Por: Diego Laserna @DgLaserna
No sé si sea neurótico, pero no tolero los pasacalles. Me parecen sucios, invasivos y peligrosos. Pero lo que yo opine de los pasacalles no importa mucho.
Lo que importa es que en algún momento de la historia el concejo estuvo de acuerdo conmigo y prohibió los que tuvieran fines comerciales. Sin embargo, 12 años después de la prohibición, están por todos lados con nombre, dirección y teléfono del responsable, como diciendo «acá estoy, en tu cara y ¿qué vas a hacer?.» La Secretaría de Ambiente dice que en septiembre de 2012 quitó 272 pasacalles pero asumiendo que eso es verdad, es evidente que no están multando lo suficiente para disuadir y que les falta mucho por hacer.
En un breve ejercicio de investigación hice un recorrido por Rosales y tan solo entre la carrera 7ma y la 6ta entre las calles 75 y 74 había 3 pasacalles ilegales y decenas de pendones de cuestionable legalidad (están autorizados siempre y cuando solo tengan un 25% dedicado a publicidad comercial).
Los que ponen los pasacalles, a diferencia de los conductores de buses y los vendedores ambulantes, no viven al borde de la marginalidad sino que son algunas de las empresas constructoras más grandes del país y por lo tanto, mucho más fáciles de multar. Ahí está la información para contactarlos, luego ¿cuál es el problema? Si la Secretaría se pone las pilas solo puede ganar. Si los constructores dejan de poner pasacalles, la ciudad se verá mejor y si los siguen poniendo el distrito podría recibir hasta 6 millones y medio de multa por cada uno. Si no tienen el personal administrativo para hacerlo, que subcontraten una empresa que lo haga como se hace con las grúas del transito.
A mediano plazo, incluso el concejo podría autorizar poner pasacalles en algunos puntos específicos de la ciudad con un precio alto que se le cancelaría al distrito así dándole la posibilidad a los constructores de promocionar los apartamentos y a la ciudad de ganar recursos mientras mantiene un ambiente limpio. Lo que es absurdo es tener normas súper restrictivas con cero control y permitir el caos sin ganar ni un peso a cambio. Desafortunadamente esta es la constante de nuestra ciudad en cientos de temas. En ultimas, si no sancionan a los que infringen las normas dejando su dirección y número de teléfono, imagínense si sancionarán a los que delinquen y se esconden.