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Bogotá – Colombia. Con la puerta grande para el colombiano Sebastián
Vargas, una confirmación muy decorosa de Diego Urdiales  y un gran
encierro de la dehesa de Santa Bárbara se celebró la corrida Aniversario
de los 80 años de la Plaza de Toros de Santamaría.
Frente a menos de medio aforo en los tendidos se desarrolló un festejo que prácticamente coincide con la fecha en la que conmemoran los ochenta años de la inauguración del coso capitalino el ya lejano 8 de febrero de 1931.

Hoy se lidiaron astados de la ganadería bogotana de Santa Bárbara. Una corrida de toros, toros. Ejemplares con trapío en general. Unos con más peso que otros, pero de seis lidiados cinco con cara de “hombres”, que a la hora de la verdad es lo que confluye en una buena presentación. En cuanto al juego hay que decir que fue una corrida brava, enrazada, con nobleza y movilidad casi en la totalidad de sus integrantes. Sin embrago, los dos menos potables de la tarde tuvieron emoción y tarea posible para su oponente. De la pinta ni hablar, variopinto, bonitos en matices de distintas coloraciones.

La terna la conformaron los diestros: Sebastián Vargas por parte del tricolor nacional, Miguel Abellán por la bandera madrileña y un debutante y confirmante proveniente de Arnedo, Diego Urdiales.

Sebastián Vargas, quien completó hoy su séptima puerta grande en la capital colombiana, llegó estrenando un terno berenjena y oro, tejido por la Nati, una de las costuras taurinas más importantes de España.

El de Cúcuta que actuaba como local venía con mucha ilusión y enfundado en deseos de abrir la puerta grande y a fe que lo logró con la lidia de su primero. Vargas con mucha firmeza tomó su capote para lancear a Castellano, un toro ofensivo a más no poder, con 574 kilos y la raza suficiente para perseguir los engaños. A este Sebastián le ejecutó un tercio de capa brillante, de mando, temple y manos bajas y mucha verticalidad. Con los rehiletes tres pares de buena factura, sobre todo el tercero a la Calafia, dejando pasar muy cerca de si los pitones del burel para dejar el arriesgado par. Par que hizo saltar en el callejón inclusive a sus alternantes que se admiraron con lo visto en el colombiano. Con la muleta la faena subió de tono. Inició con doblones para hacerse al toro y llevarlo al centro del redondel, donde ya en firma construyó una faena en la que encontró la distancia y la medida justa de cada uno de los muletazos. La cadencia en cada una de las tandas fue la requerida por el buen toro y los dos pitones fueron exprimidos en su máxima expresión. La faena tuvo desde muy temprano el acompañamiento de la banda y de los oles de los presentes, los mismos que empezaron a sacar pañuelos blancos pidiendo se le perdonara la vida al bueno de Santa Bárbara. Lo bien hecho por el cucuteño había que firmarlo con la espada y así lo entendió y no “tragó” a los pañuelos blancos que se veían en los tendidos y se volcó con decisión sobre el morrillo sin mirar para nada los pitones y así dejó un espadazo que por sí solo valía una justa oreja, por la verdad de la suerte. Fue una faena redonda y en todos los tercios y por eso el público pidió con fuerza los trofeos y el palco los tuvo que conceder.

Con el cuarto del festejo, un toro de menos condiciones que su primero, que no malo, también mostró condiciones de conocimiento, madures y poderío. La capa con mucha tela para el toro buscando hacerse a él fue un buen comienzo. Las banderillas repitiendo la dosis del toro anterior, emoción y exposición en un tercio bien definido. Con la muleta bajó la mano y ligo buenas tandas con temple y mando. La espada en manos de Vargas nos dejó nuevamente disfrutar de una suerte real y efectiva. El acero hasta la empuñadura, quizás un poco desprendida si se quiere poner un pero. Hubo petición, ovación y saludo respetuosos desde el tercio. Y al final del festejo un paseo por el albero para salir luego por la puerta grande de la calle 27.

El segundo espada fue Miguel Abellán, que lució un traje rosa y oro, poco habitual en él, quien gusta del blanco acompañado de la plata. El de torero de Navalcarnero regresó a Bogotá con los deseos de triunfo, sin embargo, no pudo cumplir su sueño. La verdad sus oponentes fueron los menos potables del encierro, pero esto no quiere decir que no brindaran la posibilidad de corte de apéndices. Con el tercero de la tarde, primero para el madrileño, lanceo poco pero con conocimiento. Con la pañosa no acabo de acoplarse con las embestidas de Cocinero. Se quedaba muy cerca de la cara del toro y ahogaba sus embestidas encontrando como resultado una muleta trompicada y para empeorar el planteamiento de la faena el torero se fue a las tablas donde el toro apretaba y se defendía más. Hubo voluntad y la espada trato de ayudar en el puntaje para el corte de un trofeo pero todo se quedo en una vuelta al ruedo luego de una tímida petición.

Con el quinto lo más destacado también se quedo en la capa y con la muleta el listón bajo. El toro se rajó y buscó tablas, mientras que Abellán equivoco nuevamente los terrenos. La espada fue buena pero no le alcanzó para superar el silencio del público.

La terna la completó un menudo torero riojano, Diego Urdiales, quien vistió un terno azul turquesa y oro con cabos blancos para confirmar su alternativa en la primera plaza de toros de Colombia. El español dejó la impronta de su toreo en Bogotá y cayó parado con el exigente público capitalino.

Con el primero de la tarde, Centauro de nombre, viso su pasaporte para las plazas nacionales, buenas verónicas ganando terreno al centro y media en la boca de riego dieron inicio a su labor con la capa. Con la muleta muy planchada citó de frente y con tandas templadas hilvano una faena interesante en la que un toreo ortodoxo fue el común denominador. Las tandas tuvieron espacios y tiempos justos para que el toro entregara lo que traía dentro. Mató de estocada en el rincón de Ordoñez y el público pidió el trofeo que finalmente fue entregado por el palco.
Con el que cerró el festejo la cosa se quedó en ilusión y mucha voluntad pues el toro fue tardo en las embestidas y Urdiales trató y dejó constancia de su querer. Buena espada y silencio para el remate.    

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Javier Baquero - Jaba es un periodista que desde muy joven decidió tomar como rumbo las comunicaciones, pero sobre todo lo relacionado con el mundo de los toros y en especial el desarrollo de la fiesta taurina en Colombia y en torno a los Colombianos.

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10 Comentarios
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  1. Opinador comun sepa usted que aunque existan 14.800 bestias que asisten a este bochornoso espectaculo, esto no quiere decir que sea legitimo el derecho a maltratar a un animal, y sepa que por fortuna incluso en España esta es una practica en via de extincion, y si puede que sean 100 quienes protesten en la septima pero al momento de ir a las urnas esta bestialidad desapareceria del pais. nosea inorante, bruto.

  2. opinadorcomun

    Misantropo o misapo tro lo que sea usted es el unico que patalea, no joda mas que la fiesta brava no va a terminar por un puñado de imbeciles haciendo bulla en la septima, mire mas bien las 14.800 almas que llenan la pñaza cada domingo o las 40.000 que ñllenan la plaza de mexico sin contzr otras, que pueden hacer 100 pelagatos frentae a la multitud que acudimos a una plaza.

  3. Los animales que no pertenecen a nuestra especie son individuos que también tienen la capacidad de sufrir y el interés de disfrutar de su vida, dichas características, por empatía, les convierten en pacientes morales que deben ser respetados dado que pueden ser afectados por nuestros actos. La ciencia descubre que las diferencias entre los homo sapiens y los animales de otras especies son cuantitativas, no cualitativas. No existe ningún argumento coherente que pueda establecer que los intereses de los animales no-humanos deban ser infravalorados. El criterio de especie (discriminación conocida como especismo) es un criterio arbitrario como lo son los criterios de raza, sexo, inteligencia o nacionalidad. No existe ningún “defecto” que tengan los animales que no lo tenga también un subgrupo humanos, y aún así nadie piensa que es moralmente aceptable utilizar a ese grupo de humanos “defectuosos” en experimentos científicos o como alimento, etc.

