En este artículo se discute cuál es el problema principal de la población negra en la sociedad colombiana, y se propone una discusión social más productiva al respecto, centrada en lograr una igualdad básica.

Es la pobreza, no el racismo

Por Daniel Mera Villamizar*

¿VALE LA PENA DISCUTIR CUÁL ES EL problema principal de la población negra en la sociedad colombiana? Hace poco, el Consejo de Ministros consideró que no, por ‘corrección política’.

Muy en la tendencia de no discrepar de quienes se ocupan del tema afro, en parte tal vez por temor a ser tildados de ‘racistas’, no le dijeran nada al vicepresidente Santos.

Sin embargo, habría sido distinto con la cuestión planteada así: si nos fuera posible eliminar de un tajo uno de estos dos problemas que afectan a la población negra, cuál elegiríamos, ¿la pobreza o el racismo? Porque elegir bien el problema principal tiene su importancia.

Los colombianos negros, en su casi totalidad, eliminarían la pobreza, pues su lucha diaria tiene nombre: supervivencia, bienestar, progreso. Saben que entre vivir bien pero lidiar con el prejuicio racial (no de todos) o seguir siendo pobres en una comunidad sin prejuicio racial, es mucho mejor lo primero.

Todos han visto que el respeto por los negros aumenta ‘proporcionalmente’ con su progreso socioeconómico, incluso un tris más de lo que pasa con el resto de las personas. Al final, es casi inevitable concluir que los colombianos somos más ‘clasistas’ que ‘racistas’.

¿Se acabó, entonces, la discusión? No. Algunas personas influyentes piensan que el ‘racismo estructural’ es la causa de la pobreza de la población negra.

Aun si esto fuera cierto, resultaría más político y práctico dar prioridad a enfrentar la desigualdad en vez del racismo, por la misma razón que hace más fácil invocar principios compartidos que exigir reparaciones por el pasado: porque la gente será renuente y no aceptará sindicaciones ni culpas históricas, y la conversación social quedará empantanada en términos negativos («sí eres, no soy, racista»).

En cambio, animar a la sociedad a avanzar hacia la igualdad mediante la reducción de la (mayor) pobreza de los grupos discriminados puede llevar a una conversación social más productiva.

Ahora, ¿qué es el ‘racismo estructural’ y sí explica la pobreza? Se dice que es el ‘efecto social’ del ‘racismo diario y difuso del ciudadano común, silencioso, culturalmente establecido, no explicitado’, que sólo se ve en las estadísticas que muestran la desventaja de los discriminados.

Es bueno matizar: i) hay que ser ‘Dios’ para discernir o desentrañar de tal modo el corazón, la razón, los valores y las conductas cotidianas; ii) ¿entonces qué causa la pobreza de los colombianos no-negros?; iii) hay otras realidades estructurales como regiones atrasadas y desconectadas; y iv) es pesimismo extremo ignorar el impacto de la educación y la evolución cultural sobre el comportamiento social.

El ‘racismo estructural’ como matriz de un campo de estudios está bien; pero derivar de ahí, sin más, un discurso gubernamental y una política pública son cosas para pensar dos veces.

Si el racismo es el segundo problema, hay que seguir enfrentándolo, con más imaginación y eficacia. Pero si la pobreza es el problema, hay que revisar con cuidado lo que están proponiendo. De pronto están mal enfocados y se están quedando cortos.

* Directivo de la Fundación Color de Colombia