El paisa Wbeimar Sánchez Bustamante, médico de 30 años, conforma el equipo humanitario de 26 profesionales de la salud, en su mayoría voluntarios de Sociedades de la Cruz Roja, que atienden la emergencia desatada por la propagación del virus Ébola en África occidental.
Luego de los primeros casos mortales de Ébola, un gran número de personal sanitario del hospital de Kenema contrajo la enfermedad. Muchos de ellos murieron, a los demás les dio miedo y salieron de África, esta situación generó en el hospital una fuerte crisis por la falta de personal médico. “Primero llegamos para apoyar las labores sanitarias, pero con el paso de los días, nos dimos cuenta que gran parte de los pacientes con otro tipo de dolencias dejaron de asistir al hospital por miedo a contagiarse con el virus…” afirma Wbeimar.
Ante esta situación, el movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, decidió construir un Centro de Tratamiento de Ébola (CTE), el cual contará, en dos semanas, con todas las áreas médicas para atender a los pacientes con síntomas, habitaciones de aislamiento, los medicamentos para la aplicación del tratamiento y la recuperación de los pacientes. Además las instalaciones tendrán agua potable y saneamiento básico.
En el tratamiento del Ébola, Wbeimar afirma que aunque no hay cura para el virus, lo importante para los pacientes y por supuesto para el personal médico, es superar los días críticos, después de eso la vida del paciente se normaliza y el Ébola sale por completo del cuerpo. “Por un lado, nos concentramos en la rehidratación, ya sea oral o por vía intravenosa. Es muy importante. También controlamos los síntomas: el dolor, el vómito y, en caso de que se presenten, las convulsiones y las hemorragias”. Complementa el médico colombiano.
La atención médica de los pacientes con Ébola no es fácil, se requiere de un vestuario especial, el cual consiste en un traje de protección similar al de los centrales químicas; se usa máscara, gafas de protección y botas de caucho, se debe tener mucha precaución al momento de colocarse o quitarse el traje. A lo que agrega Wbeimar. “Esta atención no es simple, la zona es húmeda y con ese traje el calor es sofocante, súmele la deshidratación y la excesiva sudoración. Además del estrés que genera el hecho de estar tratando con una enfermedad que tiene un índice alto de contagio, un índice alto de mortalidad y unos pacientes en condiciones muy complicadas que uno sabe que pueden morir.
La travesía arriesgada de este joven médico termina dentro de unas semanas, por protocolos de seguridad, los voluntarios deben permanecer máximo 4 meses desarrollando su actividad humanitaria. Wbeimar debe salir del país africano y regresar con todos las precauciones de salud internacional para evitar la propagación de la enfermedad en otras regiones del mundo. “Si llego a Colombia sin síntomas no habrá ningún miedo al respecto. Ahora, si en algún momento llego a desarrollar síntomas ya hay unos protocolos para el manejo tanto mío como de mis posibles contactos”, resalta Wbeimar.
Los protocolos internacionales de la Organización Mundial de la Salud y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja, permiten que más voluntarios puedan ingresar a la zona para atender la emergencia. En los últimos tres meses han pasado por el hospital de médicos sin fronteras al menos 400 personas de equipos sanitarios de otros países del mundo, sin tener un solo caso de contagio. “Si uno es juicioso y aplica bien las medidas de seguridad el riesgo se reduce a lo más mínimo, no se reduce a cero, pero es mínimo”, aclara Wbeimar.
* Algunos apartes fueron tomados del artículo de El Espectador
100 AÑOS DE ACCIÓN HUMANITARIA
Fenómeno de la Niña 2010-2011: Ante la sequía que enfrentó el país, la Cruz Roja Colombiana a través del programa de Agua y Saneamiento, dio respuesta a las necesidades de acceso a agua potable a los departamentos de Casanare, Atlántico, Guajira, Cauca, Putumayo y Casanare.