Al fondo se escucha el mar pero no se vislumbra, se siente la salinidad en el aire pero no irrita, la brisa tenue golpea las hamacas y chinchorros, la temperatura es ideal: 22 grados centígrados; son las 2:00 de la mañana en la alta Guajira. No logro conciliar el sueño y en medio de esta penumbra y soledad, me siento a meditar y pensar en lo que estoy viviendo, sintiendo y conociendo.

Ingresar a la Cruz Roja y vivir el espíritu humanitario de la institución es algo indescriptible; conocer su trasfondo, su actuar, sus ganas de ayudar y su aporte a los que lo necesitan, es algo que inspira y produce admiración.

Para muchos, y me incluyo antes de conocerla, la Cruz Roja Colombiana solo actuaba en momentos de emergencia, ya sea por un temblor, avalancha, ríos desbordados o tormentas tropicales; pero no, sus campos de acción son múltiples y están por los lugares y temáticas menos pensadas.

¿Quién podría decir que desde la Cruz Roja, se trabaja en agua y saneamiento, llevando a los lugares más lejanos baterías sanitarias donde nunca han tenido o instalando plantas potabilizadoras en el medio de la selva o los parajes más recónditos de nuestro país, o realizando jornadas de salud donde sólo ingresas por caminos de herradura a lomo de mula o en chalupas (lanchas artesanales) a varias horas del casco urbano más cercano, o hablando de salud sexual en comunidades indígenas, afro y raizales, o aplicando los conceptos más técnicos para hacer germinar semillas en el árido desierto de la Guajira por medio de la aplicación de pozos profundos y sistemas de riego, o llevando un mensaje psicosocial a las comunidades afectadas de nuestro país, o sintiendo las necesidades más básicas de nuestros campesinos y connacionales e impulsándolos a realizar sus propios negocios con proyectos productivos para tener medios de vida para su futuro, o hablando y controlando el manejo de vectores (mosquitos o zancudos) que transmiten el Dengue, Zika y Chikungunya, o tocando temas sensibles como el embarazo en adolescentes y la lactancia materna, o poder hablar de contaminación por armas y minas antipersona o realizar un efectivo restablecimiento de contacto entre familiares? Así me podría quedar todo el texto y seguir con miles de acciones humanitarias que se realizan cada año, cada día y cada segundo en algún lugar de nuestro país.

Todas estas acciones durante 102 años de existencia de la Cruz Roja Colombiana, se logran gracias al libre albedrio de sus voluntarios, que por décadas han prestado sus servicios de manera desinteresada, sin buscar un beneficio material o pecuniario, a ellos los impulsa un motor humanitario que tiene como objeto apoyar a las personas vulnerables y a sus comunidades, cada voluntario hace sacrificios que lo motivan a seguir en este camino; ver cómo responden en segundos a un llamado, como le tienden la mano a cualquier persona sin mirar su condición social, raza o religión; ver como se alojan o duermen en lugares complejos durante días, semanas o meses sólo con la convicción que las acciones que se están realizando son para el beneficio de la población. Sin dejar a un lado a los empleados que también hacen parte de las acciones humanitarias y del espíritu voluntario de la Cruz Roja.

La Cruz Roja tiene distintas ramas en el voluntariado, una de ellas son las Damas Grises,  que desde su constitución en 1962, apoyan todas las labores humanitarias de la Institución respondiendo a las necesidades de las comunidades más vulnerables del país, contribuyendo al  cumplimiento de la misión humanitaria y mejoramiento de la calidad de vida de la población más vulnerables, a través de programas orientados a la recuperación y desarrollo comunitario sostenible, así como al desarrollo de acciones en salud, difusión, protección, fortalecimiento institucional, movilización de recursos  y alianzas estratégicas.

Otra es la agrupación de Socorrismo que está conformada por hombres y mujeres adultos comprometidos con la filosofía institucional y un gran sentido de solidaridad; es reconocida en el país por su organización incluyente, eficaz, eficiente y por su experiencia en proyección social – comunitaria y en su dedicación a realizar las acciones institucionales en las fases de reducción, respuesta y recuperación. También por ejecutar las acciones operativas en atención en salud, búsqueda y rescate en emergencias y desastres. Apoyar la divulgación de la doctrina institucional, el derecho internacional humanitario y la transformación pacífica de conflictos, principalmente con comunidades adultas vulnerables.

Y no menos importante esta la agrupación de juventud, integrada por niños, niñas y jóvenes, que se caracterizan por su proceso de formación de acuerdo con la misión del Movimiento Internacional de la Cruz Roja. Proteger la salud y la vida, servir a la comunidad, promover la ayuda mutua y la solidaridad, promover la amistad nacional e internacional, la educación para la paz y difundir los principios fundamentales e ideales de la Cruz Roja y del Derecho Internacional Humanitario (D.I.H.). Esta agrupación por años ha participado con programas que a lo largo del territorio nacional han cambiado la vida de miles de personas, como PACO (Paz, Acción y Convivencia), PANICA (Programa de Prevención y Apoyo a niños, niñas y jóvenes en Comunidades de Alto riesgo)  o acciones de recreación y actividades en el  sector escolar.

Vivir las acciones en el momento de los hechos lo nutre a uno como profesional y lo marca como persona. Sentir el dolor de los habitantes de Mocoa por la avalancha presentada el 31 de marzo de 2017, es algo que le enseña a uno a valorar la vida a cada instante; la emergencia de Mocoa no solo me enseñó en los primeros días, aún al ver las acciones por parte de la Cruz Roja Colombiana que siguen en varios frentes y ver como cada uno de los habitantes es agradecido por lo que se hace, lo hace a uno salir a la calle y mostrar con orgullo el actuar de la Institución.

Pero no sólo me ha tocado vivir emergencia, he acompañado charlas para prevenir la propagación de vectores en comunidades indígenas. El recibimiento y el respeto mutuo se nota y se valora por cada integrante, el agradecimiento de la comunidad en su lengua nativa no se hace esperar y le da el pago que los integrantes de la Cruz Roja estaban esperando: una sonrisa y un abrazo.

Ver como barrios en condición de vulnerabilidad mejora sus condiciones de vida y aprenden a reciclar, a limpiar sus zonas, a mejorar sus espacios físicos y construir lugares de ocio y esparcimiento en busca de una comunidad saludable, es gratificante.

Estas son algunas de las acciones que lo hacen a uno valorar una institución fuerte, sólida, con  principios bien estructurados, y que lo enorgullecen en el actuar de la Cruz Roja. Hoy puedo decir que soy un “voluntario” de Corazón.

Feliz Cumpleaños Cruz Roja Colombiana.

Sergio Rojas Cubillos.

Comunicador Externo

Cruz Roja Colombiana.