Cada año se reportan por lo menos dos incendios forestales en el municipio de Villa de Leyva, departamento de Boyacá. En su mayoría se atribuyen a las acciones inconscientes del hombre, la quema de basuras, las fogatas, quemas descontroladas y el uso de pólvora.

@Cruzrojacol

A 177  kilómetros de Bogotá y a un poco más de 40 de Tunja se encuentra el municipio de Villa de Leyva, reconocido hace más de 50 años como monumento nacional.  Sin embargo, en esta oportunidad, no eran los turistas o los festivales la noticia de esta Villa Santa, como alguna vez fue llamada, sino un incendio forestal que fue controlado por las entidades que conforman el SNGRD (Cruz Roja Colombiana, Bomberos, Policía Nacional, Defensa Civil, entre otros), quienes por más de 24 horas trabajaron de manera articulada para extinguir un incendio que inició el martes 30 de septiembre, a las 12:18 p.m., a causa de la basura que un campesino quemó y se salió de control.

El incendio que afectó 200 hectáreas de bosque nativo alcanzó, el primer día, llamas de 5 metros que amenazaban con  llegar al centro urbano del municipio, y extenderse rápidamente a montañas cercanas colmadas de gran cantidad de vegetación nativa.

Llegamos a las 4:30 p.m., el miércoles 1° de octubre, al sector de la Piscina en el municipio de Sáchica. El humo y la ceniza se extendían por todo el lugar, mientras que en el cielo un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana realizaba las últimas descargas de agua que se sumaban a los 40 mil litros  arrojados durante el día.

De acuerdo con Fabián Camilo Igua, Alcalde del municipio, sólo estaban activos dos sitos del Cerro Oriental que amenazaban con propagarse durante la noche; y aunque el incendio estaba controlado en un 70%, todos los cuerpos de emergencia permanecían en alerta.

Cerca de las 6:00 p.m. los Bomberos de Bogotá intentaban reducir las llamas de los focos más complicados, ya que en la noche las condiciones del viento cambian, son mucho más fuertes y esto puede causar un incendio de mayores proporciones.

Durante la noche del miércoles, 20 voluntarios de la Cruz Roja Colombiana desde su puesto de atención pre-hospitalaria monitorearon la zona afectada, con el fin de alertar a la comunidad y a los demás organismos de respuesta sobre una posible extensión de las llamas que se desplazaran rápidamente al casco urbano, y se requiriera el desalojo de los habitantes más cercanos al cerro afectado.

Al día siguiente, los organismos de socorro iniciaron labores para extinguir el último foco del incendio que había resurgido durante la noche, el cual se eliminó por completo antes del mediodía. Gracias a la labor conjunta de todos los organismos de socorro para salvar vidas cientos de familias rurales de Villa de Leyva resultaron ilesas ante la emergencia.

Ningún colombiano se alcanza a imaginar la logística y coordinación para atender de manera inmediata un incendio de tales proporciones, cuya duración puede ser entre dos o tres días, dependiendo la intensidad de las llamas. En la zona los voluntarios arriesgaron sus vidas para disminuir la intensidad del incendio; expuestos al humo directo en sus ojos, nariz y boca, se necesitó de lavados nasales para evitar afecciones pulmonares, realizados por las enfermeras de la Cruz Roja Colombiana.

Algunos voluntarios socorristas se coordinaron con las demás entidades para realizar apoyos directos en la zona. Tal es el caso de Juan Pablo, quien lideró el equipo de la Cruz Roja Colombiana revisando el área de emergencia afectada, atendiendo a la comunidad cercana y por supuesto dando reportes cada hora de la situación del incendio.

El incendio generó un desastre ambiental de grandes proporciones, pues gran parte de los municipios de Boyacá se encuentran ubicados en la Cordillera Oriental de los Andes la más montañosa del país, con una extensión de flora y fauna que supera los 128 km2. Probablemente pasaran varios meses para que el terreno se recupere y vuelva a crecer vegetación, por ahora aumentarán los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que contribuyen al efecto invernadero y al cambio climático.

“No es solo cuestión de atender una emergencia, sino de salvar vidas en momentos difíciles que enfrentan las comunidades. Es grato ayudar de manera desinteresada a quienes más lo necesitan, es parte de nuestra compromiso como voluntarios de la Cruz Roja Colombiana”, afirma Juan Pablo.

¡Porque a esta hora hay alguien de la Cruz Roja trabajando por Colombia!

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PACO Y PANICA: En 2013 el proyecto cumplió 39 años ayudando a los niños que viven en situación de alta vulnerabilidad, violencia y abandono de algunas regiones del país.