Publicado en Combo 2600
Por: Valeria Hurtado Muñoz
@ValeriaDeCosmos
Los escenarios futbolísticos se han convertido en escenarios que se llenan de violencia por el color de una camiseta, por la rivalidad natural que emana al ser hincha de un equipo o de otro, pero esa rivalidad ha traspasado límites sensatos, dejando muertes en el camino.
En Bogotá durante lo corrido de 2013, se informó por parte de la Dirección Seccional de Fiscalías de Bogotá sobre 21 investigaciones por riñas entre hinchas de fútbol, de las cuales, a la fecha 4 han resultado en homicidios. Los encuentros deportivos, los clásicos principalmente, se han convertido en una excusa para los barristas con sed de violencia, mientras se desatan esas peleas callejeras que defienden el color de una camiseta, la esencia del fútbol, de las jugadas, del show deportivo queda en un segundo plano.
A pesar de que en los encuentros deportivos, que se llevan a cabo en el Campín, el acompañamiento de la policía es permanente, es decir con los impuestos de todos se pone a disposición del espectáculo, a un grupo de bachilleres, suboficiales y oficiales … las muertes, las peleas y los heridos no cesan. Al parecer la solución tiene que superar el plano policivo y trascender al plano educativo ¿por qué matar o agredir a alguien que es hincha de un equipo diferente al mío? ¿Acaso eso tendrá alguna repercusión en la tabla de posiciones de la liga que se esté jugando?
Es obvio que los hinchas que se involucran en peleas a muerte (literalmente) no se hacen este tipo de preguntas, es probable que con la sangre caliente en la cabeza, ni siquiera piensen, entonces ¿cómo solucionar el alto índice de violencia que surge a partir de un partido de fútbol? Si se optara por la educación como vía para disminuir la agresividad y los homicidios causados por la rivalidad entre hinchadas, los efectos tardaría al menos unos meses, ¿y mientras tanto, cancelar los partidos? No es una solución, es simplemente una forma de evadir el problema, que además no se puede mantener por más de una fecha, ¿no dejar entrar hinchas al estadio? Se disminuyen las riñas en el Campín y se trasladan los muertos a los lugares en los que se esté transmitiendo el partido. Hasta el momento las “soluciones” que se han aplicado a este problema no han sido más que pañitos de agua tibia.
Entonces innovemos … Hay hinchas civilizados. Hay hinchas de Millonarios que se alegraron con la victoria de Santa Fe luego de 34 años en 2012. Hay hinchas de Santa Fe, que a su vez se alegraron por la última estrella recibida por Millonarios, luego de 26 años. ¿Entonces qué tal si esos hinchas civilizados se cambiaran de camiseta? Y mejor aún, ¿qué tal si los jugadores, en un clásico, hicieran lo mismo? ¿Acaso es la camiseta la que se lleva el resultado, la que hace los goles o la que alza la copa?
Fuente: http://extroversia.universia.net.co/
Imaginemos a Santa Fe jugando con la camiseta de Nacional, o con la camiseta de Millonarios, 11 jugadores profesionales, que son medidos por los resultados que logran en el encuentro deportivo, poniendo todas sus destrezas en el campo para alcanzar el triunfo, ¿importaría que llevaran una camiseta de otro color? O ¿que lograran el objetivo propuesto?
Al final no importa si el equipo por el que gritamos, nos agitamos, nos comemos las uñas, gana o pierde con una camiseta de los ositos cariñositos, al final lo que importa es sentir la emoción del juego, compartir con los amigos que, sin importar de qué equipo sean hinchas, disfrutan del deporte y lo viven como si estuvieran jugando o dirigiendo el partido, igual que uno.
Se habla de tolerancia, se habla de respeto, pero la situación sigue siendo la misma. Pasando del discurso a la acción y siendo realmente tolerantes podríamos, desde la hinchada y desde los equipos de fútbol, dejar una lección que trascienda generaciones enteras, que marque un precedente y que despiste a la violencia.
Usted, ¿se cambiaría la camiseta?