucho. La volatilidad aumenta la incertidumbre; y cuando hay incertidumbre se complica el proceso de toma de decisiones de todos los agentes económicos. Las personas en general, no pueden planificar fácilmente para el futuro: se dificulta la decisión de ahorro, el acceso al crédito, la inversión en capital humano.
Hoy la región ha aprendido del pasado y se encuentra en mejor posición relativa, ya que muchos países han logrado mitigar la volatilidad mejorando sus marcos de políticas macroeconómicas y reduciendo la probabilidad de crisis macroeconómicas de origen interno.
4. Los recursos naturales no tienen ninguna “maldición.”
Pocas regiones en el mundo tienen la riqueza y diversidad natural con la que cuenta América Latina y pareciera que los recursos naturales han sido una maldición de “confort”. Pero ni la teoría ni la experiencia internacional implican que tenga que ser así. Lo que parece ser una maldición es la concentración de las exportaciones en unos pocos productos primarios.
El reto de muchos países latinoamericanos es diversificar sus sectores productivos y sus exportaciones en forma eficiente. La clave de esta diversificación radica en construir ventajas comparativas alrededor de los sectores primarios, no en darles la espalda. Es crucial establecer las instituciones de uso y explotación que permitan el desarrollo de dichos sectores, teniendo en cuenta consideraciones ambientales.
5. La Realidad Macroeconómica Latinoamericana.
América Latina y el Caribe representan alrededor del 8.5% del producto interno bruto (PIB) mundial y un porcentaje similar de la población del planeta. En las últimas tres décadas la región ha logrado reducir la pobreza, ha sido capaz de elevar el ingreso de sus ciudadanos e incrementar la clase media. No obstante, no ha alcanzado cerrar la brecha de bienestar que le separa de los países más desarrollados y hemos de reconocer que, en términos de distribución de la riqueza, nuestra región tiene aún mucho por hacer
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