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Desde muy niña siempre he sentido una fascinación por la televisión y debo decir que tengo gratos recuerdos de diversos programas de mi infancia. Ya en la adolescencia, mi perspectiva televisiva se vio notablemente invadida por telenovelas. Historias de amor, odio, intriga, pasión, infidelidad, amistad, entre muchas otras variables pero que siempre resultan en los mismos clichés que ya muchos deben saberse de memoria. Es por eso que antes de cumplir los 14 años renuncié para siempre a ver telenovelas y sin saberlo, renuncié también a la “franja prime” de la televisión colombiana.
Ahora, mi verdadera preocupación no es que existan las telenovelas. El problema radica en que dentro de la franja AAA colombiana, aquellas que ven quienes llegan en la noche a su casa luego de trabajar o estudiar, prácticamente lo único que existe son telenovelas, muchas con un estilo humorístico que desde Betty la Fea se ha convertido en la marca personal de las productoras nacionales.
¿Es eso todo lo que piensan los programadores que queremos ver los colombianos? Porque tengo la sensación que seguramente no soy la única que se siente de este modo. Al respecto quisiera citar lo siguiente: “Sin embargo hoy ha sucedido algo que sí puede indicar el mal momento por el que pasa la industria nacional de las telenovelas y/o la fatiga que presenta el televidente colombiano a la basura que le alimentan los dos canales privados minuto a minuto. En las últimas mediciones de Ibope se registró un hecho al parecer sin precedentes: ningún programa de la televisión colombiana alcanzó los 30 puntos. Eso, a simple vista, demuestra que la gente necesariamente está cambiando el canal para ver los canales extranjeros pues es poco probable que la gente esté viendo menos televisión. Y no, en Colombia la gente no está viendo menos televisión. Está viendo menos televisión colombiana” ( Tomado de: http://www.lafiscalia.com/2008/03/04/sintonia-television-colombiana-disminuye/)
Si lo que se piensa es en la televisión como un negocio, seguirá destinada a convertirse en una simple caja registradora, una gallina de los huevos de oro, que nada aporta para las personas que desean informarse. No es que esté buscando una verdad filosófica llena de profundidad y existencialismo dentro de la franja triple AAA, pero ¿Por qué no explorar otras alternativas?
Creo firmemente en el talento audiovisual colombiano. Tuve la oportunidad de estudiar y
conocer a muchas personas que desde sus inicios como estudiantes,
tenían ideas válidas e impresionantes con nuevos conceptos que probablemente, personas como usted o yo quisieran ver realizados.
Seguramente usted o cualquier otra persona podría tener mejores ideas sobre lo que le gustaría ver. Alberto Hernández del Politécnico Gran Colombiano escribió una apreciación que me parece válida resaltar: “Cuando me hablo de la formación que se debe dar al televidente quiero decir, que, los programas que hoy en día vemos transmitir no dejan mensaje alguno, ni da esas ansias de realizar una crítica constructiva de este, es tan absurdo lo que se ve en la televisión, que casi no hay necesidad de pensar un poco más allá de lo que estamos viendo, ya que, nos están dando todo tan masticado y desmenuzado que ninguna persona hace ese esfuerzo de ir más lejos de lo que realmente se podría ver”. (Tomado de: http://www.usergioarboleda.edu.co/altus/television_colombiana.htm)
Ahora la televisión colombiana no está sola en este asunto. Los canales extranjeros no se salvan de la avalancha de realities sin sentido o de telenovelas con las mismas temáticas una y otra vez. Es quizá por eso que he abandonado y desechado a la televisión y me he dedicado más a buscar cosas interesantes (audiovisualmente hablando) que me sirvan para construir una visión crítica del mundo.
Espero que esta humilde opinión sea recibida con las mejores intenciones: presentar una posición de una televidente indignada que desea un día llegar a su casa y encender esta caja mágica para ver programas constructivos hechos por y para colombianos.
Angela Bohórquez
Directora de contenidos del Portal Web
Corporación Colombia Digital
angelabohorquez@colombiadigital.net
www.colombiadigital.net
de acuerdo, estamos ahogados de telenovelas que ahora son disfrasadas bajo el nombre de series y lo peor es que quien sabe que mañas le enseñan a los jovenes ya que lo que esta de moda son los narcos, las cirujias y el dinero fácil
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quiero recomendarles quye vean las novelas por internet no hay ni un comercial mas bueno y la novela se acaba rapidito ademas si quieren veanlas una sola vez a la semana y ahi se enteran de todo lo que pasa porque otro problema grave es que no avanazan las novelas se vuelvan bobaliconas no saben que sacar para alargarlas pero ellos no tiene ni idea que el publico es el que manda y e stoy segura que por lo menos con la novelita vecinos el rating ha bajado terriblemente porque se volvio sosa ahora que me dicen de oye bonita que bobada de novela que actores tan malos que poca creatividad para hacer novelas con semejante tema donde se pueden explorar muchas cosas reales de la vida del cantante. AHORA QUE NOS ESPERARA CON EL CAPO DE RCN ?
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La television esta en su ciclo final,el internet cambiara la television radicalmente y podemos ver lo que nos gusta a la hora que sea de nuestro agrado.
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Totalmente de acuerdo. No solo la saturación en que nos mantienen con las telenovelas, el cambio de horario a medida que estas van llegando a su final. Es por esto ultimo que como la autora desistí de “encarretarme” con una nueva telenovela y desde hace más de un año no sigo ninguna. Es el colmo, que uno comenzara a verse una telenovela a las 8pm y terminara trasnochando hasta las 11pm para poder verse el final, porque a medida que esta iba finalzando metian nuevas y corrian el horario. Esa es otra cuestión, en los canales privados uno solamente cuenta con la certeza que los noticieros comienzan a una hora en punto, de resto uno no se puede planificar porque no existe horario para los demás programas. ¿Y qué tal de el espacio para propagandas? Cuando el programa transmitido tiene rating, nos tenemos que aguantar hasta 15 minutos de propagandas, cuando no recortan o editan el contenido para darle cabida a los comerciales.
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