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La canasta familiar de los Aguirre Bernal
 
Un sábado de julio, después de recorrer con su esposa y sus dos hijos el Centro Comercial Unicentro, Edilberto Aguirre se convenció de que era necesario hacer nuevos ajustes en la economía del hogar.
Al regresar a su casa, en el barrio Bolivia, un sector de estrato tres del noroccidente de Bogotá, Edilberto sacó sus zapatos del clóset. Eran estilo italiano, de una reconocida marca y con año y medio de uso.
“¿Usted qué opina de estos zapatos?”, le preguntó a su esposa en tono trascendental.
“Yo los veo buenos… ¿por qué?”, respondió Ana María Bernal, empleada del Distrito desde hace 17 años.
“Iba a comprar otro par, pero mejor mandó a remontar este”, dijo el hombre, sin abandonar el tono serio.
“Pues ensaye a ver cómo se siente”, concluyó la mujer.
Al día siguiente, por primera vez en sus 25 años de vida laboral, Ediberto llegó resignado a la zapatería del barrio. Le cobraron 70 mil pesos. Los nuevos costaban más de 320 mil.
Con ese dinero habría podido comprar tres pares en algún almacén del centro, pero por su oficio –visitador médico de una empresa multinacional–, Edilberto Aguirre siempre usó zapatos de esa marca.
El de los zapatos fue el más reciente de una serie de ajustes en la economía de los Aguirre Bernal, una típica familia de clase media, como la mayoría de los colombianos.
Para una buena porción del país, la situación de esta familia puede resultar envidiable: tienen una casa, hipotecada pero con las cuotas al día; dos carros, uno de ellos pignorado a nombre de la empresa; están al día en las pensiones de sus hijos y hasta hace dos años pasaban vacaciones, cada año,  en Santa Marta y San Andrés.
Pero desde esa época, justamente, los Aguirre Bernal comenzaron a notar que los 600 mil pesos mensuales que gastaban en mercado no alcanzaban para comprar lo mismo.
Uno de los primeros indicios que Ana María recuerda ocurrió con el Soflán. “Me tocó decirle a la señora que nos ayudaba todos los días con los oficios de la casa que le echara únicamente a la ropa más delicadita, porque no me alcanzó para comprar el frasco grande”. Después le dijo a la señora que fuera solo dos veces a la semana.
También comenzó a cambiar las esponjillas y otros productos de aseo por una marca menos conocida… “me ahorraba 300 ó 400 pesos en cada producto”. Ahora, cuando tiene tiempo, compra las frutas en la plaza. Allí regatea y consigue ‘ñapas’.
“Ya no compro toallas de papel para la cocina. Dejo escurrir bien mi locita y la guardo”, dice.
A sus hijos, Sergio Nicolás, de 16 años, y Julián Mateo, de 12, les tocó ajustarse a las políticas de la casa: Ya no les dan dinero para las ‘onces’ y, en cambio, “tienen que desayunar bien ‘trancadito’ para que les alcance hasta el almuerzo”. Además, suprimieron las ‘galguerías’ y “todos esos paqueticos que anuncian por televisión”.
“Los muchachos crecieron y comen como adultos; entonces, toca comprar más carne, pollo, pescado…”, dice Ana María.
Para el hijo mayor, que es futbolista, les tocó incluir talco con sales minerales, loción y protector labial, de los cuales gasta tres al mes. Ya no lo acompañan a los partidos, porque la salida terminaba en almuerzo campestre.
El mayor, además, empezó a tener vida social. “Toca darle para la salida con los amigos, con la amiga.., el año pasado casi todas la amigas cumplieron 15 años y vea: 60 mil del alquiler del vestido y por lo menos 50 mil para la lluvia de sobres… y este año ya van tres fiestas de quince años”.
“De mis cosméticos ni me hable… desde diciembre no he sacado nada y le estoy pagando cada mes a la señora que me los llevaba a la oficina. Con decirle que antes me hacía las uñas semanalmente y ahora voy una vez al mes a que me quiten los cueritos mientras me vuelvo a cuadrar de un negocio que no me funcionó… tampoco he vuelto a los masajes para el estrés”, dice Ana María.
Casi tres horas después de hablar sobre gastos y ajustes en los gastos familiares, Ana María Bernal y Edilberto Aguirre llegan a la conclusión de que el recorte más drástico ha sido en la recreación.
“Los sábados o domingos íbamos a almorzar a Chía, Tenjo y con postrecito… se iban unos 150 mil… ahora preparo una lasaña en la casa y hago gelatina de postre y sale por 50 mil”, dice Ana María.
Edilberto Aguirre también tiene medido el incremento de la gasolina. “El año pasado tanqueaba cada semana con 57 mil y ahora me cuesta 75 mil. Yo pagaba treinta mil pesos mensuales en parqueaderos y, con la norma de los 15 minutos, pago unos 150 mil”.
Como la ropa ha subido de precio, optaron por un sistema: “Con la prima les compramos tres mudas completas en diciembre, y cada seis meses, ropa interior. Tenis cada año. Un día nos fuimos para los ‘outlets’ de La Floresta y valió la pena”.
Para lo que no les alcanzó esta vez fue para comprarles los regalos de Navidad a los familiares. “Ahora solo les compramos a los más chiquitos”
Desde hace dos años, el presupuesto familiar también incluye la ortodoncia de los dos muchachos. En cada cita mensual pagan unos 70 mil pesos.
Debido a los nuevos gastos y a los incrementos en los otros, los Aguirre Bernal no viajaron a la costa en diciembre pasado, se acabó la salida trimestral a Girardot o Villeta y restringieron la ida  a cine: “Para ir todos necesitamos como 70 mil pesos. Un perro no más cuesta como seis mil pesos… mejor pongo otros seis mil, compramos un pollo y comemos todos”, dice Edilberto Aguirre.
El papá de Ana María también salió damnificado en los ajustes: “Antes visitaba a mi papá y le llevaba cositas. Ahora, lo visito”.
Edilberto, por su parte, ya se resignó a caminar con los zapatos remontados. Piensa que le pueden durar otro año y medio. También comenzó a racionar sus lociones: “Antes me aplicaba todos los días y ahora solo me echo cuando voy a visitar ciertas oficinas”.
En algún momento, mientras hacía cuentas, Ana María lanzó una pregunta al aire: ¿Y cómo hará la gente que apenas gana el mínimo?
 
 
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PERFIL
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La gente es la principal motivación en mi oficio de contador de historias. Sobre todo la gente que ríe y llora con cada latido de este país. Los he hallado en caseríos fantasmales, arrinconados por la violencia; enrumbados en jolgorios indescriptibles; los he visto perseguir cada peso, de día o de noche, o celebrar con cerveza por la nueva hilera de ladrillos que pegaron en la casa que levantan durante años con sus manos... he intentado escribir para la memoria durante 24 años de periodismo, 18 de ellos en EL TIEMPO. Nací en una vereda de Popayán, soy de ancestros nasa o paeces. Tengo algunos reconocimientos por mi labor periodística, entre ellos cuatro premios nacionales de periodismo, el Premio Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, 2007 y el Premio Rey de España en Periodismo Digital-2007. He publicado tres libros de historias urbanas. Pueden escribir a: josenavia@hotmail.es

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11 Comentarios
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  1. A la gente le hace falta es un curso de buen pobre, dejar de aparentar lo q no tiene, en el momento de gastar piense cuanto le costo ganárselo: realmente justifica la compra o si x el contrario es compulsiva o por imitación? Recuerde las multinacionales quieren su dinero, no su comodidad ni su salud. No caiga en el consumismo. Donde mejor se vive, se come fresco y natural (costeé una hamburguesa Mac VS el ajiaco casero para todos y con repetición), se descansa es en casa no importa q sea estrato 1 la casa la hace la familia, para pasear pruebe de mochilero (son las mejores vacaciones q he hecho), las mejores fiestas son las informales con los verdaderos amigos y la familia, la lluvia sobres es lo mas lobo que hay, mejor una lista de regalos (no incluir casa carro y beca). Se puede ser sencillo sin ser ordinario. Recomiendo Documental SURPLUS
    http://video.google.com/videosearch?q=surplus&ie=UTF-8&oe=utf-8&rls=org.mozilla:it:official&client=firefox-a&um=1&sa=N&tab=wv#

