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El 03 de mayo, día en el que son escritas estas líneas marca el cuarto día de negociaciones entre el Ministerio de Educación Nacional y FECODE, con miras a levantar el paro docente que cumple once días de duración, sin una solución clara a la vista. La situación del paro se ha visto agravada por varios factores, entre ellos, la inminencia de la nueva edición de las pruebas PISA, al mismo tiempo que la manera en la que este ha sido abordado y las voces que han surgido han terminado por plantear dudas alrededor de la representatividad de los líderes del sindicato docente.

Este miércoles 06 de mayo, los estudiantes colombianos de grado décimo presentarán las pruebas PISA asociadas al programa internacional de evaluación que maneja la OCDE… Mucho se ha hablado de las sanciones que podría recibir el país en el caso que estas pruebas no sean presentadas en las fechas establecidas, de hecho, ha sido uno de los argumentos esgrimidos por FECODE a la hora de buscar una resolución expedita al conflicto, aunque el discurso alrededor de esta moratoria en la presentación de las pruebas ha sido mas estructurado alrededor de las sanciones que de las consecuencias mas graves de la misma: La interrupción en el flujo de información que puedan ofrecer estos resultados de pruebas sobre la efectividad de los procesos de mejora a la calidad educativa; si se tiene la meta a largo plazo de tener la calidad educativa mas alta de la región, estos momentos de valoración son absolutamente necesarios a la hora de establecer la efectividad de las políticas que se están desarrollando e implementando.

Por otro lado, a medida que las negociaciones avanzan (Que tanto avanzan o no es otra discusión), aparece la evaluación como el punto mas contencioso sobre el cual hay que trabajar. En los días subsiguientes a la publicación de la entrada pasada, he recibido varios comentarios de (asumo) docentes los cuales no se oponen a la idea de ser evaluados, pero presentan objeciones a la mecánica con la que esta es realizada. Mas exactamente, proponen una evaluación formativa pero se oponen a la dimensión sancionatoria de la misma, argumentando que la formación de posgrado y los procesos de acompañamiento son suficientes para mejorar los resultados de los docentes que presenten errores en su desempeño, un argumento que, a fin de cuentas, está enmarcado en la lógica que un docente, sin importar que malo sea, nunca debe abandonar su puesto, que desconoce la evidencia científica que sugiere que, a pesar de ser una variable en el proceso, los estudios de posgrado NO SON el mejor evaluador de la calidad de un docente, siendo esta una función de los procesos de evaluación de carácter evaluativo Y sancionatorio; pero por sobre todo, esa lógica que busca atornillar los docentes a sus plazas termina teniendo un efecto negativo sobre aquellos que hacen un esfuerzo activo y constante por mejorar sus prácticas de aula pues ven como, independientemente de su trabajo, no hay consecuencias a los errores que otros cometen, aumentando los niveles de deserción docente y decepción con la profesión.

De los 350.000 docentes en paro, el 70% son mujeres, sin embargo, no hay ninguna mujer en la junta directiva de FECODE, tampoco hay docentes regidos bajo el decreto 1278 ni docentes de etnoeducación o necesidades especiales, por lo que es necesario preguntarse sobre que tan efectiva es la representación de la actual junta directiva sobre el magisterio en el país; a fin de cuentas, ya aparecen voces en distintos foros que llaman al desconocimiento de los acuerdos a los que se lleguen entre sindicato y ministerio; estos llamados, junto a los mensajes que deslegitiman y atacan a la ministra Parody en virtud de su orientación sexual pintan en una pésima luz a los docentes, además que plantean la pregunta sobre la idoneidad como gestores de convivencia de docentes que se regodean en un discurso de odio y homofóbico.

Ante la actual situación, diera la impresión que el paro, aun si se levanta y aun si se firmaran acuerdos entre las partes, es solo cuestión de tiempo para que vuelva a haber otro paro docente, un paro que solo se puede resolver cuando el gobierno adopte una actitud mas receptiva de las necesidades del aparato educativo, pero ante todo, cuando los docentes reconozcan la responsabilidad que tienen y la necesidad de rendir cuentas sobre su gestión, porque no tiene sentido que los principales responsables de la calidad educativa le asignen la responsabilidad a todos los actores del sistema pero no reconozcan las propias.

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