Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

*Por Alejandro Rodriguez Llach

La semana pasada, Laura Spinney y Maria Mazzucato publicaron en ‘The Guardian’ un par de columnas de opinión fascinantes sobre cómo el coronavirus cambiará el mundo en términos políticos, económicos y culturales. En ambos textos se plantea la idea de un punto de inflexión que tendrá repercusiones profundas en nuestra percepción sobre el capitalismo contemporáneo y en nuestros estilos de vida.

EFE/ Carlos Ortega

EFE/ Carlos Ortega

Estos dos escritos me motivaron a pensar en algunas reflexiones para Colombia y, jugando al esoterismo, a divisar algunas de las principales consecuencias políticas y económicas que quedarán una vez haya pasado la pandemia.

La principal reflexión que se destila de este análisis está asociada con el rol y la fortaleza del Estado colombiano.

En las últimas décadas, en Colombia hemos venido presenciando una reducción del tamaño y fortaleza del Estado. Guiados por una narrativa neoliberal[1] que viene desde los años 80, se han drenado sus recursos de manera sistemática y se ha consolidado exitosamente la idea de una intervención mínima y limitada de este. Esta idea ha convivido, contradictoriamente, con el pacto social que acordamos en la Constitución del 91, y más recientemente con el Acuerdo Final de Paz, en donde se pensó en un Estado amplio y fuerte capaz de corregir muchas de nuestras injusticias y desigualdades históricas.

Una sola gráfica permite ilustrar lo anterior. El recaudo tributario como proporción del PIB, el cual refleja la cantidad de recursos públicos con los que cuenta un Estado, muestra en Colombia una reducción paulatina pero sistemática en los últimos 10 años. Las últimas reformas tributarias se han concentrado más en aumentar el recaudo en el corto plazo que en corregir los errores estructurales de nuestro sistema de impuestos para aumentar la financiación del Estado en el largo plazo. Al compararnos con la región, no solo vemos que tenemos menos recursos que el promedio de países de América Latina y el Caribe, sino que vamos en dirección contraria a la  tendencia latinoamericana.

Fuente: OCDE, 2019

Fuente: OCDE, 2019

Pero esta pandemia nos ha mostrado los costos y riesgos de no tener un Estado fuerte y preparado.

Por ejemplo, nuestro sistema de salud, aunque ha mejorado considerablemente en cobertura y gasto de bolsillo de los hogares, aún muestra un rezago importante en capacidad instalada hospitalaria y personal médico, principalmente producto de la asignación insuficiente de recursos públicos a la salud. Esto nos deja en un escenario muy complicado en estos momentos para atender una potencial crisis de salud pública originada por el virus.

Hoy en día, por ejemplo, las pocas camas hospitalarias disponibles en las zonas rurales están siendo utilizadas casi en su totalidad para atender otras enfermedades, como el dengue. Con un promedio de 1,7 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes a nivel nacional, un pico de casos severos de coronavirus, que se estiman en algo más de 550.000 casos, sería desastroso.

Por otro lado, las decisiones tomadas por el Gobierno en la última reforma tributaria han dejado al Estado sin los recursos públicos necesarios para asegurar el mínimo vital de millones de hogares que dependen de la economía informal y que tienen un gran riesgo de quedarse sin ingresos durante el periodo de la cuarentena impuesta desde el pasado 25 de marzo. Si bien el Gobierno ha tomado acciones en la dirección correcta al crear una política transitoria de transferencias no condicionadas para asistir a estos hogares, los exiguos recursos con los que cuenta hacen que estas acciones se queden cortas en magnitud, en cobertura y que no sean fiscalmente sostenibles en el tiempo. ¡Y tiempo es lo que necesitamos para poder prepararnos y aplanar la curva en el futuro!

La consecuencia de un Estado raquítico, entonces, es que los hogares más vulnerables del país (el 70 % de la población colombiana) vayan a tener que enfrentarse con la decisión de salir a trabajar y exponerse a un contagio o la de quedarse en casa sin seguridad alimentaria ni seguridad en sus ingresos para suplir sus necesidades básicas.

Aunado a lo anterior, sin un Estado robusto es muy difícil mitigar los impactos que la pandemia y las medidas de distanciamiento social tienen sobre la economía. Es claro que se necesitan intervenciones del Estado para alivianar los choques a la demanda y oferta agregada; pero sin recursos suficientes este reto es mucho más complejo de asumir.

Así pues, la crisis por la que hoy atraviesa el mundo nos ha mostrado el valor intrínseco del Estado. En una era dominada por el mercado, el Estado es crucial para invertir en áreas de interés público en donde los mercados no funcionan correctamente, ya sea porque no hay incentivos para invertir al no lograr capturar todos los beneficios (p.ej. el caso de los bienes públicos) o porque la distribución de recursos es insuficiente para asegurar el goce efectivo de derechos de la población (el caso de bienes meritorios como la salud, la educación, alimentación). En cualquiera de los dos casos, los resultados que se derivan del mercado son desiguales e injustos. Un Estado fuerte entonces llega a impartir la justicia que los mercados muchas veces carecen.

Hoy hay más dudas que certezas sobre los impactos que vaya a tener la pandemia en el país y las enseñanzas que nos va a dejar. Quisiera creer que una sea la de concebir el Estado de una manera distinta. Un Estado garante de los derechos humanos de su población. Espero que tengamos la capacidad como sociedad de exigirle a nuestros gobernantes que tomen el rumbo para que así sea.

* Economista e investigador del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad – Dejusticia

[1] Si bien el neoliberalismo es un término amplio que ha mutado con el paso del tiempo y en el que pueden caber muchas definiciones, aquí se entiende como la corriente ideológica en la que se propugna por un Estado reducido, con intervención limitada en los mercados y en la provisión de bienes y servicios.

(Visited 1.049 times, 1 visits today)
PERFIL
Profile image

Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad / Center for the Study of Law, Justice and Society. We work to promote human rights in the Global South.

    Sigue a este bloguero en sus redes sociales:

  • twitter

Más posts de este Blog

  • Colombia

    ¿Corporaciones o democracia?

    Por Juan David Cabrera* [caption id="attachment_1004" align="aligncenter" width="1440"] Tal vez sea momento de que globalmente decidamos quitarle progresivamente poder(...)

  • Mundo

    Boaventura y la irresponsabilidad en la academia

    Por Mariana Camacho Muñoz* [caption id="attachment_996" align="aligncenter" width="1440"] Boaventura de Sousa ha sido denunciado en varias ocasiones por abusos(...)

  • Colombia

    Apartheid electoral

    Por Édgar Valdeleón* [caption id="attachment_991" align="aligncenter" width="1440"] Si el Registrador quiere garantizar la participación de todos en las elecciones(...)

  • Mundo

    ¿Reformar la política de drogas en la casa de la prohibición?

    Las diferentes agencias y espacios de Naciones Unidas siguen siendo relevantes para la reforma de la política de drogas,(...)

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

¿Casa-logía?    Uno es lo que es. A los 15 años(...)

2

Hambre

El hambre es más atroz que la muerte misma y ahora(...)

3

“Las personas más felices son las que están ocupadas, porque sus(...)

0 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

  • - El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
Aceptar
¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar