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“La corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública” (Ludwig von Mises)

La corrupción se vuelve la gangrena de un Estado y su desarrollo es vertiginoso cuando sus ciudadanos son apáticos a las grandes decisiones que requieren del concurso colectivo.  También sucede cuando las decisiones  se toman de manera equivocada por ignorancia o a sabiendas y con conocimiento del daño que se causa, teniendo más fuerza el lucro burocrático o económico a cambio del voto a favor de ciertos personajes indeseables. Estos gozan de ciertos “atributos” muy personales: clientelistas consumados, expertos en el tráfico de influencias, zánganos legislativos y, ante todo, proclives a apoyar grupos al margen de la ley como un apalancamiento seguro para alcanzar su elección.

La única forma de combatir estos detestables “artrópodos” de la política, es votando por los mejores candidatos que aspiran al Senado y Cámara,avalados por los partidos tradicionales, ya que son éstos los que brindan seriedad y credibilidad y han sido los protagonistas de primer orden de las grandes reformas sociales de este país. Gracias a los buenos oficios de catarsis que tuvo a bien hacerles el Partido de la U, al acoger en su seno a una parte considerable de esas lombrices que estaban acantonadas en el Partido Liberal y Conservador; con el abstencionismo o con el voto en blanco sólo se ayuda a atornillar a muchos delincuentes y patrocinadores de grupos ilegales y vagos ineptos que están infiltrados en ese cuerpo colegiado, disfrutando de las mieles que depara ese panal de la sinecura.

Para nadie es un secreto y menos para el Centro Democrático de Uribe, que su caudal electoral se encuentra en “comodato” en las huestes del Partido de la U. Es por ello, y refiriéndonos concretamente a Caldas, que los votos conseguidos en otrora en favor del mencionado Partido, fueron conseguidos a brazo partido por la “Marquesa del Alto del Perro”, Adriana Gutiérrez, y por Oscar Iván Zuluaga, candidato presidencial del Centro Democrático. Estos votos serán buscados a ultranza en todos los rincones y por todos los medios, a fin de mostrarle al país el alto grado de credibilidad que tienen y el espaldarazo de sus paisanos a su aspiración presidencial. Lo contrario, sería dar al traste con el futuro político del “aventajado” pensilvaneño.

Situación similar se debe de estar dando en el resto de los departamentos, razón más que suficiente para empezar a llevar la cuenta regresiva a la vida “inútil” del Partido que nació enarbolando las banderas de la mal llamada Autodefensas Unidas de Colombia, y que se dio el lujo, con cinismo extremo, de acoger en sus entrañas a una gran parte de la crema y nata de la delincuencia nacional. Es por ello que debemos elevar las preces para que el Centro Democrático le entone los cantos luctuosos en el sepelio del Partido de la U.  Más adelante, muchos lo entonaremos pero al Partido de Uribe. Así las cosas, los aspirantes caldenses al congreso por el Partido en vía de extinción están completamente desnudos desde el punto de vista electoral.

No voté y no votaré jamás por Álvaro Uribe, no es el Santo de mi devoción prefiero a Belcebú, pero es inconcebible e inadmisible que el electorado que tiene en préstamo el Partido de la U, prefiera sufragar por alguno de sus pésimos, ineptos y poco recomendables candidatos al Congreso, especialmente con los de Caldas, y que los caldenses “voltearepas” de la ., no respalden las listas al Senado y Cámara por el Centro Democrático, teniendo éste mejores candidatos y existiendo entre ellos unas diferencias abismales. En un acto de felonía, de frialdad, de ingratitud y de mal paisanaje le están dando la espalda al candidato presidencial, quien fuera en otrora el paladín de los “cuervos” que hoy picotean las agrestes montañas de Caldas, en busca de alcanzar una curul.

Lo repito por enésima vez, el desempeño legislativo de los parlamentarios caldenses por el Partido de la U. ha sido vergonzoso, por no decir nulo, no han tenido la más mínima iniciativa que busque coadyuvar en algo al desarrollo económico, social y cultural del país, sufren de un mutismo enfermizo, pero, no todo es negativo, han brillado por tener relaciones estrechas con el paramilitarismo y por ser unos “respetables lagartos” que se mueven como pez en el agua, expertos en el tráfico de influencias, sólo los desvela el burdo clientelismo burocrático para calmar la presión y voracidad de algunos de sus electores, todo esto a la luz pública y en las narices del Consejo de Estado, la “Celestina” del Poder político en este país, y quienes son los competentes para conocer sobre pérdida de investidura por estas ignominiosas maniobras.

Colombia y su democracia requiere de sus partidos tradicionales, no de grupúsculos de garaje con tinte efímero y charlatán. Necesita estos partidos fortalecidos, revitalizados y, ante todo, que realicen una catarsis extrema que depure sus filas, con especial énfasis y cuidado en aquellos candidatos que aspiran a cargos representativos de elección popular o de designación, fieles a su ideología, que recuperen su identidad, que ejerzan jerarquía y autoridad sobre sus huestes, que su independencia y criterios pesen en el contexto nacional, que recuperen su credibilidad y sean una constante alternativa de poder. Lejos de todo esto está, sin lugar a dudas, el nocivo Partido de la U.

Para los colombianos, y de manera especial para los caldenses, es una falacia y vergüenza, y de una ausencia total de dignidad y responsabilidad, votar por una clase política sin carácter y corrupta como algunos que tenemos en el Congreso y que representan al Partido en mención. Votar por ellos es admitir la continuidad de la perversión, es la connivencia con el secreto, el misterio y la manipulación de negocios turbios; es estar de acuerdo con la impunidad y es sentirse pleno viviendo en la ilegalidad. Los colombianos somos ingenuos, y la verdad, es que no solo somos ingenuos, sino químicamente estúpidos y dolorosamente cobardes.

Manizales, enero 6 de 2014.

Marco Aurelio Uribe García.

Apostilla: Para los acuciosos que quieran conocer a que parlamentarios caldenses, hasta el momento, se les ha tratado de investigar por sus relaciones con paramilitares, y que han sido notorias, pueden pedir información a la Secretaría General de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia. Hay que recordar que los Autos Inhibitorios no constituyen “cosa juzgada”, o sea, no absuelven al sindicado.

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Marco Aurelio Uribe García, abogado. Manizales

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