Muchos
recordamos la Bogotá de Mockus y Peñalosa con nostalgia, recordamos lo que yo
llamaría los años dorados de la ciudad. Entre 1995 y 2003 Bogotá presenció el
mayor cambio comportamental de la historia del país, se escuchaba en cada
esquina «
cultura
ciudadana
«, no como un
concepto académico, sino como una realidad social de la que los ciudadanos se
habían apropiado.


La
ciudad 
bajó los índices de homicidios y de accidentes viales, mejoró
el recaudo fiscal y transformó la convivencia, a través de símbolos de
aprobación o no, mejorando la interacción de los ciudadanos en las calles.
Además de utilizar las normas como una herramienta de corresponsabilidad entre
los ciudadanos, la policía y los funcionarios, Bogotá contó con la voluntad de
la sociedad para lograr estos cambios.