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De todas las muchas cosas que he perdido en la vida, aquella a la que más extraño es una vieja cinta magnetofónica con etiqueta y revestimiento blancos, recibida de manos de mi tío, a mis cuatro años. Un cassette para grabar. Eso fue en 1980.

No creo que nadie distinto a mí lo tenga presente, y dudo que a alguien más pueda resultarle interesante, pero por muchos años ese simple artefacto constituyó mi más preciada posesión.

La caja plástica rectangular en donde mis primeros grandes afectos estuvieron almacenados. Tenía un logo muy típico de aquel tiempo, con la marca ‘Compact Cassette’ y algunos gráficos futuristas muy propios de su tiempo.

Comencé a interesarme en serio por la existencia de algo llamado artes musicales debido a dos eventos importantes. Uno fue mi asistencia a una función de la película ‘Flash Gordon’ en el teatro Royal Plaza, en cuya escena principal aparecía Sam J. Jones, su protagonista, sobrevolando el cosmos en una especie de motocicleta aérea mientras se oía la canción de Queen compuesta para tales efectos, y salvando la Tierra.

La otra fue un sencillo al que oí sonar por Radio Fantasía (de Álvaro Monroy Guzmán) con el patrocinio de Disco Club (todas las ondas en música), titulado ‘Whip it’ e interpretado por Devo. Ambos sucesos están -sin duda- en la lista de sucesos relevantes de infancia.

Aún en el FM bogotano no había más que dos posibles opciones, a saber, la acartonada Radiodifusora Nacional de Colombia (a donde el destino me llevaría 20 años después) y la entonces estilizada Caracol Stereo. Por tanto la Amplitud Modulada seguía moldeando las predilecciones musicales de quienes oíamos radio.

Un día -gracias a ello y sin que nadie me lo enseñara- me di a la tarea autodidactica de aprender a maniobrar la grabadora Silver con vúmetros y agujas del tío. Supe que Radio Fantasía estaba en los 1550 del AM, y me convencí de que nadie en el planeta tenía mejor voz que el señor Monroy Guzmán, cuyo rostro no alcanzaba a imaginarme.

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Todas las ondas en música

A través de Fantasía fui oyente y testigo de los milagros de la radiodifusión y de la perpetuación del sonido a través de los soportes grabados. De la mágica posibilidad de dejar registro de lo ocurrido una vez ello ya no fuera más. Sólo hacía falta oprimir la tecla adecuada.

Desde entonces -a mi regreso del Jardín Infantil Federico Froebel, y tras ver el capítulo diario de Plaza Sésamo- dediqué mis tardes de largo ocio a ubicarme frente al mencionado dispositivo para esperar a que emitieran las canciones de las que gustaba.

Oía ‘Pilot of the airwaves’, ‘I can’t tell you why’, ‘Keep on loving you’, ‘Don’t stand so close to me’, ‘Games without frontiers’, o el tema de ‘Los Dukes de Hazzard’, y algunos otros clásicos cuyos nombres podría recitar sin mucho trabajo. Y me aprestaba a oprimir el botón de pausa, siempre en atenta espera, para volverlo a accionar, con el propósito de registrar los éxitos del momento.

Fue tal mi pasión que mi tío (13 años mayor que yo) terminó por regalarme uno de sus preciados cassettes, para que en mi afán infantil pudiera hacerme a las melodías de mi gusto.

Así las cosas comencé a destinar mis sábados, no a oír Canticuentos, sino a menesteres un tanto más impropios para mi edad. A la juiciosa grabación de ‘Las 100 fantásticas’. A la atenta espera, para llevar precisos registros de los listados de aquel lejano entonces. A imaginarme cómo demonios era ‘El patico discotequero’. Y a rogar porque el señor Monroy Guzmán no activara el pisador ese de ‘Fantasía’, en medio del punto más orgásmico de la canción.

No obstante, y puesto que no siempre alcanzaba a desactivar la mencionada pausa a tiempo, en muchas ocasiones alcanzaron a colárseme cuñas, cápsulas, empates y material de autopromoción, a los que con el tiempo comencé a apreciar tanto como a la música misma.

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Mi primer cassette

El primer cassette prensado que compré fue de Devo, precisamente, y llevaba por título ‘New tradicionalists’. Me decepcioné al oírlo porque ‘Whip it’ no estaba por ahí, aunque ‘Working in a coal mine’ y ‘Through being cool’ comenzaron a rivalizar con la primera por mi favoritismo. Fue un regalo de mi mamá, adquirido en el almacén Discos Bambuco de Unicentro. Al dependiente, sin duda, debió resultarle inusual mi petición.

Ya en mis días de colegio (justo dos años después) tomé la costumbre de llevar ese mismo cassette (el que me había regalado mi tío, siendo aún un párvulo, con el audio de Radio Fantasía) para fanfarronear.

Creo que alguna vez, sin notarlo, lo dejé caer de mi maleta. Y así fue cómo mi más incunable recuerdo terminó por desembocar en ese lugar a donde se van esas cosas que no conocen el camino de vuelta. Todavía hoy me culpo por haberlo extraviado.

De consuelo me regalaron la primera edición en LP del ‘Llena tu cabeza de rock’ prensada en Colombia por la CBS, en 1982, en donde estaban ‘Working for the weekend’, de Loverboy, y ‘You drive me crazy’, de Shakin’ Stevens, mis dos cortes favoritos del álbum.

Y aunque comencé desde entonces a coleccionar discos de larga duración, durante la mayor parte de mi infancia y mi juventud mis más grandes fetiches siguieron siendo los cassettes.

Cassettes grabados de radio, en donde los compases iniciales de las canciones solían estar cortados por mi escasa capacidad de reacción a los estímulos auditivos o por la antesala protocolaria del DJ. O con canciones extraídas de discos prestados, después de muchos ruegos elevados ante el cosmopolita compañero de colegio que iba a Inglaterra o a Estados Unidos y llegaba con algún compilado de ‘chart busters’ para suscitar toda nuestra envidia.

En 1984, gracias a la generosidad de mis y abuelos maternos, quienes viajaron al Cono Sur en algún momento del año, fui bendecido con una especie de grabadora portátil Sony -muy pequeña y equipada con la posibilidad de registrar el sonido ambiente- así como también lo que proviniera de la radio incorporada de la que disponía.

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El fetiche

Ya desde antes yo grababa todo cuanto podía. Mi voz improvisando canciones, en un inglés que no eran más que sonidos onomatopéyicos balbuceantes y sin significado. O salía con una grabadora de reportero a las calles para aturdir a algún transeúnte con mis preguntas.

O llevaba registros de los programas de Hernán Orjuela, o de Leslie Abadi en HJJZ. De la identificación horaria del ‘Time on my hand’ de Fantasía. De la versión traducida simultáneamente de ‘We are the world’ de Radio Tequendama. De los entonces ’30 Superéxitos de 88.9′, presentados por Carlos Alberto Cadavid.

Del insomne y solemne “Escucha: hay magia en el aire”, también en su voz, que con ‘Total eclipse of the heart’ identificaba la ‘canción de medianoche’ de 88.9. De la transmisión de ‘Los 10 mejores de la música’ en simultánea por esta frecuencia. Del ‘sonido láser: el sonido del futuro, de Stereo 1-95 FM’ en los 94.9. Del ‘American Top 40’, de Casey Cassem.

Y más adelante del ‘Top 40 Radioactiva’. De los ‘Surcos del pop’, de Caracol Stereo. De ‘Vía 103.9’, transmitido todos los domingos en directo desde la ciclovía. De Willi Vergara y su ‘Roots, rock reggae’, y de Troller y su ‘Último tren a Londres’. De Radio Tequendama y su ‘Six Ten AM de la Capital”.

También de algunos otros espacios aún menos cercanos a mis intereses de generación, tales como el ‘Ayer moderno’ de Radio Reloj, presentado por Juanito Monroy, los ya agonizantes capítulos de ‘La ley contra el hampa’, los consejos para el corazón de doña Hilda Strauss, o los clásicos de la guasca en presentación del legendario y ya fallecido Ciego de Oro. Me entusiasmaba la idea de no dormir para grabar cosas del radio. 

Mi infancia y mi adolescencia, hasta bien entrados los 90 del siglo XX, fueron una constante compilación de cassettes en los que quedaron consignadas algunas de las cosas que más quiero. En donde hice mis propias compilaciones caprichosas de mis bandas favoritas, siempre apoyado en el equipo estereofónico y en el tornamesa Sansui de la casa.

Hubo tantos cassettes a los que amé.

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Alta infidelidad

Los recuerdo de muchos colores y características. Desde los Sony de color verde, lanzados al terminar los 70, hasta los Pioneer negros de principios de los 80.

Desde los Maxwell verdes del comienzo de dicha década hasta los Sony azules del final. Desde los Normarh hasta los Sankey baratos. Desde los Pioneer transparentes del mediados de los 90 hasta los más costosos y exóticos -los metálicos y los de óxido de cromo (lujos que en ocasiones nos permitíamos)-. Los C-60. Los C.90. Los C-120 (cifras estas correspondientes a la duración de cada uno y proporcionales al grosor de la cinta).

O los Maxvall, profano remedo de los Maxwell, hechos en Pereira. Todos los ‘decks’ (así se llamaban) tenían tres modos: “Normal, High y Metal. Y los más sofisticados contaban con la cuarta opción de Cro2. Algunos los resumían como Type I, Type II, y Type III. Y con otra buena cantidad de referencias que hoy parecen un código cifrado de terrorista aéreo.

¡Y sonaban tan bien! La mayoría venía provista de unos autoadhesivos para etiquetarlos, y de una cartulina para numerar la lista de canciones contenidas.

La costumbre de entonces consistía en de acudir a la generosidad de alguna compañera de colegio con buena letra, para que nos ayudara a marcarlos, aunque ello implicaba el tener que deletrearle los títulos de las canciones en inglés, para que no fuera a equivocarse. Escribir una palabra en forma incorrecta no estaba admitido por los códigos de ética de los melómanos. Los más creativos solíamos hacer nuestras propias obras pictográficas de vanguardia, con ‘flumasters’, sobre su superficie, y atemorizantes representaciones personales del muro de Pink Floyd, de la lengua de los Stones o del rayo que separaba a las siglas AC/DC.

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Y llegó el 88

Dos de los años de mi vida a los que recuerdo con más nostalgia fueron 1988 y 1989. Por ese entonces quise ser mayor, tan solo para hacerme ‘disc jockey’ y tramitar mi licencia de locución. Pero sólo tenía 12.

Oír a Jorge Marín, a Alejandro Villalobos, a Tito López, a Andrés Nieto, a Willi Vergara, a Daniel Casas o a Andrés Durán (estos tres últimos, los más grandes), me hacía pensar que no había sobre la tierra profesión más entretenida y digna que la de compartir mi música con el resto de la humanidad.

De entonces debo tener unas 10 ó 15 grabaciones de mí mismo tratando de sonar como ellos. Empatando una canción de Bananarama con otra de The Who. Haciendo mi propio ‘Zoológico de la Mañana’ o contando mi propia historia musicalizada de los Beatles, con entrevistas tomadas del audio del documental televisivo ‘The Compleat Beatles’.

Esa era mi esperanza profesional. Trabajar en ‘LP Loca Pasión’ o en ‘FM Stereo’, con Enrique París, Tulio Zuluaga, y Luz Elena Villegas. Cubrir los conciertos de Miguel Mateos y Prisioneros. Representar a don Fulgencio y a Carlota. Ir a los Grammy. Ser, como Fernando Pava, el jefe y el único miembro activo de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación. Ser el rey de la fiesta en ‘Disco Nice’, con Tulio Zuluaga, Chucho Benavides Show y su High Energy.

No sé si hoy el mundo me importa menos o si olvidé cómo sorprenderme, pero dudo que la radio bogotana vuelva a vivir semejante momento. Y no creo que Pacho Cardona, Juanita Kremer o Montoya tengan el talante de quienes les precedieron hace 20 años.

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Un ‘walkman’ por cerebro

Tener un ‘walkman’ y contar con un arsenal de cassettes bien grabados fue en los 80 y en los tempranos 90 del siglo XX un emblema de grandeza. ¡Cómo olvidar aquellos días en los que celosos resguardábamos nuestras cintas de la posibilidad de que alguien se atraviera a copiarlas mediante algún artefacto con doble cassettera de última tecnología!

Mi creciente interés por los Beatles (de los que me hice fanático en 1984, a mis ocho) y a quienes debo mucho de lo que soy, me fue llevando, de manera gradual a rechazar las corrientes mayoritarias del momento.

Conocer al maestro Luis Villa Hinojosa -quien pese a tener 23 me hizo su amigo- me condujo por senderos progresivos ajenos a aquellos a los que los de mi edad me convocaban. Me encontré con Genesis, con Gentle Giant y con Jethro Tull. Alan Parsons, a quien conocí por el ‘Eye in the sky’ de 1982, era mi segundo favorito. Y así, a medida que mi posición se iba radicalizando, mis cassettes tomaron un cariz más oscuro, inspirado en lo que yo imaginaba que estaba sonando en los bares a los que aún no podía entrar.

Me hice cliente de los vendedores de cintas de la calle 19. Y me convertí en comprador habitual de discos importados, de álbumes de segunda y de grabaciones piratas, marcadas con regleta y vendidas en San Andresito o en las casetas del Centro, por lo general decoradas por la silueta de una guitarra. Títulos correspondientes a artistas que no sonaban en radio. Y que me hacían sentir exótico e inteligente. Serú Girán. León Gieco. The Animals. Iván y Lucía. Ultravox.

Era de quienes se negaban a prestar sus cintas de Siouxsie and the Banshees, de Jesus & Mary Chain, de The Cure, de Sex Pistols o de The Smiths, porque ello habría de ‘caspearlas’ (fea expresión a la que no acudiría si no fuera tan diciente, ilustrativa y dotada de fuerza histórica). Ingenuo, me creía parte de una excepcional élite ‘underground’ del buen gusto musical. Pero no me arrepiento.

¿Quién no recuerda las cintas mal grabadas de rock argentino, cuyo sonido opaco hacía más difícil el sentir amor alguno por estos sonidos un tanto exóticos ¿O lo aborrecible que podía parecernos oír a Air Supply por su extrema blandeza o a Silvio Rodríguez, por su extrema mamertada?

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El rito de la cinta

Qué buenos eran los cassettes. Qué bueno era ese contacto fetichista con la música análoga. Sufrir al término de la cinta (a los 28 minutos) para que cupiera esa última canción y contar los surcos del disco o los segundos, esperando que ello fuera posible. Sumirse en el ritual maravilloso de desenredarla, ayudándonos con un lápiz.

Proteger el material contra borrado, removiendo las pestañas plásticas ubicadas a ambos lados de su esquina superior. Encontrar grabadoras en las que los cassettes debían introducirse al revés. Comprar un ‘walkman’ autoreversible o un Sony Sports y alardear de su revestimiento a prueba de agua.

Desatornillar los cassettes para refaccionarlos, en un desesperado intento por no perder su contenido. Aprender el truco de cortar la cinta arrugada y luego volver a pegarla con cinta adhesiva.