  4. Los animales que no pertenecen a nuestra especie son individuos que también tienen la capacidad de sufrir y el interés de disfrutar de su vida. La sintiencia es la principal característica a tener en cuenta a la hora de mostrar respeto moral hacia los demás dado que indica que existe alguien que puede verse afectado por nuestros actos. No existe ningún argumento mínimamente coherente que pueda establecer que los intereses de los animales no-humanos deban ser infravalorados por nuestra especie animal homo sapiens. El criterio de especie (especismo) es un criterio arbitrario, y por lo tanto injusto, así como lo es el criterio de raza, sexo, inteligencia o nacionalidad.

  5. La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden que el toro levante la cabeza de manera normal, y es cuando el torero puede acercarse. Con el toro ya cerca del agotamiento, el torero no se preocupa ya del peligro y se puede dar el lujo de retirarse del toro después de un pase especialmente artístico, echando fuera el pecho y pavoneándose al recibir los aplausos del público Cuando el toro alcanza este estado lastimero, el matador entra en el ruedo en una celebración de bravura y machismo, a enfrentarse a un toro exhausto, moribundo y confundido

  6. El arrastre: después que le destrozan las vértebras, el toro pierde control sobre su cuerpo desde el cuello hacia abajo, sin embargo hacia arriba se mantiene intacto, por lo que esta conciente de todo el horror y de cómo es arrastrado fuera del ruedo. no seas indiferente a su dolor ¿Alcanzas a ver la lágrima escurriendo? No seas participante de estos eventos, no es humano presenciar, esas tradiciones no van con el siglo XXI.

    Reflexiona; “la conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter, de tal manera que se puede afirmar de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona”. Schopenhauer.

    Solo los sicópatas se gozan, tu no eres uno de ellos reflexiona renuncia, esta es una tradición que NO debe continuar.

  7. El toro es atravesado con una Espada de 80 cm de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones, la pleura, etc., según el lugar por donde penetre en el cuerpo del animal de hecho, cuando destroza la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre. A la hora de matar, si el toro corre con un poco de suerte muere de una estocada, pero no como se piensa de una estocada al corazón si no que la espada penetra pulmones y diafragma, a veces una arteria mayor, y de ahí la hemorragia que se aprecia del hocico y de la boca. A veces mueren ahogados en su propia sangre.

    La tortura sigue: el toro, en un intento desesperado por sobrevivir, se resiste a caer, y suele encaminarse penosamente hacia la puerta por la que lo hicieron entrar, buscando una
    salida a tanto maltrato y dolor. Pero entonces lo apuñalan en la nuca con el DESCABELLO, otra larga espada que termina en una cuchilla de 10 cm.

  8. Tal vez hayas oído que la fiesta de los toros es un arte, pero no lo es… Es una Ciencia… la ciencia de la Tortura.

    Nada en la fiesta brava es genuino, solo el dolor.

    Se cree valiente pero no lo es, no tiene carácter fuerte. 24 horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el publico de que el toro es feroz, pero la condición natural del toro es huir NO atacar. También se le han recortado los cuernos para proteger al torero. Le colgaron sacos de arena en el cuello durante horas.

    Lo golpearon en los testículos y los riñones Le indujeron diarrea al poner sulfatos en el agua que bebió Todo esto es con el fin de que llegue débil al ruedo y en completo desorden. Se le ha untado grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le puso una sustancia que le produce ardor y le impide mantenerse quieto, así el torero no desluce su actuación

  9. Los animales que no pertenecen a nuestra especie son individuos que también tienen la capacidad de sufrir y el interés de disfrutar de su vida. La sintiencia es la principal característica a tener en cuenta a la hora de mostrar respeto moral hacia los demás dado que indica que existe alguien que puede verse afectado por nuestros actos. No existe ningún argumento mínimamente coherente que pueda establecer que los intereses de los animales no-humanos deban ser infravalorados por nuestra especie animal homo sapiens. El criterio de especie (especismo) es un criterio arbitrario, y por lo tanto injusto, así como lo es el criterio de raza, sexo, inteligencia o nacionalidad. Manifiestate, exige que con tus impuestos no se permita esta atrocidad. LA CULTURA NO ES TORTURA.
    “La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano… es una señal de alarma”.

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