Hoy hace 18 años, Colombia afrontó uno de los eventos naturales más devastadores de su historia reciente: el terremoto del Eje Cafetero. A la 1:19 p.m. del 25 de enero de 1999 se produjo un sismo de magnitud 6.2 en la escala de Richter con una profundidad estimada de 10 kilómetros. El movimiento afectó un área estimada de 1.360 kilómetros cuadrados en los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas, Tolima y Valle, dejando miles de víctimas y cuantiosos daños materiales.
Muchos de los voluntarios, empleados y directivos de la Cruz Roja Colombiana que participaron en la atención de esta emergencia, eran también víctimas de esta tragedia y sin importar la consternación por la pérdida de familiares, amigos o conocidos, se alistaron para atender el llamado por este devastador evento sísmico, con la misma entereza y espíritu altruista con el que siempre responden ante el sufrimiento humano.
La atención de esta emergencia se realizó en tres fases. La primera fase de operación, comprendió actividades en búsqueda y rescate, atención prehospitalaria, localización y contacto entre familiares, apoyo directo a los afectados con la entrega de suministros, para aliviar las necesidades básicas de la población. Se logró el rescate de 60 personas atrapadas en los escombros y se movilizaron más de 500 voluntarios y funcionarios de 10 seccionales de la Cruz Roja.
La fase de emergencia se extendió hasta el día 4 de febrero, cuando se dio inicio a una segunda fase de asistencia humanitaria, hasta el 30 de abril, las labores se dedicaron a mejorar las precarias condiciones de los afectados en lo referente a alojamiento, alimentación y salud.
La atención se enfocó en la estabilización, apoyo a los alojamientos temporales con la distribución de carpas, la instalación de sistemas de suministro temporal de agua y energía; así mismo se brindó apoyo a los programas de atención básica en salud y asistencia alimentaria.
Además en coordinación con entidades gubernamentales y no gubernamentales, tales como: Unicef, Scouts de Colombia y la Asociación Colombiana de Jóvenes se realizó un apoyo psicoafectivo a 12.322 niños en las áreas de: apoyo psicosocial, refuerzo de autoestima y preparación para futuras situaciones de crisis.
La intervención en salud atendió los aspectos relacionados con la educación, prevención y fomento del autocuidado; se realizaron actividades en medicina, odontología e higiene oral, psicología, enfermería, optometría, oftalmología, despachos de fórmulas y suministros de medicamentos. Con los cuales se cubrió una población de 14.352 pacientes.
La tercera fase de reconstrucción y rehabilitación desarrolló 300 viviendas, 11 puestos de salud, 24 escuelas y 3 casetas de acción comunal en cumplimiento del mandato de asistencia humanitaria; se buscó entonces apoyar la organización y la gestión de la comunidad, desarrollo de la estructura de atención y prevención de desastres en el ámbito regional y nacional.
El movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja generó una estrategia que se enfocó en el componente de prevención de los desastres en el marco del desarrollo, la cual busca dar opciones de mejora para afrontar nuevas emergencias en el país; Con base en este objetivo y a partir de la magnitud de esta emergencia, la Cruz Roja Colombiana creó el Centro de Entrenamiento en Gestión del Riesgo Tacurrumbí, ubicado en la Seccional Quindío, en el cual se capacitan los voluntarios rescatistas de todo el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, lo que permite tener personas más capacitadas y dispuestas en la labor humanitaria.