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Supremacía en negro y blanco
En estos días surgió una vez más el fantasma de la supremacía de la piel blanca, y con él los expertos en cueros, pieles y pellejos.
Tras años de buscar los aportes que el color blanco le ha hecho a la piel blanca, uno de esos expertos terminó por confesar, aliviado, que ninguno. Que lo que sí encontró, en vez de aportes, fue que la piel blanca no existe como tal, pues, cuando el hombre se forra con ella, deja ella de ser blanca y se vuelve más bien incolora. Tanto, que parece transparente.
Y que el singular fenómeno lo sufre el pellejo blanco, no por pereza del Creador, como se cree, sino porque el hombre blanco ha sido incapaz de sacar y poner sus cueros al sol.
El mismo experto venía preguntándose en qué consiste, después de todo, el ser negro o blanco. Concluyó que, mientras el primero es una persona en condición de negritud total, el hombre blanco, como tal, no es más que un ser humano al que el Creador, en su infinita sabiduría, lo castigó privándolo del elegante color negro en la piel.
El último experto vivía sospechando que debía haber en el mundo algo que contradijera los postulados del diseño inteligente. Pues bien, al fin dio con ese algo. Lo anunció así: “Tras años y años de búsqueda, por fin encontré algo que reduce a polvo la teoría del creacionismo. Hallé, en suma, el más claro, el más contundente argumento contra el diseño inteligente: se llama Donald Trump”.
Entre bustos…no hay abogado que valga
Hace algún tiempo, la senadora Angélica Lozano salió de compras; la acompañó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, su pareja.
Regía entonces la limitación de salidas por la pandemia. Se suponía que la prohibición convertiría esta sencilla operación de mercadeo en una aventura de lo más romántica. No ocurrió así. Porque dos tipos de virus aparecieron en el horizonte y trataron de oscurecer la idílica jornada. Uno era el coronavirus. El otro tenía forma de abogado. De abogado de apellido Bustos.
A decir verdad, el coronavirus procedió con decencia y evitó meterse en la vida pulmonar de ellas. El abogado Bustos no: se portó en cambio como abogado, y como tal denunció a la pareja ante la Corte Suprema de Justicia alegando violación de la restricción debida a la pandemia.
Se sabe que la Corte consideró irrelevante la denuncia y no la admitió.
Lo cual viene a confirmar que, con esto, el alto tribunal destacó la poca relevancia del abogado Bustos frente a la relevancia propia y natural de los demás bustos en pleito. Y que también dejó por bien sentado que “entre bustos no ha de haber disgustos”.