    ——–

  2. Se acuerdan de la poesia que decia “erase un pobre viejesita sin nadita que comer… bueno si esta familia ahora paso al estrato dos, pues la cosa entonces en pais marcha a las mil maravillas, porque si en el dos se hace meracdo de 600 mil, se calza zapato italiano, se como lasagna y pollo, dos carros, casa y se le hace ortodoncia a los hijos… bueno dejeme decirle que el estrato 1 y 2 en el pais se supone es la clase baja… o sea lo que vamos es bien….

  3. Todo esto se resume en una sola cosa sin importar el estrato al que se pertenezca: El salario es un bien escaso. No importa cuánto se gane uno de sueldo, siempre se gastará lo que se gana y un poco (¿mucho?) más. Esto ocurre con cualquier cantidad de ingreso que la gente tenga.

  4. derechoshumanos

    Y pensar que en Estados Unidos y Europa vivimos sin ninguno de esos lujos….. Hay mas cantidad de dinero pero el nivel de gastos no permite los paseos con comidita rica… y menos todos los fines de semana… Casi todo lo que consumimos viene de China, no de Italia….Perfumarnos en caso de fiesta…. y como se llama eso que le echan a la ropa los colombianos? …. Colombia… Colombia… Nadie sabe lo que tiene…

  5. Créanlo ó nó, algunos fenómenos estatales influyen en el lento pero firme deteriodo presupuestal, de las diferentes familias en los diferentes estratos, a saber: El ministerio de defensa tiene un presupuesto de 90.2 BILLONES, si este gobierno lograra terminar con el conflicto, dicho ministerio se administra con 30 billones; La rama juridiccional dado el despelote administrativo, consume millones con aplicabilidad inoficiosa, pero es tal su poder que ningún gobierno la toca con resultados de cambio; Bogotá se traga más de 16 Billones de presupuesto y sólo es mostrable lo ocurrido en la administración Peñalosa; La policía nacional le cuesta al pueblo miles de millones y su infraestructura y personal de uniformados siempre ha sido mediocre e inoperante; Los presidentes anteriores a Uribe fortalecieron por desidia estos despilfarros, si se termina la botadera de millones, tendremos acceso a una subsistencia decorosa con el ahorro de nuestros impuestos.

  6. Sigan votando por Uribe que asi van bien, o metanse de paracos que asi tendran dinero suficiente y seran invitados a la casa de “Nari”…Un pueblo solo coge conciencia comiendo mucha de la que sabemos, y creo que vamos por buen camino.

  7. Sin ser aguafiestas, pero las familias derrochan en cosas inútiles y que no son verdaderamente necesarias. Hay familias con mejores ingresos pero que son más parcas y organizadas y que evitan gastar en cuanta novedad sacan los fabricantes de detergentes o de ropa. Es cuestión de autodisciplina.

  8. El estrato cuatro ya no existe, y la gente de estrato tres ha quedado condenada a bajar al dos, la tranquilidad parece estar más cerca de los extremos, el resto son apariencias, costosas, vanas, y llenas de preocupaciones.

  9. Muy bueno su articulo, deja un sinsabor y mucha tristeza, es posible que lo relacionen con la situacion mundial y bla bla bla , pero no, hay verdadero dolor, en esta situacion estamos inmersos todos los colombianos, de que me vale que me digan que colombia es un pais rico, si la riqueza no llega a todos, aqui pagamos mas por menos si lo comparas con estados unidos, hasta donde nos van a llevar, limites insoportables que haran estallar al pueblo de verdad, porque seremos todos a los que nos tocara parar esta tragedia por la incapacidad del sistema gobernante.

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