Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

Si de algo puedo presumir en la vida, es de tener un prontuario matrimonial alto. Claro, como asistente, porque de protagonista todavía no he fungido nada más que en las mentes de quienes deliran y hasta se atreven a describir cómo será mi casamiento. No hay nada que me fastidie más que eso, que me atarzanen en plena ceremonia ajena y con cierta sorna pregunten que cuándo es el mío, que yo veré dijo la nube, que si necesito ayuda para conocer a alguien, y así, como si uno fuera un impedido que no supiera hablar o conquistar, o como si uno no supiera que está soltero. ¡Gracias, genios, no me había dado cuenta!

Lo cierto es que he ido a decenas de matrimonios desde que tengo memoria: de niño fui pajecito tantas veces que siento haber quemado todas las ganas de usar corbatín con Converse mucho antes de los 10 años, por eso no le veo gracia a la gente que se casa en tenis y se creen la maravilla. Crecí -en sentido figurado- para seguir siendo pajecito adulto, que es estar en la corte de los novios. He desfilado por muchas entradas matrimoniales y diligenciado tantos sobres como para llenar de cartas a los secuestrados que aguardan mensajes en la selva. En definitiva, me gustan los matrimonios, tanto que me dan ganas de casarme con uno de ellos.

De todas las formas de casarse, ya tuve la oportunidad de asistir a una en la cual jamás tuve fe: el capitalino matrimonio en Cartagena. Sí, porque no hay nada más rolo que casarse en la costa y todo lo que eso implica. Matrimonio en Cartagena: el solo título ya me suena a película de dudosa reputación, porque puede ir desde lo erótico de una aventura con una amiga de la novia, hasta lo terrorífico de terminarse peleando con unos vendeostras; pasando por la comedia de pagar $15.000 por una botella de agua y hasta el drama de salvar a un amigo de las garras de un travesti obsesionado con él. ¡Es que todo puede pasar!

 Aquí el altar, los novios con vista a una especie de yate y los invitados con arena en sus alérgicos dedos.

 

Pero mis neurosis empiezan cuando me invitan, pues de entrada pienso que me tienen mucha fe. En este caso, asistí porque quiero mucho a la pareja protagonista y porque la novia es oriunda cartagenera; pero no puedo negar que tan pronto me comunicaron su intención de casarse en el Club Naval, mi cabeza, que además no sabe sumar, empezó a hacer cuentas alegres: tiquetes, estadía, plata para mecatiar en cositas, y hasta la pinta, que en últimas para mí es lo de menos. Y es que la boda bogocartagenera demanda que usemos guayabera, chiro hediondo que lo pone a uno a transpirar como caballo, cosa que es lo que uno menos quiere en tierra caliente. Yo, como creativo que aprendió a disfrazar de ingenio la pobreza, descubrí que arrugando una camisa manga corta blanca, podía pasar inadvertido como uno más. Háganlo, se ahorrarán $150000. La propina es voluntaria.

Y además, uno sabe que hacer cuentas, planear y ahorrar es todo lo opuesto a visitar Cartagena, la ciudad donde los matrimonios son otro negocio turístico. Para mí, hay cierto tinte snob en eso, y no lo digo de resentido: casarse en Cartagena es play, gomelo y algo pretencioso, pues uno de entrada sabe que dejará cierta imagen de opulencia cuando la gente vea las fotos en Facebook y envidiosos den like, porque algunos de ellos no alcanzarían a armar una boda ni en Cafam Melgar, que para mí es mejor inclusive que Disney World.

Mi vista desde la mesa. Si tuviera Instagram les mostraría la comida sin filtro.

 

Gracias a Dios mis amigos no nos obligaron a bailar mapalé con nativos de la región, ni a ponernos marimondas para las fotos con las palenqueras, que es al cliché que más le temo cuando voy a la costa. En el fondo entiendo que ese era su sueño: casarse en tierra caribeña para marcar así el inicio de un amor de realismo mágico. Yo, como de todo aprendo en la vida, ahora quisiera casarme en Cartagena solo por una razón: estoy seguro de que el tacaño promedio no irá, y con eso me ahorro la tarjeta y la intención de convidar a gente que solo le interesaría ver a mi familia, o de invitar por protocolo leguleyo a quienes ocuparán silla inmerecidamente. Para mí, los que son, son los que están, los mismos que tienen claro cuándo no faltar y cuándo es importante invertir. Y desde ya los entiendo, porque nada más jarto que pegarse sendo viaje para acompañar la concreción del sueño de otro, mucho más cuando les tocará aguantarse una que otra neurosis de mi parte.

(Visited 8.308 times, 1 visits today)
PERFIL
Profile image

Alias ‘benditoavila’ (como su @ tuitera), es célebre por dos cosas: por ser el colombiano que más sabe de la vida y obra de Chespirito, y por haber bailado ‘aeróticos’ con Nerú en televisión nacional. Comunicador javeriano que tiene en su haber diversas experiencias: locutor de Javeriana Estéreo, libretista y creativo del Canal RCN, libretista en Sony Teleset, director creativo y fundador de la Revista Mallpocket, copywriter en E-nnovva y autor del blog www.lafiebredelascabanas.com. Ahora es Magíster en Escrituras Creativas de la Nacional, Líder de Investigación de Canal Trece y Bajista suplente.

Más posts de este Blog

  • Vida

    En tres palabras

    Va llegando a su fin este año atípico, el año de la cuarentena, de la torta de banano, del(...)

  • Vida

    ¿Dónde estaremos de hoy en un año?

    Nadie se imaginó que 2020 sería tan atípico, tan impredecible, tan intenso. Menos mal el año empezó con Parásito(...)

  • Vida

    Consejos para el teletrabajo

    El planeta entero intenta resguardarse para evitar el contagio del covid-19, y quienes llevamos ya un buen tiempo trabajando(...)

  • Vida

    Todos somos parásitos

    En esta era, donde la pereza digital predomina y nos hace pensar que leyendo el titular nos estamos enterando(...)

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

Cuando hablamos de mantenernos saludables, es altamente probable que el pensamiento(...)

2

Dios nos habla por medio de nuestros sueños. Esta es una(...)

3

Extractos del 'Bogotálogo: usos, desusos y abusos del español hablado en la(...)

0 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar