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Hace unos días, el 3 de julio, celebramos el Día internacional sin bolsas plásticas, que son catalogadas como artículos de un solo uso, es decir que se utilizan entre 5 a 20 minutos y se desechan. Organizaciones como GAIA, Basura Cero Europa y cientos de organizaciones a nivel mundial promueven mecanismos como políticas o proyectos de ley que aboguen por una transición al reemplazo total de las bolsas de plástico como artículo de consumo masivo.

Varias razones justifican estas iniciativas en el mundo y en Latinoamérica. La primera, es que no son degradables, contaminan el suelo, ya que una bolsa plástica tarda aproximadamente 400 años en degradarse. La segunda es que están hechas de plástico, derivado del petróleo; combustible fósil que su combustión genera emisiones de gases efecto invernadero. La tercera es que viajan por el viento y las fuentes hídricas hasta el océano, contaminando y afectando a la fauna y la flora. La cuarta es que no es un producto funcional y sostenible, muchas veces son de baja calidad y terminan desechándose muy rápido.

En Colombia, a principios de junio de 2022, el Congreso aprobó el proyecto de ley que prohíbe la fabricación, la importación, la comercialización y la distribución de los plásticos de un solo uso. La norma cobija 14 productos como: envases o empaques, platos, bandejas, cuchillos, tenedores, cucharas, vasos, guantes, mezcladores, pitillos de la industria alimenticia, soportes para bombas de inflar, confeti, manteles, serpentinas y, por supuesto, las bolsas, entre estas, las bolsas utilizadas para embalar, cargar o transportar mercancías, periódicos, revistas, publicidad, los rollos de bolsas en los supermercados. La excepción son las bolsas industriales o reutilizables y las bolsas para alimentos de origen animal crudos.

Esta ley exigirá a los sectores que utilizan y producen este tipo de artículos mutar a otras alternativas en un periodo de 2 a 8 años. Se espera que, desde la industria, los artículos que se promuevan sustituyan o reemplacen estos productos, que no generen iguales o mayores impactos ambientales. Por ejemplo, artículos llamados biodegradables que están hechos a base de cultivos agrícolas exclusivos para producirlos, generan un gasto energético enorme, pueden contaminar el suelo y el agua con agroquímicos, si son monocultivos, acarreara perdida de cobertura boscosa y biodiversidad. Es necesario que la innovación y la sostenibilidad en este reemplazo se rija, en lo posible, por la valoración y aprovechamiento de residuos agroindustriales y esté bajo los lineamientos regenerativos de la economía circular.

Desde el consumo, el primer paso es hacer todo por rechazar las bolsas y artículos de plástico de un solo uso. Lo aconsejable es llevar su propio menaje, utilizar elementos de decoración infantil ecológicos, como hojas biodegradables, planear fiestas con temáticas ambientales, y utilizar algunas bolsas de tela de calidad, preferiblemente de algodón, ya que muchas de estas bolsas que nos venden como ecológicas son en su mayoría de polipropileno, que terminan siendo algo más resistentes y duraderas pero tienen los impactos negativos ambientales de las bolsas ordinarias.

 

Por: 

Diana Fernanda Herrera López
Docente del área ambiental del Politécnico Grancolombiano
Magistra en conservación y uso de la biodiversidad

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