Repararlos, cuando la fina tira metálica recubierta por una plaquita de fieltro se hundía o cuando el fieltro se le despegaba. Enderezar la lámina de cobre que había debajo. Evitar comprar cassettes sin tornillos porque eran irreparables.

Aprender que una de las formas de diferenciar al lado A del B, si éstos no estaban marcados, era fijarse en cuál de los dos tenía los necesarios tornillos al frente.

Quejarnos del mal sonido después de haber regrabado 10 veces, o de grabar a partir de una copia de una copia de otra copia. O incurrir en la tendencia esquizofrénica y automática de adelantar o a atrasar la cinta para volver a oír, en ‘loop análogo’ la canción que más nos gustaba. Limpiar las cabezas con un copito de algodón o con un cassette especial destinado a tal fin. La temida desmagnetización.

Sufrir la angustia de ver tus cintas atascándose en el radio del automóvil, porque extraerlas de ahí era un proceso riesgoso de alta ingeniería cuya realización requería de manos expertas. Quejarse porque dichos pasacintas carecían la opción de Rec (pues al fin de cuentas los vehículos estában hechos para movilizarse y no para grabar música).

Esconder los audífonos de la vista del profesor, porque en algunos colegios el reglamento ordenaba decomisarlos.

Ponerse de uno de los dos lados en medio de las luchas entre los bandos tropicalistas en los paseos de colegio para definir si debía optarse por un cassette de merengue o de hard rock en la ruta al Zoológico de Santa Cruz. Por si debíamos acompañarnos por los New Kids o por The Cure. O por Wilfrido o Quiet Riot. O por Ricardo Arjona o los Stone Temple Pilots. Fueron días de conflictos.

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Autorreversible

Cuando llegó el disco compacto y comenzamos a vernos abrumados por esa suerte de invento del futuro, cuya apariencia se acercaba a nuestra percepción estereotipada de lo que habría de ser el siglo XXI, que aún nos parecía lejano, el cassette comenzó a perder brillo.

Y ello empezó a hacerse evidente cuando, por ejemplo, se inventó esa especie de dispositivo idéntico a un cassette convenciona, con el que el que el reproductor de discos compactos de automóvil podía conectarse por cable al de las cintas.

Al principio, amparado en argumentos ingenuos me negué a considerar como un hecho el que un día el cassette fuera desplazado por el CD. “En los discos no se puede grabar -me consolaba pensando-. En los cassettes sí”. “Los discos compactos son mucho más costosos que los cassettes”. No obstante el mercado y su crecimiento impredecible me silenciaron. Y a mí mismo, abrumado por la nueva generación de discos compactos grabables comenzó a dejar de importarme.

Hoy dudo que la mayoría de quienes lleven menos de 15 a cuestas tengan idea siquiera de cómo demonios se maneja tan anacrónico e impráctico dispositivo llamado cassette. Dudo que sepan que cuenta con dos caras y que algunos reproductores de última generación alcanzaron a disponer de un sistema para reconocer las pausas entre canciones. Eso lo hacía mi deck Sansui de 1982.

Creí, como muchos que el DAT sería su noble sucesor. Pero eso no fue así. Ya para 1997, llevar cassettes grabados era un anacronismo, que más que excentricidad parecía denotar pobreza. A no ser, por supuesto, que aún fueramos aspirantes a músicos llevando sus demos hasta las generosas manos de Héctor Mora, para que él, sin arrogancias, los hiciera sonar en ‘4 Canales’ de 99-1.

Hoy todos defienden al vinilo. Pero pocos recuerdan a su hermano menor y menos afortunado, el cassette de antaño.

El archivo

Aún mis sueños de cassette siguen almacenados en una nevera color naranja de los 60, adaptada para bodega. Aguardando por el día en que decida transubstanciar su espíritu magnético al digital, para que no se queden ahí, muertos, como testimonio de la radio, los sonidos y las canciones viejas que oímos hace 20 ó 35 años.

Los más antiguos y  valiosos se me perdieron. No tengo en mi colección ningún registro de Radio Fantasía, ni de Tequendama, ni de la entrañable HJJZ. Tampoco de mi voz aún infantil. 

Pero aún me aferro al anhelo de que alguien en la tierra los haya guardado. Eso espero. Eso quiero creer.

Para que una vez nos vayamos, el mundo sepa que ellos acompañaron las tardes misántropas de adolescencia de muchos de los que hoy tienen mi edad, o son mayores que yo. Que ellos fueron la banda sonora de esos días, mezcla de incertidumbre y ambiciones aplacadas por la severidad de los días y los años, adormecidos y sobrellevado por nuestros desaparecidos sueños de cassette.

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PERFIL
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Andrés Ospina nace en 1976. Durante 1980 cursa preescolar en las guarderías La Frasadita y Juan Salvador Gaviota. Recibe su grado de kínder en el Jardín Infantil Piloto Federico Froebel. Desde 1982 hace parte del Gimnasio del Norte, entidad de la que cancelan su matricula en 1991. En 1992 ingresa al Gimnasio Los Robles, de donde se titula en 1994, tras repetir Décimo Grado. Trata de aprender Música y Literatura en la Universidad de Los Andes. Durante 1998 y 2000 co-redacta y funda el desaparecido sitio El Utensilio. Desde 2002 ha sido colaborador con revistas como Cambio, Rolling Stone o CARAS; realizador 99.1, hoy Radiónica (emisora en la que trabaja para los espacios 'La Silla Eléctrica' y 'Rockuerdos'), y libretista e investigador para el magazín de televisión Culturama. Entre los proyectos en los que comparte las culpas están www.museovintage.com y www.elblogotazo.com. De momento prepara una novela sobre un psiquiatra forense demente, y la exposición Bogotá Retroactiva.

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    Viaje a Bogotá: 1960

    Me aferro a la creencia -entre fantasiosa y mística- de que son los objetos quienes nos buscan a nosotros, y no nosotros a ellos.

    Al presentársenos sin haberlos convocado, archivos como el que hoy resaltamos parecieran comprobar tan alucinada convicción.

    Ante la escasez de documentos fílmicos ambientados en la Bogotá de mediados del siglo XX, y en color, cualquier hallazgo de dicha índole alcanza sin dificultad la categoría de incunable.

    Para nuestra fortuna estas imágenes se quedaron, convertidas en cientos de cuadros por minuto, en tecnicolor, como una sucesión medio anárquica de planos secuencia, desmintiendo el prejuicio de que los ojos de quienes habitaron esta ciudad en 1960 veían sólo en blanco y negro.

    Una familia de extranjeros -con cuyos herederos no hemos podido establecer contacto- vino de visita a la ciudad para registrar estos 621 segundos ambientados en una Bogotá que poco se parece a la actual.

    Cierto usuario de YouTube --de seguro miembro del grupo familiar de turistas de mitad de siglo-- se dio a la tarea de transferirlo a digital, tal vez desde una película en formato súper 8, y de subirlo a la red.

     



    Lo que se ve -puesto en palabras (siempre imperfectas)- es algo así como esto:

    Un barrio Santa Fe, aún despojado de las hordas de trabajadores sexuales de los tres géneros que han convertido al decadente vecindario en su sede, es el solariego remanso donde unos pequeños se columpian mientras alrededor se engullen rosados y esponjosos algodones de azúcar.

    Luego, la familia en pleno, ataviada con notable cuidado, asciende a Monserrate. A lo lejos se divisa el teleférico.
    Después se dirigen hacia un Salto del Tequendama cuyo aire y aguas aún parecen respirables y abundantes.

    Una tercera estación en el periplo turístico son las minas de sal en Zipaquirá. Los pequeños tratan de arriar a un asno terco por entre algún baldío de lo que podrían ser las inmediaciones de la Autopista Norte o la carretera Guaymaral vía Chía. Los adultos se entretienen escanciando jugos y degustando colaciones vernáculas.

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    El que parece ser el padre, sumido en un tabaquismo al que no aparenta estár interesado en renunciar, satisface su adicción con orgullo (mucho antes de que dicha costumbre se convirtiera en un hábito condenado por la sociedad).

    Luego, en las terrazas aún habilitadas de un muy joven Aeropuerto El Dorado, los visitantes se despiden, y sus gestos, algo sospechosos, nos hacen dudar acerca de si les gustó o no la ciudad, o si sus sonrisas (tal vez forzadas) son producto de las reglas de cortesía para con el anfitrión, de quien se están despidiendo.

    He tratado sin éxito de establecer contacto con el responsable de semejante ofrenda a nuestro muy escaso patrimonio filmográfico.

    Por tanto, ante la ausencia de voces en qué apoyarme, haré de la especulación mi mayor herramienta investigativa acerca de la procedencia de la misteriosa familia.

    "Kohn Kerpel Goodfriend Sernik 1960" es el título del clip.

    "A 1960 trip tgermanio.jpgo Colombia, SA, by the Goodfriends, to visit the Bogota based cousins" es la descripción que le sigue.

    Algunas obviedades pueden deducirse:

    Kohn, Kerpel y Sernik son (evidentemente) apellidos. Aunque Goodfriend pareciera no serlo, una rápida revisión a algunos documentos genealógicos desmiente nuestras dudas.

    Según indica un mapa, la mayor parte de 'Goodfriends' diseminados en el mundo proviene de Estados Unidos, Canadá y Argentina. Por otro lado, no existen documentos que avalen la existencia de alguna familia Goodfriend en Bogotá (ni ahora ni en los 60 del siglo XX). Goodfriend es la variable inglesa de Guot Vriunt, apellido del que tampoco parece haber registros en la ciudad.


    Tampoco disponemos (que se sepa) de indicios de la existencia de una familia Sernik establecida en Colombia. Como una anotación al margen se sabe que Sernik es el nombre de un alimento polaco de evidente semejanza con el popular 'cheesecake'.

    Con respecto a Kohn y a Kerpel sí hay pistas.

    Al observar la guía telefónica de 1958 aparecen varios individuos identificados con dicho apellido... Guillermo Kohn Olaya, Rodolfo Kohn Olaya y Salomón Kohn.

    Hay algunos Kerpel, también, muchos de ellos habitantes de vecindarios cercanos al lugar en donde tienen lugar las tomas de parque... Benjamín y Enrique Kerpel.
     

    En lo relacionado con los orígenes del apellido Kohn esisten dos teorías: Una lo considera judío; la otra, gaélico-irlandés.

    Lo cierto es que un destacado técnico de la fábrica de cerveza Bavaria, de hecho, llevaba por nombre Rudolf Kohn. Nació en Pilsen (Checoslovaquia), y ya adulto se radicó en Bogotá, para trabajar con la naciente firma. Era hijo de Wilhelm J. Kohn y Teresa Arnstein.

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    Tras algunas diferencias con su jefe --don Leo Kopp-- el señor Kohn inició una suerte de disidencia de la firma, lo que le llevaría en 1903 a fundar la casa Germania, productora entre algunas otras de las cerveza del mismo nombre, además de la Pilsener, la Azteca y la Cabrito; y de bebidas a base de malta tipo Maltogen, Biomalta y Malta Sansón.

    Durante años, la empresa de Kohn disputó con Bavaria el liderazgo en el mercado del popular fermento de cebada. Kohn falleció en 1935. En una de aquellas ironías corporativas Bavaria convenció a sus herederos de venderla y absorbió en 1945 a Germania. Triste destino el de las empresas que como Aces o Germania son adquiridas por una más grande con el mezquino propósito de ponerles fin.

    Debido a sus exiguas utilidades, la planta productora de Germania fue clausurada en 1960 y vendida como chatarra a la Universidad de Los Andes, pero la marca siguió produciéndose hasta el comienzo de los 80.
    De la infancia recuerdo los trolebuses exhibiendo avisos de Cerveza Germania y las cuñas radiales interpretadas por un grupo de jayanes de voz gruesa, vociferando los versos: "Cerveza Germania... Y se siente de primera".
     

    Como testimonio de lo que fuera Germania nos queda la ruta de buses ejecutivos que ostenta esa identidad.

    germanios.jpg
    Los primos Kohn a los que vemos en este video podrían ser entonces una rama familiar de don Rudolf, y de los Kerpel (ambos de origen hebreo) radicada en otro país.


    No llegué al descaro de indagar entre los dos Kohn que figuran en la más reciente edición del directorio de abonados de la ETB, porque en ocasiones me abstengo de husmear en vidas ajenas.

    Si uno de los que estuvieron presentes en esta faena turística de 1960 llega a reconocerse a sí mismo o a alguno de sus antepasados en el video y puede proporcionarnos alguna información al respecto, lo agradeceremos.

    Es posible que muchos de los protagonistas de este documento ya se hayan ido del planeta. Pero nos quedarán sus hijos y nietos.

    Tal vez ellochimeneas.jpgs mismos hayan alcanzado a escapar al olvido, pues su supervivencia quedó de alguna forma garantizada por este filmograma, envuelto en la bruma del misterio y en la escasa luz que alumbra unos colores poco definidos.

    Por ahora sólo nos queda imaginar. Si alguno de los lectores de la presente nota cuenta con pistas adicionales la ciudad se los agradecerá.

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    100 canciones esenciales en la historia del rock bogotano (1963-2011)

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    En cuestión de música los listados definitivos siempre serán materia de conflicto. Escoger 100 obras como las más representativas de un movimiento determinado y descartar otro tanto equivale a proporcionar municiones para el combate a los inconformes, y a despertar la sensibilidad de quienes -muchas veces con razón- se sienten excluidos.

    Emprender un proyecto de semejante envergadura en una ciudad goza -además- de un amplio número de peculiaridades. Los registros documentales son pobres. Las fuentes de consulta, incompletas. No hay listados. Las historias están fragmentadas. Y, lo que es aún más grave, el acceso y la consecución del material sonoro es labor más propia de un arqueólogo que de un coleccionista.

    Aun así la aventura termina por volverse fascinante. Un permanente temor al desconsiderado error de la omisión, y las intenciones nobles, aunque quijotescas, de aglutinar en 100 canciones lo mejor -o cuanto menos lo más representativo del rock bogotano, convierten a semejante empresa en una tarea delicada.

    Quienes sean suspicaces en cuestiones de lenguaje habrán notado la deliberada omisión del artículo determinado 'las' en el título escogido para la presente lista.

    Ello se debe a que hablar de 'las 100 canciones' sería en extremo pretencioso, y enviaría un mensaje cifrado, insinuando que las creaciones a continuación enunciadas son -en efecto- verdad inobjetable.

    El ejercicio de dar una mirada de espejo retrovisor a nuestra música pone de manifiesto una buena cantidad de enunciados que sin duda ameritarían un examen ulterior y que inspiran preguntas en las mentes inquietas.

    ¿Por qué la abrumadora mayoría de discos aquí mencionados nunca fue reeditada? ¿Cuántas de estas canciones están presentes, verdaderamente, en la memoria colectiva de los bogotanos? ¿Existe alguna explicación que justifique el hecho de que muchos de los artistas mencionados no hayan lanzado más de un disco de larga duración, o -en muchos casos- un sencillo al mercado? ¿Por qué hay tan pocos solistas? ¿A qué se debe que -al compararnos con otros territorios- el aporte femenino sea tan escaso? ¿Qué medida de responsabilidad compete a cada uno de los actores de la industria en el hecho de que las mencionadas obras no estén tan presentes en nuestros recuerdos?

