El desarrollo urbano contemporáneo se caracteriza, al menos en nuestra ciudad, por la redefinición del espacio público como un espacio de consumo por excelencia. Lo anterior no solo por el deterioro del sistema distrital de parques, sino por la consolidación del Centro Comercial como el espacio de encuentro y entretenimiento preferido de las familias bogotanas.
Sin embargo, el tema es de matices. De nada sirve una posición radicalmente opuesta a los centros comerciales, que desconozca sus aportes en términos de empleo y la socialización de un consumo percibido como ascenso social. Por otro lado, defenderlos a ultranza es la negación de los problemas de implantación urbana que han derivado en congestión, inadecuado manejo de basuras y una progresiva transición de los usos aledaños hacia tipologías más intensivas en comercio y servicios.
Por lo tanto, la relación de los centros comerciales con su contexto urbano, su impacto a nivel de planificación territorial y las implicaciones en la gestión del suelo, es uno de los temas de mayor interés en la discusión actual sobre los asuntos urbanos.