El jueves pasado tuve la oportunidad de asistir al lanzamiento del nuevo plan nacional de lengua inglesa, llamado Colombia, Very Well. El lanzamiento, que contó con la presencia del presidente de la República y la Ministra de Educación presentó a grandes rasgos los antecedentes del mismo y sus fundamentos técnicos, los cuales comentaré a continuación, junto con la impresión que me dejó.
En primer lugar quisiera darle una rápida mirada a la controversia que se ha generado alrededor del título del programa, el cual ha sido visto como una colombianada más, creando una frase ininteligible en inglés para llamar al programa que precisamente busca mejorar la proficiencia de los colombianos en dicha lengua. Personalmente, considero que carece de sentido darle muchas vueltas al tema porque aún si a primera vista la frase no parece particularmente coherente (Una coma entre Colombia y Very resuelve el asunto), lo realmente importante en este caso son los enfoques del programa que le dan un asidero significativo.
La idea más importante en el núcleo del programa tiene que ver con la adopción de una perspectiva a todas luces mas realista que la enarbolada por el programa nacional de bilingüismo lanzado hace diez años. En esta ocasión, el Ministerio de Educación ha comprendido que, si bien la creación de una población escolar bilingüe es una meta deseable, la verdad es que el país no requiere dicha población, el contexto regional en el que vivimos y las necesidades de integración económica pueden ser resueltas con una población que maneje un nivel intermedio de proficiencia en la lengua inglesa, quitándole piso a los escenarios alarmistas y exagerados que sugerían una pérdida irremediable de la identidad cultural colombiana.
Por otro lado, resulta importante tener en cuenta el hecho que se empieza a hablar del plan a un nivel multilateral, es decir, que no se considera como una iniciativa que compete solo al estamento educativo de la nación sino que también, eventualmente, ha de incluir a otros sectores, como el productivo y los medios de comunicación. De alguna manera, es un elemento que trata de replicar, a nivel nacional, las intenciones del acuerdo del concejo de Bogotá de 2006 que trató de crear una ciudad bilingüe. El tiempo y los resultados nos dirán si esa combinación de aumento de escala y reducción de alcances hará que Colombia, Very Well sea mas efectivo que su contraparte distrital.
Sin embargo, esto no significa que se deban echar en saco roto los avances logrados durante los últimos diez años; hacerlo, significaría arrojar al cuarto de San Alejo lo logrado por los colegios públicos de Bogotá en términos de construcción curricular, hecho que a su vez deja en claro la tremenda desarticulación que existe entre entidades, la cual, obedece a diferencias políticas que demuestran una vez más la necesidad urgente de despolitizar las políticas públicas en educación, por cuanto resulta evidente que mezquinas diferencias en agenda política están evitando la transmisión de experiencias significativas y saberes.
Esto es lo que deja el nuevo plan nacional de lengua inglesa: Una iniciativa que aunque llena de buenas intenciones (Algo predecible), también tiene un componente importante de realismo en sus aspiraciones, dejando al tiempo como juez de su ejecución.
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