    Como sea El Blogotazo espera que el siguiente sea un buen divertimento alrededor de algunos de los más memorables sonidos producidos en la capital, y que, de la misma forma, posibilite reacciones alrededor de un tema que, sin duda, ameritaría algo menos de indiferencia.

    Habrá quienes caigan con su oleada de críticas, hecho que, más en aras de la diversidad de conceptos que de la polémica, debe ser considerado como positivo.

    Por tanto este tablón público da la bienvenida a sugerencias, correcciones, insultos y aclaraciones.

    Aquí vamos...


    1. Bolero Falaz - Aterciopelados



    Por ser, casi con seguridad, la pieza de rock hecho en Colombia más popular en el resto del mundo. Por haber apuntalado nuestros sonidos hasta a escenarios que hasta ese momento -por la mala suerte y las decisiones erráticas- le estuvieron vedados. Por tratarse de una de las obras del que hasta la fecha ha sido el proyecto más sostenible en su género, en un mar de experiencias no muy afortunadas. Por haber visibilizado una naciente escena, antes enclavada en el subsuelo de una Bogotá que quería hablarle al mundo, 'Bolero falaz' es, con el beneficio de la subjetividad, la más relevante de las piezas de rock confeccionadas en territorio capitalino. La canción se inspiró en los conflictos vividos por Héctor Buitrago y Andrea Echeverri al término de su vida como pareja, como una especie de caricatura creada a partir de los tradicionales esquemas de la música romántica. Su videoclip, una de las últimas oportunidades de contemplar el aterrador aspecto de esa vía espinosa y gris llamada 'Troncal de la Caracas', fue éxito instantáneo en el recién inaugurado canal MTV Latino.


    2. Emiliano Pinilla - Banda Nueva



    Quiso el destino que en 1973 cuatro jóvenes bogotanos en sus tempranos 20 lograran convencer a Eduardo Calle -propietario de Discos Bambuco- de financiarles el capricho de grabar un disco de rock. Y quiso la suerte que don Eduardo se olvidara del asunto por un año, permitiéndoles usar el estudio por espacio de casi 10 meses, cada fin de semana. El resultado: una producción que a la fecha sigue siendo referente de excepción en la historia de nuestra música. 'La gran feria' es la obra maestra por excelencia del rock hecho en Bogotá y mezclado en Caracas. 'Emiliano Pinilla' por su parte, una extraña fusión entre ritmos latinos y rock, fue el sencillo que apuntaló una carrera de uno de los más prometedores ensambles del país, por desgracia extinto demasiado temprano.


    3. Siloé - Compañía Ilimitada



    Cuando nadie en todo el país se atrevía a hacer rock en castellano. Cuando el destino parecía indicar que ninguna producción de esta índole en Colombia habría de tener éxito alguno, y cuando la fe de unos pocos había comenzado a ceder su lugar al escepticismo de todos, Compañía Ilimitada, una de las bandas más persistentes en la historia de nuestra música, irrumpió con un trabajo digno de ser prensado y oído en cualquier otro país. 'Siloé', una canción salida del creciente interés de Piyo por el urbanismo y una prolongada estadía en Cali, fue el inicio de un largo periodo de silencio para los descreídos. La segunda de las tres versiones existentes de esta canción cuenta, además, con el crédito en la producción de Andrew Loog Oldham, uno de los nombres más significativos en la historia de la música contemporánea a escala global.


    4. Don Simón - Génesis



    Tras la desintegración de Los Speakers (junto a Los Flippers una de las dos bandas más recordadas de los 60 bogotanos en el siglo XX) Humberto Monroy y algunos amigos músicos decidieron radicarse en el territorio rural de Usme, para vivir en comunión con el Cosmos, en conformidad con lo que cualquier hippie consideraría una vida perfecta. Comenzaron a ensayar con instrumentos acústicos y a hacer música más orientada hacia ritmos autóctonos que hacia el rock and roll. Se hicieron llamar 'El Gen', y luego se convirtieron en Génesis. 'Don Simón' obra perteneciente al disco homónimo fue lanzada en Radio Visión mediante una campaña de expectativa en la que en teoría se buscaba a un hombre extraviado. Lo cierto es que la canción fue dedicada a un constructor de instrumentos con el que Humo se tropezó en sus correrías por el país. 'Don Simón' es la obra original más conocida de la más importante banda de los 70 en la ciudad.

    5. Ovni - Los Flippers


    Terminada la década de los 70 del siglo XX, Los Flippers se embarcaron en una gira patrocinada por la línea de cosméticos London Look. La idea era desplazarse por varias ciudades del país en un autobús acondicionado para tales efectos, diseminando su repertorio por todo el territorio nacional. Tras dicha experiencia, afortunada por demás, los Flippers quedaron reducidos a un trío, reforzado -eso sí- por el fichaje de Charlie Cardona, una de las mejores voces de entonces. 'Pronto viviremos un mundo mejor' es el resultado de esta triada de creadores, creando una música más compleja que aquella por la que la banda se había hecho famosa en la década anterior. Vientos, una decidida influencia de músicos negros y amalgamas rítmicas hicieron de este disco el mejor logrado por Los Flippers en su segundo decenio de vida. 'Ovni', historia de un encuentro extraterrestre, sorprende por su energía, por sus versos alucinados y por el esplendor vocal del difunto Cardona.


    6. Si la guerra es buen negocio invierte a tus hijos - Los Speakers



    El advenimiento de las producciones autofinanciadas se anticipó por mucho a la oleada masiva de músicos que en los 90, extenuados por la indiferencia de la industria disquera, decidieron convertirlas en una opción para no extinguirse. Tras retornar de una gira por Ecuador, y ya con cuatro álbumes en los anaqueles de las tiendas, Roberto Fiorilli, Humberto Monroy y Rodrigo García comenzaron a trabajar lo que habría de ser su quinto larga duración. Se trataba de un proyecto más ambicioso y experimental en materia sonora y temática (con canciones pacifistas, decididamente rebeldes, y no muy fáciles de programar en la radio de entonces). Los rechazos se sucedieron uno tras otro. No obstante, tras haber convencido a David Drezner (de Ingesón) de permitirles el uso del estudio gratuitamente a cambio de mencionarlo en el disco 'Los Speakers... en el maravilloso mundo de Ingesón' vio la luz. 'Si la guerra es buen negocio invierte a tus hijos' es una suerte de marcha satírica en contra de las confrontaciones bélicas en la que los tres integrantes cantan al unísono.


    7. Ay qué dolor - La Derecha



    Difícil (con todo y lo fastidioso que suena) rehusarse a emplear el absurdo término 'alternativo' para aludir al movimiento del rock bogotano de los años finales del siglo XX en Bogotá. Porque sólo puede ser alternativo lo que es minoritario, y la corriente imperante del momento fue, precisamente aquella cobijada por tan mal utilizado concepto. La Derecha, una combinación entre música y elementos de teatralidad puestos en escena, lanzó un primer disco, producido por el británico Richard Blair. Bastaron algunos meses para que, a través de espacios televisivos como el recordado 'Mucha Música' la canción se convirtiera en uno de los emblemas de la música del momento. Pocos años después, el destino convertiría a Mario Duarte en uno de los gestores del primer festival Rock al Parque, una iniciativa de proporciones impredecibles, convertida desde hace años en el evento masivo de mayor trascendencia en la ciudad.


    8. Igor y Penélope - Pasaporte



    El pop colombiano de los 80 del siglo XX debe sin duda un postergado reconocimiento a Pasaporte. Esta banda, también conformada en gran parte por ex miembros de algunos proyectos truncos en años anteriores, enfrentó el reto insoslayable de debutar en el escenario del multitudinario Concierto de Conciertos. Su único éxito, hasta el momento, había sido 'Igor y Penélope' una canción a la que Bogotá conoció a través de 88.9 Súper Stereo, de Todelar Stereo y de Radio Tequendama, las únicas estaciones interesadas en programar el género. El estupendo teclado de Pablo Tedeschi y la voz de Elsa Riveros hicieron de ésta un clásico instantáneo, cuyo videoclip fue el inicio de una brillante carrera como director para Simón Brand. Como curiosidad debe anotarse que la autoría de esta pieza icónica se debe a Fernando Caballero (Zona Postal).

    9. El rock no te necesita - Hora Local


    Más una banda de bares que de radio, a Hora Local le corresponde el honor de haber hecho un rock mucho menos ingenuo que el de la mayoría de sus contemporáneos, centrados sobre todo en problemáticas adolescentes. 'El rock no te necesita', grabada como muchas producciones de entonces en los estudios de William Constaín, no fue objeto de la aplastante acogida de sus contemporáneas 'La calle (Compañía Ilimitada)' o 'Igor y Penélope (Pasaporte)'. No obstante, el círculo íntimo de conocedores del género hoy la trata con mayor respeto.


    10. La causa nacional - Sociedad Anónima


    El ingenio cáustico de Carlos Posada (cuya salida de Compañía Ilimitada se debió en gran parte a divergencias en relación con el nivel de acidez admitido en el PH de sus canciones) se sumó a algunos otros músicos de posiciones ideológicas similares, en una especie de disidencia colectiva. Tras algunos años de trabajo y en virtud del repentino despegue del fenómeno y de un renovado y sospechoso interés de las disqueras, Sociedad Anónima consiguió prensar un sencillo cuya cara A ('La causa nacional') fue número uno durante algunos días en los 11 Superéxitos de 88.9. El éxito sirvió para que Polydor les grabara un LP completo. 'La causa nacional' surgió inspirada en las noticias de violencia y narcotráfico que por entonces abundaban en los informativos de televisión.

    11. El platanal - 1280 Almas
     


    En 1996, cobijados bajo el manto protector de Discos BMG, y ya con dos producciones discográficas en su currículo, esta banda con nombre extractado de una novela de Jim Thompson, se aprestaba a lanzar un álbum al que se llamó 'La 22'. 'El platanal', otra de las muchas canciones inspiradas en las infamias experimentadas por el país como consecuencia del conflicto armado, es un clásico en todo su derecho, y representa como pocas un amargo momento de la historia del país cuyo fin aún no se vislumbra.

    12. Mujer gala - Aterciopelados



    Suena y huele tal como sonaban y olían los mal llamados 'bares alternativos' de entonces. Después de una destacada carrera en el circuito bogotano, y de hacerse famosos en espacios regentados por ellos, tales como Transilvania, Delia y los Aminoácidos fueron de a poco transformándose en Aterciopelados. El nombre estaba inspirado en un texto de Simone de Beauvoir, en el que se mencionaba una "aterciopelada flor de la pasión". 'Mujer gala', cuya primera versión fue modestamente grabada en los estudios de Javeriana Stereo, se convirtió en un éxito radial inmediato, y a la postre, en el prólogo a una de las carreras más consistentes en la historia reciente de nuestro rock.


    13. Cali girls - Ship



    Ship no pretendía ser una banda. Esta afortunada reunión de músicos surgió, más bien, de la necesidad de reunir a algunos instrumentistas para poner a prueba el recientemente inaugurado estudio de Fonovisión (más adelante llamado Audiovisión). La pretensión de los inversionistas era convertir a estas instalaciones para producción de música en las más modernas de América Latina. Para ello contrataron a Eddie Krammer (célebre ingeniero de sonido), y convocaron a Jorge Barco para que sirviera de conejillo de Indias. Fue tal su entusiasmo con la idea que, una vez terminadas las sesiones, Barco se endeudó en varias decenas de miles de dólares para producir lo que a la postre sería el álbum 'Born', primera y única obra de Ship. 'Cali girls' les canta en perfecto inglés a las mujeres de la capital vallecaucana y muestra que aún en los distantes 80 del siglo XX era posible hacer discos colombianos de calidad destacable.

    14. Joricamba - Columna de fuego


    A comienzos de los 70 del siglo XX, Jaime Rodríguez, Marco Giraldo y Roberto Fiorilli (todos ellos sobrevivientes de la ola sesentera) trabajaban como músicos acompañantes en un centro nocturno llamado El Castillo de Chapultepec. La necesidad de ampliar su repertorio los llevó a explorar ritmos tropicales, además de rancheras, vallenatos, tangos, bossanovas y aires del Pacífico. Con el tiempo los tres dieron inicio al curioso proyecto de mezclar por primera vez estos últimos sonidos con el rock. Como resultado quedaron dos discos de larga duración, uno de ellos grabado en España, una gira por territorio Europeo y esta canción, basada en los lamentos de los esclavos negros al ser sometidos a horripilantes vejaciones laborales.

    15. El excusado - Distrito Especial


    "Puse un negocio en Chapinero, pero un gamín me lo incendió. Los del seguro se burlaron. Su polizá ya se venció". Versos inocentes y cómicos como este hacen parte de la muy bogotana letra de esta obra, a ritmo de 'gastrofunk', una buena descripción de algunos de los lugares más emblemáticos de aquella Bogotá de finales de los 80 del siglo XX. Nadie habría imaginado que Andrea Echeverri, autora de la carátula y artista plástica en ciernes, habría de convertirse en uno de los emblemas femeninos del rock en la ciudad.


    16. Alba - Iván y Lucía



    Sin saberlo el poeta José Luis Díaz-Granados escribió la letra de una de las canciones que -a mediados de la penúltima década del siglo XX- circularían con largueza a través de cintas magnetofónicas distribuidas entre amigos. Desde 1981 Iván Benavides y Lucía Pulido hicieron una carrera a fuerza de construir un nombre en la escena bohemia bogotana de entonces, a la manera de la nueva trova cubana y la nueva canción chilena y argentina.

    17. No ha pasado nada - Zona Postal


    Jaqui Rozo, Eduardo de Narváez, Juan González, Coque Arango,
    Bruno Mancini, Mak Macario García Calvo y Fernando Caballero fueron, en distintas etapas, el núcleo de este proyecto, dos de cuyas canciones, prensadas en un disco sencillo, alcanzaron alguna medida de figuración en la radio AM y FM bogotana, por allá en 1988. 'No ha pasado nada', inscrita en la línea de protestas airadas en contra de la situación colombiana en aquel entonces goza de la misma vigencia dos décadas después de haber sido escrita.


    18. El rey del pañete - Banda Sonora


    El gran Félix Riaño, inquieto músico, periodista, investigador y voz oficial del canal CityTv, logró una buena medida de popularidad en la ciudad debido a su trabajo en estaciones de radio y a una canción grabada en homenaje a la radio. Al comienzo de los 90 del siglo XX, y antes de convertirse en Félix Sant-Jordi, este creador multifuncional de sobrados talentos deleitó a la ciudad con una grabación en homenaje a los honorables representantes del gremio de la construcción en Bogotá. Se inspiró en las palabras de un pariente cercano, quien decía envidiar a quienes tenían tal actividad por oficio.

    19. Hay un daño en el baño - Bloque de Búsqueda



    La Provincia, banda acompañante de Carlos Vives, contaba sin problema con el talento suficiente como para tomar distancia de su nombre y desarrollar un proyecto independiente. Figuras ligadas por distintos motivos a la historia de nuestra música, tales como Iván Benavides, Teto Ocampo, Maité Montero, Pablo Bernal y Carlos Iván Medina hicieron parte de esta iniciativa, de la que nos quedan dos excelentes álbumes como imborrable testimonio. 'Hay un daño en el baño' es, posiblemente, la más popular de sus canciones.

    20. The 'Fuck'lands - Crash



    Las canciones del que estaba llamado a convertirse en el primer álbum de esta súper banda bogotana, conformada por veteranos de algunos otras agrupaciones tales como Augusto Martelo (Malanga, Hope) y el eterno músico de sesión Ernie Becerra, además del hawaiano Randy Dowling, nunca fueron prensadas en disco. Tal vez se tardaron demasiado para hacer un LP, hasta el grado de suspender su lanzamiento, por coincidir exactamente con la eclosión del fenómeno rock en español de 1988. Las canciones, todas angloparlantes, habrían sonado fuera de contexto en medio de Compañía Ilimitada, Pasaporte y Sociedad Anónima. 'The 'Fuck'lands', joya inédita, fue escrita como una protesta más ante el conflicto Inglaterra-Argentina. No es coincidencia que The Clash y Crash estén separados tan sólo por una de las 26 letras del alfabeto inglés. Al menos en esta pieza su sonido es muy similar.


    21. El golpe del pájaro - Los Speakers



    Esta versión "traducida al castellano" del clásico de los Trashmen, conformada por secuencias onomatopéyicas cantadas de manera instintiva, fue el epígrafe a una corta aunque prolífica carrera, a un ritmo de producción de disco por año, entre 1965 y 1969. La portada del álbum debut de esta banda bogotana es uno de los símbolos visibles de los 60 en la ciudad, con las fotos brumosas en la Estación de la Sabana, procurando lucir como Liverpool.

    22. Nievecita - Malanga



    Se trata de un sencillo autogestionado por los miembros de la banda. Los nombres de sus integrantes son recordados por distintos Motivos. Augusto Martelo, Alexei Restrepo, Chucho Merchán , Álvaro Galvis y Carlos Álvarez -con la cooperación decidida de personajes como Edgard Hozmann- hicieron de éste una pieza infaltable en toda buena colección de rock bogotano. Con una evidente influencia de Carlos Santana, la ciudad se queda con la frustración de no tener un álbum completo confeccionado por las inquietas manos de Malanga.

    23. Desdoblamiento - Los Flippers



    Sumergido en su interés por experiencias astrales y meditaciones trascendentales e intrascendentes, Arturo Astudillo (hoy convertido en un gurú de la alimentación) sorprende con esta pieza suelta del conjunto de obras que componen el estupendo 'Pronto viviremos un mundo mejor'. De nuevo resaltan los vientos y el impecable trabajo vocal de Charlie Cardona.


    24. That is only love - Miguel Durier


    Miguel Durier, tan indisciplinado como talentoso, desertó de Los Flippers, con el compromiso a cuestas de grabar un nuevo disco, para irse en pos de Los Cuatro Crickets a territorio mexicano. Su personalidad, díscola y aventurera lo llevó después a Nueva York, lugar en donde vivió buena parte de su juventud, en circunstancias no siempre halagüeñas. 'That is only love' es una pieza inédita, jamás prensada en formato de disco. Un buen testimonio de su potencial creativo, no despojado de cierto sentimiento de frustración por su pronta partida.

    25. Become - The Hall Effect


    Tal como al comienzo de los 80 era mal visto que unos bogotanos trataran de hacer rock hispanohablante, en el siglo XXI se hizo poco popular el que quisieran hacerlo en la lengua de Shakespeare. Más allá de lo anterior, a fuerza de persistencia, disciplina y talento, D-MIC cambió su nombre por The Hall Effect y se sometió a un positivo veredicto del público con su álbum debut 'Aim at me'. 'Become' su primer éxito, fue un buen pretexto para poner a Bogotá al tanto de las capacidades de Óscar Correa como cantante y de la inventiva guitarra (muy a la inglesa) de Charry. Pero, sobre todo, sirvió de base para capturar la atención del legendario Phil Manzanera, quien, después de haber sido bien impresionado por ellos y de refrendar sus nexos cercanos con Colombia accedió a producir un segundo disco para ellos.

    26. Deep cut - Traphico



    A Traphico le corresponde el privilegio de haber sido la primera banda colombiana en figurar en un aviso de página entera (pagado, naturalmente) en la revista 'Billboard'. Todo fue posible gracias a la visión de un empresario empírico y talentoso a quien muchos de los avances del rock como industria durante los 70 y 80 deben ser endilgados. Hablamos de el gran Armando Plata Camacho, su manejador, gerente de la firma Espectáculos. Después del lanzamiento de su primer álbum, esta singular banda conformada por el genial Ernesto 'Che' Rozo, el ruso Vitalii Druzhinin, Miguel Alzate y Enrique 'Blue' Martínez tuvo que enfrentarse a la partida de su vocalista soviético. Su segundo disco, llamado a sellar con consagración como estrellas nacionales del rock se abrió con este 'Deep cut', muy a la manera de Rush. Aunque no fue un éxito comercial, marca un punto interesante en la historia de nuestro rock, a ritmo progresivo.

    27. Mundo de imágenes - Banda Nueva


    Juan Carrillo (una de las voces más dulces de nuestro rock) fue el autor de esta canción, dedicada a quienes, a través de artilugios escapistas pretenden sustraerse al mundo circundante. Una magnífica melodía, buenas armonías vocales y el hecho de haber sido un éxito radial en 1974 la convierten en pieza fundamental de este cuadro de honor.


    28. María - Compañía Ilimitada



    María es el resultado de un pleito amistoso entre tres ex alumnos del Gimnasio Moderno. Para 1984, el poeta y financiero Gonzalo Mallarino, hoy una de las figuras prominentes de la narrativa en el país y gran fabulador de Bogotá esperaba su primera hija, María. Juancho Pulido y Piyo Jaramillo se tardaron demasiado en visitar a su ex condiscípulo, quien en tono de sorna les reclamó. A manera de desagravio ambos llegaron a su casa con esta canción, clásico contenido en el sencillo 'El año del fuego', primera incursión discográfica de un dúo que antes fue grupo.

    29. Sueñas, quieres, dices - Génesis



    "Llévales flores y meditación a los que están muriendo de inanición" dice Humberto Monroy en la primera canción de tendencias autocríticas ante los ideales -muchas veces ingenuos- de la comunidad hippie. La canción -con un brillante uso de escalas cromáticas- toma distancia de las proclamas naíf de años anteriores, y demuestra la versatilidad de Monroy como letrista.

    30. Latino - Harold
     

    A Harold se le recuerda -en primer término- como uno de los grandes representantes de la llamada 'nueva ola' colombiana y como miembro prominente del grupo de artistas de Estudio 15. Otros, más jóvenes, hablan de él como el estupendo creador de música publicitaria que siempre ha sido. Sin embargo 'Evolución', álbum al que pertenece 'Latino' nos muestra su más espléndida, y al mismo tiempo menos conocida faceta. Funk grabado a 2.600 metros de altura, con fuerte presencia de vientos, y no pocas incursiones experimentales.

    31. Los porcinos - Sociedad Anónima



    Agobiado por las presiones de algunos de los representantes de la aristocracia bogotana radicados en Villa de Leyva, a su vez descontentos con las conductas díscolas de Carlos Posada en sus viajes a tan pacífico remanso, éste decidió escribir 'Los porcinos'. La canción crítica la muy colombiana proclividad al chismorreo, desplegada con largueza por muchos de nuestros compatriotas.

    32. Cinco pistolas - Mario Duarte


    Tal vez animado por su creciente popularidad, debida a incursiones actorales en la popular telenovela 'Yo soy Betty... la fea', el talentoso músico cartagenero se decidió a iniciar con firmeza una carrera como solista. El álbum recibió buenas críticas, pero a la vez contó con discreta divulgación. Años más tarde, su utilización para la banda sonora de la película 'El carro', le permitió disfrutar de la vitrina que siempre mereció. 'Golpe de ala' (título del disco y de una de sus canciones) nos deja como recuerdo esta brillante canción, en muchos sentidos superior a las ejecutorias de Duarte con La Derecha (mucho más famosas).

    33. Bam - Doctor Krápula


    Con inusual constancia y destacable éxito, Doctor Krápula pertenece a la generación de bandas bogotanas surgidas con el siglo XXI. Su popularidad, debida en gran parte al carismático temperamento del vocalista Mario Muñoz, los convirtió en protagonistas de una trayectoria ascendente con relativa repercusión internacional y les mantiene con vida después de una década, algo inusual en lo que a rock bogotano respecta. 'Bam', una proclama onomatopéyica anti-violencia, es -si bien no su mejor canción- por lo menos una de las más populares.

    34. The train kept a rollin' - Time Machine


    Yamel Uribe, Roberto Fiorilli, Óscar Lasprilla y Fernando Córdoba (todos ellos ex miembros de bandas importantes al comienzo de los 60 del siglo XX) se unieron para conformar uno de los mejores ensambles musicales de su momento. Triste es decirlo, nos quedan tan sólo cuatro canciones, prensadas por Disco 15, como testimonio de sus afortunadas incursiones en el circuito bogotano de bares de entonces. Su mayor mérito consistió, tal vez, en la selección de un repertorio bastante más atrevido que el de sus contemporáneos. Su versión de este 'standard' del jazz (más conocido quizá en interpretación de los Yardbirds) lo dice todo.

    35. Mi verdad - Ex3


    A comienzos de los 90 del siglo XX un grupo de veteranos se reunieron (ya habían estado tocando juntos a comienzos del siglo XX bajo el mismo nombre) para grabar este éxito, de altísimo impacto en la radio de entonces. Chucho Merchán hizo las veces de productor de un álbum cuyas ventas, como suele ocurrir, no se acomidieron con la calidad de los músicos responsables de su manufactura. La voz de Rubén Morales, su vocalista, ya era bien conocida de todos por sus frecuentes apariciones en música publicitaria. Nombres como el de Blu Martínez, Alexei Restrepo, Iván Sotomayor y Nacho Pilonieta deben, sin duda, son dignos de un lugar prominente en la historia de nuestro rock.

    36. Cali es Cali - Odio a Botero


    Ocurrente candidato a la presidencia de la República, ciudadano emérito del Estado de Orland, posmoderno Gabriel Antonio Goyeneche Corredor, René Segura es una de las figuras más polémicas y queridas del rock hecho en Bogotá. La voz 'paila' de la banda, cómo ellos mismos la denominaron, y Carolina Cantor (la melodiosa), fueron por años la base para una de las más populares agrupaciones representantes del punk en la ciudad. Lo anterior, por supuesto, gracias a la presencia tutelar de figuras como el entrañable Reggae Man y el Señor Plátano.


    37. Los desertores - Pasaporte


    Una estupenda balada, con un magnífico trabajo vocal de Elsa Riveros, fueron el colofón para un disco al que la historia recordará por tres o cuatro canciones, por su considerable volumen de ventas y por haber sido el prólogo a una carrera que, por la misma esterilidad del entorno, se quedó al comienzo del camino. Produce nostalgia el pensar qué habría sido de nuestro pop-rock si el entusiasmo de aquel 1988 se hubiera mantenido, y no hay nada mejor que "la gloria de los desertores" para recordarlo.


    38. La payola de Los Marinillos - Troller y Arias



    "Si no pagan el millón no les pegó la canción en la nueva programación de mi radioestación". Esta sentencia -tan certera como dolorosa- a ritmo de trova paisa, es, hasta el día de hoy, la más pura forma de denuncia jamás ejercida por músico alguno alrededor de la tiranía de los programadores de emisoras. Con una mano siempre lista para fustigar al artista y la otra dispuesta a recibir sobornos a cambio de incluir una canción en el repertorio de las estaciones de radio a su cargo. 'La payola de Los Marinillos', buena oportunidad para oír a dos miembros de la más pura raigambre cachaca impostando el acento antioqueño, hace reír y llorar.


    39. Redes rojas - Catedral


    Durante los 90 del siglo XX fueron muchos los músicos bogotanos ilusionados con el advenimiento de una nueva era para nuestro rock. Con demasiados "volver a comenzar" y abundantes "ahora sí" la escena parecía vislumbrar por fin un futuro venturoso. La proliferación de bandas, la abundancia de ofertas en materia de bares, la siempre providente opción de lanzar discos independientes y la existencia de nuevos medios, tales como la Frecuencia Joven de la Radiodifusora Nacional de Colombia, en los 99-1 del FM, daban motivos para pensarlo. '4 canales', un programa creado y dirigido por el gran Héctor Mora Junior fue quizá el producto más depurado de esta aparente revolución. 'Redes rojas', canción de catedral producida por el omnipresente José Gandour, fue su marca de identidad por varios años.

    40. Mamá - Génesis


    "En el cuarto, debajo de la cama, hay dos átomos jugando...". Este verso, tan contundente como alucinado, dispuesto al comienzo de 'Mamá' es el resultado de la unión del talento vocal e instrumental de Humberto Monroy con los versos de Sibius, poeta nadaísta allegado a algunos de los más importantes músicos de la época. Esperaban a Génesis excelentes episodios creativos, 'Mamá', primer corte del álbum 'Adios', fue el mejor prólogo para esta historia de leyenda que comenzaba a escribirse.


    41. Candelaria - Distrito




    Pocos vecindarios en Bogotá con nombres tan pintorescos como el de La Candelaria. La canción (dice el saber popular, fue dedicada a una abuena con ese nombre, y no al barrio). Como sea, y de regreso a la asociación libre, los 90 del siglo XX, poco antes de que sus calles comenzaran a verse manoseadas (o mejor aún, pisoteadas por las hordas de mamertoides, chocolocos, estudiantes bebedores de Moscatos Passitos y falsos artistas de vanguardia que hoy amenazan con provocar su ruina) los miembros de Distrito decidieron tañer unas notas en su honor. La banda ya era harto conocida en la ciudad por cuenta de su febril actividad en distintos escenarios de la ciudad y por su relativamente éxitos D. E. Mentes (antes de renunciar al sufijo 'especial'). El reciente éxito de Carlos Vives y sus 'Clásicos de la provincia' en Sonolux, le permitieron soñar con que su nombre y el de su sello Gaira, habrían de servir de plataforma para otros talentos. Si bien esto no correspondió a las expectativas, lo cierto es que Gaira dejó tras de sí producciones verdaderamente memorables, tales como 'Documento' álbum de donde se extrae este corte, a ritmo de bambuco.


    42. Londres - Carlos Vives


    Con motivo del aniversario número 20 del surgimiento de la legendaria agrupación Hora Local se programó la grabación de un álbum tributo, firmado por nombres tan heterogéneos como los de Pornomotora, Nawal y Odio a Botero interpretando versiones de sus clásicos. El disco, rebosante de sorpresas, cuenta con el atractivo adicional de mostrarnos la faceta rockera del gran Carlos Vives, desconocida para la mayoría del país, embebido en gotas frías y alicias adoradas.


    43. La gran feria - Banda Nueva


    Al comienzo de alguno de los ensayos para lo que habría de ser el primer disco de la Banda Nueva, llevados a cabo en la casa del pianista Orlando Betancourt, sus tres compañeros de aventuras lo sorprendieron tocando una pieza del húngaro Béla Bartók, tan extraña como su título. En forma espontánea se le fueron sumando, tal vez alentados por el reto de subvertir la estructura de esta canción para transformarla en una pieza de rock, con amalgamas, cambios de tempo y una destacable muestra de las virtudes de Betancourt al teclado y de Jaime Córdoba como percusionista. 'La gran feria', en versión de la Banda Nueva, terminó por dar título a su único álbum y aún en la actualidad puede ser, tal vez, la pieza instrumental mejor concebida en la historia del rock bogotano y nacional.


    44. Altísimo - Héctor Buitrago


    'Conhéctor' fue el ingenioso nombre conferido por Buitrago a su primer trabajo como solista, un proyecto ingenioso en el que decidió rodearse de cofrades talentosos. Algunos de los miembros de la 'nómina de ensueño' estuvieron Álex Ubago, Julieta Venegas y Andrea Echeverri, por supuesto. 'Altísimo' la historia del viaje de un ave por el espacio aéreo bogotano es, junto con 'Buses a todos los barrios', una de las dos mejores piezas dedicadas a los vecindarios de la ciudad.

    45. La chica de Chernobyl - Hora Local


    "Desde Kiev hasta Choachí", dice uno de los versos de esta obra, representante máxima de la escena subterránea de Bogotá en aquellos finales 80. Prensado bajo el sello independiente Roxy, responsable también del 'Chapinero Gaitanista' y del único álbum de los Necro Nerds, con la producción de Many Moure, se trata de una de las producciones más serias de nuestro rock en esta década, más recordada por otros proyectos con mayor fortuna radial y menos ambición musical.


    46. Mi gran, loco y dulce amor - Lukas


    Algunos puristas no reconocerán en Lukas a un verdadero cultor del rock hecho en Bogotá. Error fatal aquel de trazar linderos acerca de un organismo tan intangible y cambiante como la música en cuestión. Luis Carlos Osorio, un caleño de buen ver, con barba jesucristiana y voz particular, bajo la tutela de Armando Plata Camacho y de la mano de músicos como el infaltable Camilo Ferrans. Buen uso de teclados en un país inmune a la influencia benefactora del new wave.


    47. Nada me obliga - La Pestilencia


    'Productos desaparecidos' es, sin duda, el más depurado de los muchos hijos concebidos por esta agrupación de culto, a la cabeza del gran Dilson Díaz. Si bien podrían existir disputas entre Medellín y Bogotá debido a la nacionalidad del conjunto, 'Nada me obliga' tiene un lugar indiscutible dentro del repertorio de clásicos de nuestra música, una muestra de que un gran productor sumado a una banda con oficio pueden obrar prodigios. 


    48. La carta - Los Flippers



    Ferdie Fernández es, sin duda, uno de los más inventivos compositores de la primera fase del rock hecho en Bogotá. Por alguna razón las grabaciones de Los Flippers, en términos técnicos resaltan por su calidad superior a las de la mayoría de sus contemporáneos. La carta es una buena muestra del talento de estos jóvenes prodigio.


    49. Detesto el new wave - Los Necro Nerds


    Este álbum de culto -escaso, y jamás divulgado en forma masiva por las vías convencionales- es la piedra angular del movimiento 'underground' en la Bogotá de los finales 80 y los primeros 90 del siglo XX. Con la libertad de acción que presupone el hecho de andar por la vida despojado de pretensiones económicas. Esta canción, en muchos sentidos, es una declaración cómica de repudio por quienes creen encontrarse en un estadio superior de conocimientos por el simple hecho de tener acceso a música poco común. Su sonido es, tal vez, el más europeo de cuantos han conseguido cocinarse en las toldas muiscas.


    50. Esto no es Madrid - Hotel Regina y la Orquesta Sinfónica de Chapinero

    "Fui a por un Picasso y me empacaron un Botero. Entré al Museo del Prado y era la casa del Florero" es el verso inicial de este paralelo entre la capital ibérica y la colombiana, a ritmo de punk. Pocos proyectos tan bogotanos como esta especie de collage musical dedicado por entero a la ciudad y surgida de las mentes de un par de bogotanos inquietos, viejos amigos desde sus tiempos de estudiantes en el colegio Helvetia, y autores del renombrado 'Chapinero Telegraph' una publicación 'underground' de espíritu satírico.


    51. Espías malignos - Darkness


    Darkness, justos ganadores de un concurso para la promoción de talentos emergentes organizado por Coca-Cola fueron en parte responsables del crecimiento del thrash metal en Bogotá. Su primer disco, prensado en formato vinilo y grabado en días festivos tiene una historia interesante. Auspiciados por el legendario Dr. Rock y su almacén La Rockola (desaparecido establecimiento en el que muchos fanáticos del género se guarecieron, en busca de calor y consejos) consiguieron gestionar el uso de los también desaparecidos estudios HN en fechas no hábiles. Como recompensa para Darkness -hijos célebres de la casi bogotana Soacha- para el Dr. Rock y para el género quedó esta pieza quintaescencial a la que muchos recuerdan también por su llamativo diseño de portada.


    52. En el bus - Cascabel


    Juan José es un pobre bogotano sometido a los diarios avatares del transporte público en la ciudad. Un constante "oiga: eche pa' atrás" es el leitmotiv de esta lastimera y graciosa canción, fruto del genio creativo de personajes como Mario García y de la prodigiosa voz de Charlie Cardona. Cascabel firmó con la CBS, hecho que según testimonios del mismo García incidió de forma negativa en el control creativo de sus producciones discográficas.
     

    53. Marlohábil - Confucia de Arco


    Refrescante saber que en medio de un entorno estéril en materia de buenos vocalistas surgiera -contra todo pronóstico- una figura como la de Andrés Restrepo, una excepción en el más completo y gratificante sentido del concepto. Por esta época parecía como si los cantantes bogotanos de rock escogieran su oficio por descarte, al no ser diestros en el manejo de instrumento alguno. Restrepo, con sobradas virtudes vocales, demostró que ello -por fortuna- no siempre ocurría. El sonoro neologismo Marlohábil, una especie de cadáver exquisito conformado por silabas extractadas de nombres de peluquerías estará por siempre ligado a la historia reciente de nuestro rock.


    54. Ojalá - Morfonia


    La Bogotá de los 90 del siglo XX era -en muchos sentidos- bastante diferente de la de 2011. Bares como Kalimán y Las Moskas, y escenarios como los Sótanos de la Jiménez y el Auditorio La Calleja veían salir y entrar a innumerables bandas, en modo alguno emparentadas con sus antecesoras de la década anterior. Audio 8, sala de grabación de propiedad del buen Ricardo Rodríguez, fue teatro de operaciones en el que muchos de estos momentos fueron inmortalizados. Para fortuna de nuestro rock la suerte escogió a esta
    'casa estudio', en donde se cocinaron varias obras importantes de aquel entonces con limitados recursos, y a fuerza de recursividad, sobre todo debidos a la presencia de un buen ingeniero de sonido. 'Ojalá', tal como está registrada aquí, fue grabada en el mencionado Auditorio, el 3 de abril de 1997 y pertenece al álbum 'Morfonia en vivo'.


    55. New York 1990 - Lukas


    Una profecía apocalíptica en la voz de un iluminado. Lukas, un místico en todo el sentido de la expresión, sorprendió con esta canción, un juicio anticipado a lo que habría de ocurrir con la civilización a la hora de ajustar cuentas con el resto del universo. Unos hombrecitos de color azul celeste hacen su arribo, en medio de un entorno enrarecido. Vienen vientos y teclados, y el mundo jamás vuelve a ser igual.


    56. Ni con plegarias - Pasaporte


    Pese al éxito del primer disco de Pasaporte -sólo equiparable en ventas al 'Contacto' de Compañía Ilimitada- los ejecutivos de Sonolux seguían siendo timoratos a la hora de apostarle con más fuerza al segundo prensaje de esta talentosa agrupación bogotana. Conscientes de que la autogestión era la única forma de sobreaguar en un medio estéril, por idea de Pablo Tedeschi, y con recursos propios, los miembros de la banda importaron desde Argentina al gran Cachorro López, quien permaneció durante más de un mes en las instalaciones de Ingesón para producir lo que más adelante sería bautizado como 'Un día X'. 'Ni con plegarias', su primer sencillo, surgió impulsado por una fuerte campaña de expectativa y por los mejores augurios. No obstante, la canción, cuya calidad -como es usual- habría merecido mejor fortuna, no correspondió a su evidente calidad. Entre las muchas razones para explicarlo puede apelarse al angustiante clima de violencia surgido en la Bogotá de 1989. Para los fanáticos de Andrés Calamaro 'Un día X' contiene 'Lejos de aquí' una curiosa pieza escrita por él -según cuenta la 'petit histoire'- en cinco minutos, e interpretada a dúo con Elsa Riveros .


    57. Te olvidaré - Los Speakers


    Bastante más recursivos y maduros instrumentalmente que en sus álbumes anteriores, 'Los Speakers' álbum homónimo, lanzado por la banda en 1967, marca una nueva dirección en su trayectoria. El disco está conformado en su totalidad por composiciones originales. 'Te olvidaré' es, quizá, la más salvaje de las canciones lanzadas en dicho larga duración, notable por los perceptibles avances de cada uno en su posición de ejecutores. De destacar el fugaz fichaje de Óscar Lasprilla en la formación de un grupo afectado por constantes cambios en su alineación.


    58. Bogotá - Pala


    Importada desde Medellín nos viene esta joya de la nueva canción colombiana en la voz de uno de sus más versátiles e ingeniosos intérpretes y compositores contemporáneos. Aparte de la estupenda poesía presente en su letra, es de destacarse el hecho de que 'Bogotá' sea un reflejo cariñoso, despojado de prejuicios, procedente de la mirada sensible de un antioqueño. Una buena creación que sin duda habrá de ganarse un lugar en la antología de composiciones dedicadas a la ciudad, mérito absolutamente imputable a Carlos Alberto Palacio Lopera.


    59. Déjame - Carpe Diem


    "Fiesta privada, música duro... ¿qué tiene de malo?". 'Subterránica' un compilado de canciones creadas por un 'pool' heterogéneo de artistas de mediados de los 90 del siglo XX es, tal vez, el más fiel testimonio de la forma cómo sonaba el rock hecho en Bogotá, por aquel entonces. Carpe Diem fue una de las bandas convocadas para tan noble fin, llevado a cabo bajo la batuta de Discos MTM. 'Déjame', por su parte, fue uno de los himnos libertarios de ese estupendo programa llamado 'Cuatro canales', uno de los grandes responsables de atizar el fuego del fenómeno.


    60. El beat de mi corazón - Ciegossordomudos


    Ciegossordomudos, otro proyecto surgido dentro de la fragua de iniciativas de la prolífica década de los 90, conformado por el trinomio Alejandro Gomes-Cáceres, Jota García y el infaltable Pablo Bernal, tuvo su mejor momento varios años después de su aparición. 'El beat de mi corazón', uno de los cortes de su álbum de relanzamiento 'En paz', alcanzó destacable grado de rotación en el MTV Latino y demostró que la veteranía vale por sí sola.


    61. Empleada erótica - La Rebeca


    Canción que prevalece en la memoria debido sobre todo a su inclusión en el compilado 'Subterránica', hito de una era que debió haber prevalecido por algún tiempo más. La Rebeca, otro de los emblemas de la década de los 90, esta vez con nombre de escultura, hace un muy morboso y cómico homenaje a ciertas agraciadas trabajadoras del servicio doméstico y su capacidad de despertar impulsos libidinosos en el sistema hormonal de algunos adolescentes de barrio. Un interludio curioso hace de esta composición una pieza maestra del humorismo musical.


    62. Hari Hari - Cocoa


    Poco se sabe acerca de este proyecto cuyo único sencillo, sin embargo, alcanzó cierta rotación en la radio AM de aquel entonces. Los finales 70 y los tempranos 80 del siglo XX fueron -al menos en volumen de producción- años de sequía para el rock hecho en Bogotá. No obstante, a pesar de las evidentes posibilidades de no tener éxito, Cocoa se atrevió con este sencillo del que hoy poco se recuerda, pero que aun así merece ser recordado por su osada aparición en momentos de sequía.


    63. El limbo rock - Los Daro Jets


    Meritorio trabajo el de esta banda, por regla general ignorada en reseñas y recuentos, superando sin problema la versión original del Gran Chubby Checker. No deja de resultar paradójico que uno de los primeros discos de rock and roll y twist grabados en el país cuente con un concepto de producción mucho más sólido que el de muchos de aquellos que le sucedieron décadas después.


    64. El blues del bus - Banda Nueva


    Inspirado, al igual que su contemporáneo Mario García, en el diario avatar de los usuarios frecuentes del servicio de autobuses en la ciudad, Banda Nueva aparece de nuevo en este listado, lo que la convierte, con indiscutibles méritos en la agrupación con mayor número de canciones pertenecientes a un solo disco, de entre todas las convocadas a este listado. A ritmo de blues, Jaime Córdoba escribió esta sátira, tan vigente en aquel entonces como hoy.


    65. Oda a la gente mediocre - Los Speakers


    Aparte del mérito de haber sumergido en un viaje psicodélico a toda una generación, con el respaldo químico de una inocente pastilla de Minichiclets Adams, a Los Speakers debe reconocérseles la capacidad de evolucionar a velocidades inusuales. 'Oda a la gente mediocre' es la prueba audible de que unos jóvenes, inscritos en el extracomercial estereotipo de los jóvenes 'go go' podían ser ambiciosos a la hora de hacer música.


    66. Cajas de cartón - Alerta Roja


    Más de 20 años después de su surgimiento (no del todo consumado hasta la fecha), es triste aunque muy cierto afirmar que el sonido de las producciones colombianas (salvo no más de cinco excepciones) estaba muy por debajo de sus similares en los mercados más competitivos de América Latina (léase México y Argentina). Alerta Roja, agrupación conformada por Iván Correa, Iván Sotomayor, Pablo Bernal y Manuel Escobar (todos ellos artistas con credenciales serias) se unieron para la grabación de este disco, cuya ingeniería de sonido corre por cuenta de Alfonso Abril (veterano guerrero de muchas batallas desde los 60). La intención, por ausencia de recursos técnicos, termina quedándose por encima del resultado. No obstante 'Cajas de cartón' sigue siendo un buen reflejo de mediana conciencia social en medio de las banalidades de su década.


    67. Soy así y qué - Los Streaks


    Con un solo álbum a su favor y el escepticismo de una época en su contra, bien puede hoy decirse que Los Streaks fueron un proyecto incomprendido. La 'Operación a go-go' fue -como fácil es diagnosticarlo a posteriori- una idea descabellada para su época. No obstante, esta declaración de independencia pertenece hoy, alegre y orgullosamente, a esa extraña especie de cosas que mejoran al envejecer.


    68. Cara de acuarela - Los Pelukas


    El mérito de esta rareza, nunca incluida dentro de los cánones oficiales de nuestro rock (si es que algo como ello puede existir dentro de una escena tan incipiente) es haberse adelantado al menos por 13 años a lo que más adelante se convertiría en un fenómeno mundial. Filtrado por los oídos castos de un purista, en 1964, la calidad del álbum es, a todas luces, discutible. No obstante, una mirada más suspicaz nos hará pensar en este trabajo como una curiosa muestra del protopunk colombiano. Latinoamérica entera se demoraría una década más en alcanzar este techo.


    69. Polikarpa y sus viciosas - Puta podrida


    En un listado afligido (como muchas fiestas bogotanas) por la desmesurada proporción de público masculino -en paradójico y triste contraste con la carencia de población femenina- resulta refrescante encontrarse con este trío de hacedoras de buen punk. Con letras contestatarias y un sonido contundente, 'Puta podrida' hace un eficaz inventario de denuestos. Los dos minutos mejor aprovechados en la historia de nuestro rock.


    70. Florecita rockera - Aterciopelados


    Después del inesperado éxito de 'Con el corazón en la mano' y ya convertidos por la fuerza de los hechos en músicos profesionales, un puñado de seguidores se mantenía expectante acerca de cuál habría de ser la dirección tomada por Aterciopelados como figuras de la canción popular. 'El Dorado' (1995) fue una respuesta satisfactoria a quienes se preguntaban si esta banda, cuyos inicios se remontaban a la escena subterránea de la ciudad en la década anterior, podría ser capaz de navegar en aguas internacionales. 'Florecita rockera' supo mantener el alto rango de prestigio alcanzado con 'Bolero falaz'.


    71. La calle - Compañía Ilimitada


    Esta composición, con el aroma de los cafés dispuestos en la acera de la carrera 15, entre calles 82 y 85, fiel reflejo de la Bogotá de mediados de los 80 del siglo XX, no fue escrita en Bogotá. Surgió de una improvisación de Juancho Pulido en el piano, después de una presentación nunca llevada a cabo (por ausencia de público) en el Museo del Castillo de Medellín. Se convirtió en el primer sencillo del álbum 'Contacto', responsable en gran parte de despejar el terreno para que el mal llamado 'rock en español' aterrizara sobre suelo bogotano, en aquel legendario y ya casi olvidado 1988.


    72. Musa - Delavil


    Víctor Rondón (miembro en su natal Ibagué de diversos ensambles folclóricos), Daniel Restrepo (Marlohábil) y Guillermo Morales (Yuri Gagarin), pusieron su veteranía al servicio de este trinomio del que se recuerda a 'Musa' como uno de sus más ingeniosos momentos. Una letra triste, un potente 'riff' de guitarra y un magnífico video, de notoria rotación en MTV hicieron de ésta una de las canciones más representativas de la primera década del siglo XX.


    73. Cuando me muera - Humberto Monroy


    Posiblemente durante la más hippie de sus fases, el popular Humo hizo su contribución personal al mundo de las canciones dedicadas al día del fallecimiento propio. Una magnífica y optimista pieza, resultante de este extraño proyecto, prensado para Codiscos, único trabajo en solitario de Humberto Monroy en toda su carrera.

    74. Cuchipe - Los Daro Boys


    Cuenta la leyenda que alguna vez, en 1963, doña Cecilia Fernández de Soto -directora del Teatro Colón- recibió la visita del empresario Simon Daro Dawidowicz, quien venía a pedirle autorización para presentar a "sus muchachos" en el sagrado recinto. Doña Cecilia descartó de plano la posibilidad, pues la idea de profanar dichos predios con sonidos de rock and roll le parecía digna de un demente. El señor Daro -que era coleccionista de arte- insistió, argumentando que, de autorizar la presentación de sus Daro Boys, él estaría dispuesto a donar un busto de Beethoven al Teatro. Gracias a ese inocente soborno nos queda un espléndido álbum en vivo, del que sobrevive esta curiosa versión del clásico 'Cuchipe', parte de cuya letra fue traducida al francés.

    75. Cachipay - Los Electrónicos


    Casi todos los instrumentistas profesionales de la escena rock en los 60 del siglo XX, una vez apaciguado el entusiasmo comercial de la década y carentes de plazas laborales, tuvieron que buscarse una vida como músicos de sesión al comienzo de los 70. Congregados en los pasillos de Ingesón, durante una pausa como acompañantes de Ana y Jaime, Miguel Drezner (gerente del estudio) y Roberto Fiorilli discutían acerca del poco impacto de la música tradicional colombiana en los jóvenes. Con este interrogante cómo motivación Fiorilli y algunos otros músicos más emprendieron la labor de grabar este disco, prensado para Phillips, con versiones contemporáneas de números clásicos del repertorio colombiano. 'Cachipai' destaca por su inventiva y originalidad.

    76. Ciudad dura - Los Flippers


    Los finales 60 y tempranos 70 del siglo XX fueron años de cambio en el espíritu y la alineación de Los Flippers, desestabilizados por deserciones de integrantes importantes y mantenidos con viva gracias a la persistencia de Arturo Astudillo y de otros aliados de ocasión. 'Ciudad dura', en la misma línea de 'Mi parque' - canción dedicada a la decadencia experimentada por el famoso Parque de la 60- al finalizar la década, es una queja graciosa en contra de la mecanización en la que un individuo se ve sumido en el contexto de una urbe moderna. Resalta el manejo de vientos y la estupenda voz de Charlie Cardona.

    77. Viaje 2 - Siglo Cero


    Enmarcado en el legendario Festival de la Vida (debido en gran parte a los profesionales y eficaces oficios de la espléndida Tania Moreno), el álbum 'Latinoamérica' única producción del proyecto Siglo 0, una reunión de músicos reconocidos trabajando bajo la premisa de improvisar, contiene sólo tres cortes. Dos de ellos surgen de dinámicas 'ad libitum', grabadas en vivo, como testimonio del festival mismo. El restante es una lectura de un poema de Sibius, poeta nadaísta allegado -como se ha visto- a la escena rock de entonces.


    78. Abran fuego - The Mills


    Tras el relativo éxito generado por el fenómeno The Hall Effect, Bako, un publicista en sus tardíos 20 se decidió a congregar a alguno músicos de edades diversas, con el noble fin de emular las proezas de algunos de sus ídolos británicos (léase U2). Con dicho fin, el talentoso vocalista, estableció contacto con Charry (genio creativo de The Hall Effect), quien serviría de productor para el primer trabajo de lo que llegaría a denominarse The Mills. El hecho de que 'Abran fuego' sea interpretada en castellano hace de esta canción una pieza atípica en la historia de la banda, a la que debe reconocérsele contar con un espectáculo impecablemente producido. Su letra -muy oportuna para el país- le asegura un lugar en este listado.

    79. Long tall shorty - The Wallflower Complextion


    Es muy probable que los primeros reflejos de blues en Bogotá, mucho antes de los miércoles en Crab's Bar, llevados a cabo 30 años más tarde, se deban al ingenio de esta agrupación, integrada por los hermanos Fred y Rick Sampson, Chris Cryzs, y Glen Baca, cuatro norteamericanos radicados en la ciudad, con su centro de operaciones localizado en el entonces residencial y solariego barrio de El Chicó. Dicen quienes estuvieron presentes en los duelos 'a go-go' de entonces, que los Wallflower Complextion (con una T incluida en su nombre, por error del diseñador de la carátula) superaban con facilidad a cualquiera de las bandas locales, situación debida, tal vez, al hecho de llevar el rock and roll en la sangre.


    80. I got my mojo workin' - The Black Cat Bone

    Un viejo clásico del blues, popularizado por la versión de Muddy Waters, por allá en 1957, sirvió como pretexto para la realización de un video de carretera, grabado en los Andes colombianos, pero ambientado en Norteamérica. Su creciente actividad en distintos establecimientos de la ciudad y el guiño positivo del que fueron beneficiarios por cuenta de la radio juvenil comercial, además de su innegable calidad, hicieron de TBCB, una de las bandas más recordadas de la década inicial del siglo XXI en la ciudad.


    81. For your love - Los Young Beats


    Grabar una canción de los Yardbirds en medio de la banalización de la que fuera objeto la escena bogotana a mediados de los 60 del siglo XX, por cuenta de los inexpertos mercaderes del género, no es de poco mérito. Al revisar con cuidado la escogencia del repertorio interpretado por los Young Beats en el álbum 'Ellos están cambiando los tiempos', resulta muy evidente que sus intenciones rebasaban a las del promedio. No deja de ser cómico el imaginar cómo estos jóvenes imberbes consiguieron burlar a los directivos de Discos Bambuco en su afán por imponerles a Santander Díaz (quien mucho sabía de música pero poco de rock and roll) como productor.


    82. El valle de los árboles rojos - Humberto Monroy


    El único álbum solista de aquel a quien con indiscutibles méritos y ya fallecido se ganó el honor de figurar en este listado, haciendo parte de seis proyectos distintos, es -quizá su mejor autobiografía, resultado de sus cada vez más radicales excursiones místicas. 'Sol y luna' (1976) es un disco de carácter intimista, tocado por las habilidosas manos de Orlando Betancourt, quien funge como productor, arreglista y teclista.


    83. París - Los Necro Nerds


    Si hay alguna banda que amerite ser considerada como representante de la escena subterránea de la ciudad al término de la década de los 80 y al comienzo de la de los 90 del siglo XX ésta son Los Necro Nerds. La dulce voz de Simone Balmer, y la participación de Gabriel Madero, Fernando Muñoz Botero y Gonzalo de Sagarmínaga, encontró en aquel crisol independiente de Discos Roxy, el pretexto ideal para relatar la consabida historia de una mujer de aspiraciones, radicada en los perniciosos fondos de la capital francesa.


    84. Por la mañana - Los Speakers


    Desde el lanzamiento de su penúltimo álbum, 'Los Speakers', de 1967, conformado en su totalidad por composiciones originales, ya se iba haciendo claro que los miembros de esta banda (sometida a distintas deserciones y a nuevos fichajes) había adoptado la determinación consciente de alejarse del estereotipo de los ídolos adolescentes del momento. Bigotes, extravagancias en el vestir y aires seudointelectuales fueron el comienzo de la que fuera al mismo tiempo su más prolífica y corta etapa. Este corte, con la responsabilidad a cuestas de abrir el legendario 'Maravilloso mundo de Ingesón', de 1968, es una estupenda muestra de la dirección creativa que habría de tomar el español Rodrigo García en años posteriores, muy embebido en devolverse varios siglos para explorar los aires renacentistas.


    85. Pérez Prado - Charconautas


    "En la noche hay fantasmas que espantan. Que te embalan". Traviesos navegantes de charcos. Creadores de canciones con nombres propios de individuos a las que muchos recuerdan. Una era 'Plácido Domingo'. La otra se llamaba 'Pérez Prado'. Una voz polémica, letras disparatadas y cierta dosis de excentricidad presente en sus composiciones fueron las claves de estos protagonistas de la movida noventera bogotana.


    86. El caimán - The Wallflower Complextion


    Aparte de los atrevidos intentos de fusión iniciados unos años atrás por los Daro Boys -precursores nunca del todo reconocidos del movimiento en la ciudad- es más que anecdótico el encontrarse con unos estudiantes norteamericanos del Nueva Granada, haciendo su muy peculiar versión de este clásico de la música nacional, autoría del gran José María Peñaranda.


    87. Con su soledad - Los Flippers


    La historia, que no dista demasiado de la de 'La bikina', se remite al drama de una dama que se desplaza solitaria por el mundo por causa de un agravio sentimental. Una composición original de Ferdy Fernández (tal vez uno de los más prolíficos creadores en la Colombia de los 60) que da perfecta cuenta de las singulares destrezas de los Flippers como instrumentistas habilidosos.


    88. Bogotá - Distrito Especial


    Durante años los rockeros bogotanos parecieron tener la convicción tácita de que nuestra ciudad capital era demasiado prosaica como para dedicarle canciones. Gracias a la patriótica iniciativa de Distrito Especial (más adelante abreviado a Distrito, pues la constituyente de 1991 cambió las cosas) Bogotá se vio eximida de la deshonra de no contar con una sola pieza de rock grabada a su nombre. Esta obra antológica a ritmo de 'gastrofunk' -término acuñado por los integrantes mismos de la banda para definir su estilo de música- sigue siendo referente obligatorio a la hora de hablar de nuestra ciudad en clave de rock.


    89. Drulos - Ultrágeno


    Entre la onda industrial y el hardcore, la presencia característica de un atípico violín, y la propuesta -irónica cómica y agresiva- de 'Drulos', hizo de esta una de las más creativas invenciones de la banda y una muestra inobjetable de los afanes progresistas de la frustrada ola independiente bogotana de aquellos ya casi lejanos años 90 del siglo XX. Se conoce como drulo al individuo dado al consumo de anfetaminas, ácidos y demás drogas en presentación píldora.


    90. Perro lanudo - Los Ampex



    La canción, que poco se diferencia de muchos de los números versionados de manera masiva por distintas bandas emergentes en la América Latina de los 60 del siglo XX, relata el drama de un joven cuya privacidad íntima al lado de su prometida se ve violentada por las acciones imprudentes de un perro, posiblemente ovejero. Los Ampex -como muchas bandas de aquel momento- carecieron de repertorio propio. No obstante, el ingenio vocal de Yamel Uribe, sumado a la fuerza que transmiten en esta canción, amerita un lugar en la historia de nuestro rock and roll.


    91. Viernes por la noche - Verde 3


    Champi, viejo conocido de las noches bogotanas, por su labor combinada de músico y 'hombre de bares' sumado a Diana Galán, son los cerebros tras este colorido proyecto, una de cuyas canciones sonó con considerable frecuencia en las radios independientes de la ciudad, a mediados de la primera década del siglo XXI. El sonido, atípico en la mayoría de producciones hechas en la ciudad, hace pensar en las muchas jóvenes de pelo tinturado y actitud desenfadada -con ese típico dejo entre lo indiferente, lo despectivo, lo melancólico y lo encantador- que por aquel entonces ornaban los estrechos corredores de lugares como Socorro, El Gabinete y Eje Bar (en algún tiempo rebautizado como Mod).


    92. Al que madruga le da sueño - Banda Nueva


    "No creo que nadie pueda comprender, el por qué salen mal las cosas siempre", comenzaba cantando Gustavo Cáceres, mientras empuñaba un bajo Hofner, que servía de fondo a unos vientos interpretados por músicos que poca relación tenían con el mundo del pop. Inmaculados arreglos de voces terminaban por ambientar esta entretenida pieza, perfectamente ajustada al estilo de la ecléctica 'Gran feria'.


    93. La gafa - Troller y Arias


    Nada más inadecuado para un verdadero bogotano que someterse a los rigores del turismo playero. En esta sátira, a ritmo de merengue -resultado del trabajo a seis manos entre el conocido binomio y Félix Riaño- queda claro que todo cachaco que merezca ser llamado como tal es animal de tierra fría. Elegir un plan vacacional en forma equivocada puede llegar a ser letal.


    94. Violeta - Vietato


    El siglo XXI se inició con un reto adicional para las bandas bogotanas. Tener un CD prensado, dadas las facilidades técnicas para su producción, dejó de ser un lujo para convertirse en una obligación rutinaria. Vietato Fumare (más adelante abreviado a Vietato) nació en un entorno agobiado -o bendecido, si se quiere- por esta premisa. Bien reseñados en 2004 por la desaparecida revista 'Rolling Stone' en su edición Cono Norte, la banda sobrevivió con relativo decoro, pese a haber enfrentado desagradables momentos como la suspensión de su concierto en el marco de la legendaria tormenta de Rock al Parque 2007. 'Violeta', corte inicial de su trabajo del mismo nombre fue quizá su producción mejor lograda.

    95. HM - Pollito Chicken


    Momento memorable en la historia de Rock al Parque cuando, en el marco de su tercera edición, la tarima se vio invadida por las presencias de los miembros de una banda debidamente ataviada con crestas. No nos referimos al clásico peinado distintivo de los punks. Estamos hablando de las características protuberancias de ciertas especies ornitológicas. Sin que muchos lo sepan, 'HM' (extraída de algún MiniDisc, a la usanza de 1997), rebosante de samplers y de pistas semiescondidas, fue una gentil dedicatoria de tan talentosos músicos a ese incansable trabajador de la escena que fue y sigue siendo el gran Héctor Mora Jr.


    96. Amada mía - Tribu 3


    Es más que lamentable que el trabajo de Tribu 3, con sus fusiones latinas y su firme deseo de hacer una música propia de exportación, no haya llegado jamás a los anaqueles de las grandes tiendas de discos. El grupo, cuyo principal gancho era la presencia de Mingo Lewis (percusionista de Carlos Santana y padre de Mateo Lewis -Ratón Pérez-) dejó un buen número de canciones, tristemente olvidadas por las mayorías. 'Amada mía', de la que sobrevive un videoclip, grabado para el programa 'Sábados espectaculares', de Armando Plata Camacho, fue una de ellas.


    97. Aída - La donna e móbile e questa o quella - Los Streaks


    Basta con oír esta canción y con corroborar que su fecha de prensaje original tuvo lugar en 1967 para desmentir a quienes supongan que aquello de poner en simultánea a ópera y rock fue un invento de los progresivos 70, con Freddie Mercury como gran abanderado. La 'Operación a go-go... una idea descabellada' fue sin duda un proyecto ambicioso, no del todo entendido por una audiencia aún inmadura. Su mayor promotor, el músico y locutor Édgar Restrepo Caro, sería el responsable de convencer a Jairo Alfredo Galán de semejante desfachatez. Triste pensar que el destino de Los Streaks terminaría por inclinar su balanza del lado del género tropical.


    98. Perfume atomizante - Yuri Gagarin


    Característica onmipresente en la mayoría de las grabaciones de los 90 del siglo XX era un armónico generado desde el sonido del redoblante de casi todas las bandas del momento. 'Perfume atomizante', obra de una agrupación en principio conocida con el nombre de 'Yuri Gagarin y Los Correcaminos' y luego abreviado, constituye una de las más depuradas muestras de tan singular fenómeno.


    99. Abajo de la 15 - Carlos Reyes y la Killer Band


    Ex integrante de Agony y de The Black Cat Bone, dos nombres para nada desconocidos en el ámbito rock bogotano, y ya maduro, el bajista Carlos Reyes se lanza a la batuta de esta banda, eterna peregrina de la noche en bares y escenarios citadinos. 'Abajo de la 15' es un retrato fiel a ritmo de blues, del paisaje urbano que circunda a una de las más convulsionadas vías capitalinas.


    100. NPI - Por qué o qué


    A ritmo de guascarrilera y blues, ataviados con ruanas, Alejo Monroy, José Rodríguez e Iván Fernández decidieron reinventarse los tradicionales ritmos originarios de la meseta cundiboyacense, con resultados acaso afortunados. 'Por qué o qué' es uno de los disparates mejor logrados en la historia de nuestro rock.

    Por ahora hemos terminado... Como bien lo dijimos, aceptamos correcciones, insultos y sugerencias....

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  1. Bueno estimados cincuentones. Una noche cualquiera del año 1975, estaba yo aquí en Bucaramanga buscando en el dial AM algo

    diferente para escuchar y llegué a los 1550 KHz de la banda de onda media, me encontré con una emisora cuya música anglo

    suave a las 8:30pm se destacaba. Continué un buen rato y al día siguiente no me van a creer. A las 06:00 am volví a encender

    mi pequeño radio a transistores y me encontré de nuevo con la misma emisora pero no sabía de donde transmitía. Después de un

    rato se identificó y era Radio Fantasía de Bogotá, 1550 khz Onda Media 106.7Mhz Frecuencia Modulada. Desde ese día se

    convirtió en mi favorita y ojo miren que les estoy diciendo que la escuchaba desde Bucaramanga-Santander. Y es que el

    transmisor de AM de Radio Fantasía era lo suficientemente potente para poner una buena señal aquí en Santander. La calidad de

    sonido era espectacular y eso era necesario dado el género musical que tenía. Cuentan los que la conocieron que Radio

    Fantasía inició con música instrumental con temas de la gran orquesta de Paul Mauriat, Franck Pourcel o los coros de Ray

    Connif (lo que hoy se conoce como música Easy Listening). Mi programa favorito era el de todos los días a las 6:00 de la

    tarde no se si recuerdan “Estos son los Fantásticos de Fantasía” o los gingles como “Y ahora en Fantasía… música joven para

    la gente que piensa joven….. como Usted”.
    Muy buenos y nostálgicos recuerdos de Radio Fantasía.

  2. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  3. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  4. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  5. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  6. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  7. Y hablando de marcas, los TDK eran los mejores!! Luego los Sony pero eran mejores los antiguos. A los “nuevos”, les redujeron algo así como el rango dinámico. Los Maxvell siempre me parecieron pésimos. Un poquito mejor los Silver antiguos. Los de cinta de cromo y demás eran excelentes. Marcas piratas como TTK, Maxvall y similares eran pésimas. Los Aiwa y Pionner que no eran tan populares, eran muy buenos. No recuerdo más marcas de momento pero esas eran las principales.

  8. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  9. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  10. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  11. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  12. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  13. Total identificación con este artículo! Cientos de cintas, algunas bien grabadas, otras ya deterioradas por el paso del tiempo se encuentran guardadas en sus cajas, en mi habitación. Conservo algunas originales y otras, de todas las marcas posibles, con testimonios de la buena radio y música de épocas muertas, ensayos personales con DJ, como precario cantante y toda clase de locuras posibles.
    Música de The Beatles grabada de Lp’s, Pink Floyd, Madonna, Michael Jackson, Led Zeppelin, Elvis, Survivor, The Bangles, Milli Vanilli, Aerosmith y muchos más son personajes recurrentes en este gran compilado de horas y horas de grabaciones de emisoras como 88.9 y Caracol Estéreo principalmente. Siempre me he preguntado si habrá un momento, tal como lo plantea el artículo, para sentarme a digitalizar tantas horas y tantos recuerdos mágicos plantados en ese cargamento nostálgico y gigante de cintas aplastadas por el anacronismo y la modernidad.

  14. Leofloydian

    De las mejores entradas que he leido en su blog, Andres, aunque no soy de su generacion tbn siempre fui un gran coleccionista de cassettes( de hecho ahora tengo casi 200) y grabar cosas de radio, eran unas epocas muy lindas, sobretodo ese ritual que se hacia para grabarlo y lo de la “caspeada” uno no intercambiaba la musica que tenia a menos que fuera por algo mejor, eso era genial. yo tbn me creia “parte de una excepcional élite ‘underground’ del buen gusto musical” jajajaja pero en realidad que dificil era conseguir buena musica en esa epoca (cosa que ahora se hace solo dando un click)…

    En fin, muy buen articulo. un buen viaje al pasado, buenos recuerdos de viejas epoca, que orgulloso me siento de prtenecer a la “generacion de los cassettes”. hace poco estaba escuchando unos y la nueva generacion lo ve a uno como un bicho raro por hacer eso…jamas se daran cuenta de lo bello y exclusivo que fue tener un buen cassette en esa epoca.

    saludos!

  15. Leofloydian

    De las mejores entradas que he leido en su blog, Andres, aunque no soy de su generacion tbn siempre fui un gran coleccionista de cassettes( de hecho ahora tengo casi 200) y grabar cosas de radio, eran unas epocas muy lindas, sobretodo ese ritual que se hacia para grabarlo y lo de la “caspeada” uno no intercambiaba la musica que tenia a menos que fuera por algo mejor, eso era genial. yo tbn me creia “parte de una excepcional élite ‘underground’ del buen gusto musical” jajajaja pero en realidad que dificil era conseguir buena musica en esa epoca (cosa que ahora se hace solo dando un click)…

    En fin, muy buen articulo. un buen viaje al pasado, buenos recuerdos de viejas epoca, que orgulloso me siento de prtenecer a la “generacion de los cassettes”. hace poco estaba escuchando unos y la nueva generacion lo ve a uno como un bicho raro por hacer eso…jamas se daran cuenta de lo bello y exclusivo que fue tener un buen cassette en esa epoca.

    saludos!

  16. Leofloydian

    De las mejores entradas que he leido en su blog, Andres, aunque no soy de su generacion tbn siempre fui un gran coleccionista de cassettes( de hecho ahora tengo casi 200) y grabar cosas de radio, eran unas epocas muy lindas, sobretodo ese ritual que se hacia para grabarlo y lo de la “caspeada” uno no intercambiaba la musica que tenia a menos que fuera por algo mejor, eso era genial. yo tbn me creia “parte de una excepcional élite ‘underground’ del buen gusto musical” jajajaja pero en realidad que dificil era conseguir buena musica en esa epoca (cosa que ahora se hace solo dando un click)…

    En fin, muy buen articulo. un buen viaje al pasado, buenos recuerdos de viejas epoca, que orgulloso me siento de prtenecer a la “generacion de los cassettes”. hace poco estaba escuchando unos y la nueva generacion lo ve a uno como un bicho raro por hacer eso…jamas se daran cuenta de lo bello y exclusivo que fue tener un buen cassette en esa epoca.

    saludos!

  17. Muy buena entrada, tener un casete nuevo era toda una ilusión al imaginarse una lista de canciones a grabar, recuerdo el maldecir ya sea por que el DJ interrumpia la canción que uno queria con una cuña, o por que su introducción la hacia sobre la canción que hacia mucho esperabamos, particularmente llamé varias veces para pedir canciones y poder grabralas, la primera que pusieron a petición mía fue Hot in the city de Billy Idol en Radioactiva después de un Top 40, pero para mala fortuna mía en medio de la canción sonó el radio radio radio radio radioooactiiva (el otro día escuché que lo han vuelto a usar Cardona y Cía.).
    No se si las generaciones adolecentes de hoy dentro de 20 años recuerden con emoción al leer un artículo como era poner en un buscador o en un programa P2P buscar una canción de 30 seconds to mars (si es que eso es lo que buscan, por que creo que lo más descargado debe ser el reggaeton) y guardarla en el respectivo dispositivo.

  18. Muy buena entrada, tener un casete nuevo era toda una ilusión al imaginarse una lista de canciones a grabar, recuerdo el maldecir ya sea por que el DJ interrumpia la canción que uno queria con una cuña, o por que su introducción la hacia sobre la canción que hacia mucho esperabamos, particularmente llamé varias veces para pedir canciones y poder grabralas, la primera que pusieron a petición mía fue Hot in the city de Billy Idol en Radioactiva después de un Top 40, pero para mala fortuna mía en medio de la canción sonó el radio radio radio radio radioooactiiva (el otro día escuché que lo han vuelto a usar Cardona y Cía.).
    No se si las generaciones adolecentes de hoy dentro de 20 años recuerden con emoción al leer un artículo como era poner en un buscador o en un programa P2P buscar una canción de 30 seconds to mars (si es que eso es lo que buscan, por que creo que lo más descargado debe ser el reggaeton) y guardarla en el respectivo dispositivo.

  19. Muy buena entrada, tener un casete nuevo era toda una ilusión al imaginarse una lista de canciones a grabar, recuerdo el maldecir ya sea por que el DJ interrumpia la canción que uno queria con una cuña, o por que su introducción la hacia sobre la canción que hacia mucho esperabamos, particularmente llamé varias veces para pedir canciones y poder grabralas, la primera que pusieron a petición mía fue Hot in the city de Billy Idol en Radioactiva después de un Top 40, pero para mala fortuna mía en medio de la canción sonó el radio radio radio radio radioooactiiva (el otro día escuché que lo han vuelto a usar Cardona y Cía.).
    No se si las generaciones adolecentes de hoy dentro de 20 años recuerden con emoción al leer un artículo como era poner en un buscador o en un programa P2P buscar una canción de 30 seconds to mars (si es que eso es lo que buscan, por que creo que lo más descargado debe ser el reggaeton) y guardarla en el respectivo dispositivo.

  20. andresgottardi

    Se los juro, de todas las noticias este blog fue el unico que acaparo mi atención. Recordar aquel compañero de nuestras primeras grabadoras en la adolescencia es el acto de recordar que hubo un tiempo en que lo más importante era guardar plata para comprar en sanandrecito de la 38 la caja de sony 60 y 90 (los maxvell los odiaba) ir después donde el amigo que tenia los cds, pedirselos prestados e ir corriendo a la casa de la tía para grabarlos. Aún tengo dentro de mis checheres de adulto de 32 años varios cassettes, el más viejo: uno de Megadeth (Peace sells but whos buying?) del año 1992 marcado con la letra de mi mejor amigo en aquella epoca. Otra joya: un cassette de Silvio rodriguez donde al final, como me sobro cinta, lo lleve al colegio y en una grabadora de periodista con mis amigos de 11 grabamos la recocha de aquella epoca (snif…)
    Y claro, como no olvidar ,los sabados al mediodia en 88.9 donde daban los 20 superexitos en la voz del capi, incluso y ahora lo recuerdo, a comienzos del 91 grabe el rock en rio II, en especial el concierto de Gnr con lo que en television llamamos mosca (88.9…en voz con efecto) el expreso del rock, lucho metales y su metal en estereo, radio paramecio en javeriana estereo, los programas de reggae en la nacional, y aquellos años dorados de los comienzos de 99.1.
    En fin, gracias por este blog que nos rescata un poco en estos tiempos aciagos.

  21. andresgottardi

    Se los juro, de todas las noticias este blog fue el unico que acaparo mi atención. Recordar aquel compañero de nuestras primeras grabadoras en la adolescencia es el acto de recordar que hubo un tiempo en que lo más importante era guardar plata para comprar en sanandrecito de la 38 la caja de sony 60 y 90 (los maxvell los odiaba) ir después donde el amigo que tenia los cds, pedirselos prestados e ir corriendo a la casa de la tía para grabarlos. Aún tengo dentro de mis checheres de adulto de 32 años varios cassettes, el más viejo: uno de Megadeth (Peace sells but whos buying?) del año 1992 marcado con la letra de mi mejor amigo en aquella epoca. Otra joya: un cassette de Silvio rodriguez donde al final, como me sobro cinta, lo lleve al colegio y en una grabadora de periodista con mis amigos de 11 grabamos la recocha de aquella epoca (snif…)
    Y claro, como no olvidar ,los sabados al mediodia en 88.9 donde daban los 20 superexitos en la voz del capi, incluso y ahora lo recuerdo, a comienzos del 91 grabe el rock en rio II, en especial el concierto de Gnr con lo que en television llamamos mosca (88.9…en voz con efecto) el expreso del rock, lucho metales y su metal en estereo, radio paramecio en javeriana estereo, los programas de reggae en la nacional, y aquellos años dorados de los comienzos de 99.1.
    En fin, gracias por este blog que nos rescata un poco en estos tiempos aciagos.

  22. andresgottardi

    Se los juro, de todas las noticias este blog fue el unico que acaparo mi atención. Recordar aquel compañero de nuestras primeras grabadoras en la adolescencia es el acto de recordar que hubo un tiempo en que lo más importante era guardar plata para comprar en sanandrecito de la 38 la caja de sony 60 y 90 (los maxvell los odiaba) ir después donde el amigo que tenia los cds, pedirselos prestados e ir corriendo a la casa de la tía para grabarlos. Aún tengo dentro de mis checheres de adulto de 32 años varios cassettes, el más viejo: uno de Megadeth (Peace sells but whos buying?) del año 1992 marcado con la letra de mi mejor amigo en aquella epoca. Otra joya: un cassette de Silvio rodriguez donde al final, como me sobro cinta, lo lleve al colegio y en una grabadora de periodista con mis amigos de 11 grabamos la recocha de aquella epoca (snif…)
    Y claro, como no olvidar ,los sabados al mediodia en 88.9 donde daban los 20 superexitos en la voz del capi, incluso y ahora lo recuerdo, a comienzos del 91 grabe el rock en rio II, en especial el concierto de Gnr con lo que en television llamamos mosca (88.9…en voz con efecto) el expreso del rock, lucho metales y su metal en estereo, radio paramecio en javeriana estereo, los programas de reggae en la nacional, y aquellos años dorados de los comienzos de 99.1.
    En fin, gracias por este blog que nos rescata un poco en estos tiempos aciagos.

  23. Muy bueno el artículo, además que me hace recordar momentos inolvidables de mi infancia en los ochenta y noventa. El autor es un poco mayor que yo, pero inevitablemente me doy cuenta de todos los fuertes lazos que nos unen al pertenecer a una misma generación. En muchas cosas me identifiqué con el autor y en otros identifiqué a varios de mis amigos. Excelente.

  24. Muy bueno el artículo, además que me hace recordar momentos inolvidables de mi infancia en los ochenta y noventa. El autor es un poco mayor que yo, pero inevitablemente me doy cuenta de todos los fuertes lazos que nos unen al pertenecer a una misma generación. En muchas cosas me identifiqué con el autor y en otros identifiqué a varios de mis amigos. Excelente.

  25. Muy bueno el artículo, además que me hace recordar momentos inolvidables de mi infancia en los ochenta y noventa. El autor es un poco mayor que yo, pero inevitablemente me doy cuenta de todos los fuertes lazos que nos unen al pertenecer a una misma generación. En muchas cosas me identifiqué con el autor y en otros identifiqué a varios de mis amigos. Excelente.

  26. albertogico

    Excelente artículo que hace rememorar aquellas épocas de otrora tecnología. Fuí un fanático de los cassettes, tengo varias horas de grabación en mi equipo Sony con tornames que aún conservo. Logré hacerme a una colección de cassettes vírgenes de por lo menos veinte marcas que aún conservo con sus empaque originales. Tantas voces de seres queridos que han partido al más allá. Bendita tecnología que cada día avanza más y no terminamos de sorprendernos, pero que bueno recordar esa evolución a la que pertenecemos. albertogico@hotmail.com

  27. albertogico

    Excelente artículo que hace rememorar aquellas épocas de otrora tecnología. Fuí un fanático de los cassettes, tengo varias horas de grabación en mi equipo Sony con tornames que aún conservo. Logré hacerme a una colección de cassettes vírgenes de por lo menos veinte marcas que aún conservo con sus empaque originales. Tantas voces de seres queridos que han partido al más allá. Bendita tecnología que cada día avanza más y no terminamos de sorprendernos, pero que bueno recordar esa evolución a la que pertenecemos. albertogico@hotmail.com

  28. albertogico

    Excelente artículo que hace rememorar aquellas épocas de otrora tecnología. Fuí un fanático de los cassettes, tengo varias horas de grabación en mi equipo Sony con tornames que aún conservo. Logré hacerme a una colección de cassettes vírgenes de por lo menos veinte marcas que aún conservo con sus empaque originales. Tantas voces de seres queridos que han partido al más allá. Bendita tecnología que cada día avanza más y no terminamos de sorprendernos, pero que bueno recordar esa evolución a la que pertenecemos. albertogico@hotmail.com

  29. PepitoPerez93

    Muy buena nota. Muchas lástima que dañaran las fotos con el sello “elBlogotazo”. Realmente se las tiraron. A pesar de esto, me traen muchísimos recuerdos bellos. ¡Qué tiempos aquellos!

  30. PepitoPerez93

    Muy buena nota. Muchas lástima que dañaran las fotos con el sello “elBlogotazo”. Realmente se las tiraron. A pesar de esto, me traen muchísimos recuerdos bellos. ¡Qué tiempos aquellos!

  31. PepitoPerez93

    Muy buena nota. Muchas lástima que dañaran las fotos con el sello “elBlogotazo”. Realmente se las tiraron. A pesar de esto, me traen muchísimos recuerdos bellos. ¡Qué tiempos aquellos!

  32. Leer este artículo me recordó mi infancia. Tengo también muchos cassettes, me encantaba grabar todo lo que ponían de mis artistas favoritos en esos tiempos. Entre un SONY y un TDK me quedaba con el segundo, se podían grabar mucho mejor, esa calidad me gustaba más. Además, si se caía, no se rompía.(Aunque reconozco que quiero y amo mis Sony EF60)

    Gracias por hacerme sentir que no soy una persona demente y atrasada solo por tener mi música (mal grabada) en cassettes.

    Saludos.

  33. Leer este artículo me recordó mi infancia. Tengo también muchos cassettes, me encantaba grabar todo lo que ponían de mis artistas favoritos en esos tiempos. Entre un SONY y un TDK me quedaba con el segundo, se podían grabar mucho mejor, esa calidad me gustaba más. Además, si se caía, no se rompía.(Aunque reconozco que quiero y amo mis Sony EF60)

    Gracias por hacerme sentir que no soy una persona demente y atrasada solo por tener mi música (mal grabada) en cassettes.

    Saludos.

  34. Leer este artículo me recordó mi infancia. Tengo también muchos cassettes, me encantaba grabar todo lo que ponían de mis artistas favoritos en esos tiempos. Entre un SONY y un TDK me quedaba con el segundo, se podían grabar mucho mejor, esa calidad me gustaba más. Además, si se caía, no se rompía.(Aunque reconozco que quiero y amo mis Sony EF60)

    Gracias por hacerme sentir que no soy una persona demente y atrasada solo por tener mi música (mal grabada) en cassettes.

    Saludos.

  35. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  36. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  37. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  38. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  39. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  40. Hola Andres gracias por ese viaje, recorde la epoca en que con una grabadora de pilas escuchaba radio fantasia en el racionamiento de 1980, y cuando sonaban los shadows en radio tequendama tocando “Honourable puff puff ” que solo logre escuchar de nuevo gracias a internet, es mas; como quisiera de nuevo ver el documental “Beatles Compleat” traducido al español, el cual grabe en un cassette de betamax hasta que se acabo de tanto repetirlo, por ultimo ver la imagen de esos cassettes del blog me transporte por que no pense en guardarlos como recuerdo de una epoca inimaginable para la generacion actual en la cual conseguir una cancion completa bien grabada era realmente dificil.

  41. Buena idea darle rewind a los recuerdos. Gran parte de nuestra vida quedó anclada a esas partículas magnéticas. En cuanto a Air Supply, su música para planchar en inglés aún me encanta y Silvio Rodríguez nos hizo soñar a muchos de los que habitábamos este lado sur de la ciudad, que la utopía y el amor eran una mezcla posible. Cuando se trata de expresar nuestros sentimientos, no siempre coincide la etiqueta que usamos para describir una misma cosa.

  42. Buena idea darle rewind a los recuerdos. Gran parte de nuestra vida quedó anclada a esas partículas magnéticas. En cuanto a Air Supply, su música para planchar en inglés aún me encanta y Silvio Rodríguez nos hizo soñar a muchos de los que habitábamos este lado sur de la ciudad, que la utopía y el amor eran una mezcla posible. Cuando se trata de expresar nuestros sentimientos, no siempre coincide la etiqueta que usamos para describir una misma cosa.

  43. Buena idea darle rewind a los recuerdos. Gran parte de nuestra vida quedó anclada a esas partículas magnéticas. En cuanto a Air Supply, su música para planchar en inglés aún me encanta y Silvio Rodríguez nos hizo soñar a muchos de los que habitábamos este lado sur de la ciudad, que la utopía y el amor eran una mezcla posible. Cuando se trata de expresar nuestros sentimientos, no siempre coincide la etiqueta que usamos para describir una misma cosa.

  44. provinciano84

    Excelente articulo, recuerdo el ultimo cassete que tuve fueron los remasters de Led Zeppelin hace unos 7 u 8 años lo grabe de un cd de un primo, tambien recuerdo los cassetes de Sony de color oscuro pero me gustaba mas los TDK y cuando uno grababa muchas veces rompia las cabezas del cassete para que no se borrara por accidente y cuando queria regrabar se ponia cinta pegante y también cuando se dañaban en las caseteras que la cinta comenzaba a sonar un crujido y el audio se iba. Eso si los cassetes fueron una opción muy economica de los LP y posteriormente CD y también comodos de llevar aunque poniendolos en un walkman este comia mucha pila. Aunque su producción ya esta casi desaparecida y nuevas tecnologias han sido remplazadas, el cassete permanecerá en la memoria de muchos que compartimos esta maravilla tecnologica durante los años 70, 80 y 90.

  45. provinciano84

    Excelente articulo, recuerdo el ultimo cassete que tuve fueron los remasters de Led Zeppelin hace unos 7 u 8 años lo grabe de un cd de un primo, tambien recuerdo los cassetes de Sony de color oscuro pero me gustaba mas los TDK y cuando uno grababa muchas veces rompia las cabezas del cassete para que no se borrara por accidente y cuando queria regrabar se ponia cinta pegante y también cuando se dañaban en las caseteras que la cinta comenzaba a sonar un crujido y el audio se iba. Eso si los cassetes fueron una opción muy economica de los LP y posteriormente CD y también comodos de llevar aunque poniendolos en un walkman este comia mucha pila. Aunque su producción ya esta casi desaparecida y nuevas tecnologias han sido remplazadas, el cassete permanecerá en la memoria de muchos que compartimos esta maravilla tecnologica durante los años 70, 80 y 90.

  46. provinciano84

    Excelente articulo, recuerdo el ultimo cassete que tuve fueron los remasters de Led Zeppelin hace unos 7 u 8 años lo grabe de un cd de un primo, tambien recuerdo los cassetes de Sony de color oscuro pero me gustaba mas los TDK y cuando uno grababa muchas veces rompia las cabezas del cassete para que no se borrara por accidente y cuando queria regrabar se ponia cinta pegante y también cuando se dañaban en las caseteras que la cinta comenzaba a sonar un crujido y el audio se iba. Eso si los cassetes fueron una opción muy economica de los LP y posteriormente CD y también comodos de llevar aunque poniendolos en un walkman este comia mucha pila. Aunque su producción ya esta casi desaparecida y nuevas tecnologias han sido remplazadas, el cassete permanecerá en la memoria de muchos que compartimos esta maravilla tecnologica durante los años 70, 80 y 90.

  47. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  48. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  49. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  50. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  51. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  52. leunamcrowley

    Andrés, esta es la mejor entrada de su blog de todo el tiempo que llevo leyéndolo. Mi gran orgullo durante mi infancia, muy parecida a la suya pero menos chapineruna, fue un cajon de mesa de noche llena de casettes con todo tipo de grabaciones. Hace poco necesité comprar casettes para copiar algún material, y me dijeron que ya no los fabrican, y son difíciles de conseguir.
    Y otra cosa, aún guardo la costumbre de la canción de media noche, casi lloro cuando vi eso.
    Muchas gracias, que buen artículo. Un saludo

  53. Andrés, genial artículo. Yo no fui fan de los Sony: me parecía que se desgastaban rápido. Los que mejores resultados me dieron siempre fueron los TDK. El último cassette que tuve copiado fue el soundtrack de la película “The Crow” y el último original fue el “Pure Instinct” de Scorpions. De ahí, el CD los reemplazó, aunque atesoro el Tooth And Nail de Dokken y el Tokyo Tapes de mis amados Scorpions originales, cassettes blancos que la RCA fabricaba con el mejor sonido. Pero bueno. Por ahora, lo mejor será seguir atesorando nuestra música en FLAC, el mejor códec actual.

  54. Andrés, genial artículo. Yo no fui fan de los Sony: me parecía que se desgastaban rápido. Los que mejores resultados me dieron siempre fueron los TDK. El último cassette que tuve copiado fue el soundtrack de la película “The Crow” y el último original fue el “Pure Instinct” de Scorpions. De ahí, el CD los reemplazó, aunque atesoro el Tooth And Nail de Dokken y el Tokyo Tapes de mis amados Scorpions originales, cassettes blancos que la RCA fabricaba con el mejor sonido. Pero bueno. Por ahora, lo mejor será seguir atesorando nuestra música en FLAC, el mejor códec actual.

  55. Andrés, genial artículo. Yo no fui fan de los Sony: me parecía que se desgastaban rápido. Los que mejores resultados me dieron siempre fueron los TDK. El último cassette que tuve copiado fue el soundtrack de la película “The Crow” y el último original fue el “Pure Instinct” de Scorpions. De ahí, el CD los reemplazó, aunque atesoro el Tooth And Nail de Dokken y el Tokyo Tapes de mis amados Scorpions originales, cassettes blancos que la RCA fabricaba con el mejor sonido. Pero bueno. Por ahora, lo mejor será seguir atesorando nuestra música en FLAC, el mejor códec actual.

  56. A mi me pareció chevere la idea tuya de tener musica de lo Beatles, que en todo mi funeral solo se escuche al cuarteto de Liverpool. Nada que lo vean a uno y si es con algodones en la nariz menos, Que a ninguna tia loca se le ocurra ponerme un vaso de Agua debajo del Cajón. y al desgraciado que se le ocurra abrirme el cajón que pa’ verme por última vez le arriaré la madre desde el mas allá……………Por cierto ya le perdoné lo de Mockus

  57. Lo ideal sería fenecer e inmediatamente ser colocado en una pira funeraria griega. Que no queden ni las cenizas, que todo arda; y el lugar que sea el perfecto para que se siembre un árbol.

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