Compromiso con la nación colombiana y resignificación del legado ancestral, claves del nuevo liderazgo. Un grupo social con ‘proyecto’ integrará a los talentos de más abajo. Artículo en la edición especial de SEMANA sobre «Poder del Valle» (242 págs).

Poder ‘afro’ paradójico

Aunque faltan líderes ‘afros’ en las instituciones más representativas del departamento, existe una clase media negra que puede producirlos.

Por Daniel Mera Villamizar
Director Académico de Foros SEMANA, directivo de Fundación Color de Colombia.

El ‘poder afro’ se refiere a la representación simbólica de los ciudadanos negros en las instituciones del poder, especialmente el político, el económico y el social.

Para darse una idea: no hay diputados ‘afros’ en la Asamblea del Valle* y solamente hay un concejal ‘afro’ en Cali, cuando la población que se reconoce ‘afro’ allí es del 28% y 26%, respectivamente. De 13 representantes a la Cámara por el departamento, dos son ‘afrovallecaucanos’.

La explicación es triple: como pasa en Colombia, la gente negra del Valle no tiende a votar con motivación racial o étnica; no encuentra buenos candidatos negros que conquisten su voto, y, en general, es movida por el sistema clientelista que domina la política electoral en el país.

En estas condiciones, ¿cómo construir poder político ‘afro’ y para qué?

Hay dos experiencias recientes de las cuales aprender. Las de los controvertidos Apolinar Salcedo, ex alcalde de Cali y Juan Carlos Martínez, senador. Sumaría la del candidato al Concejo Santiago Rengifo, asesinado poco tiempo después de derrochar una gran cantidad de dinero en la campaña.

Básicamente, ese no es el camino. La representación simbólica en el poder político debe responder por la representación sustantiva de los intereses de la población negra, que son fundamentalmente los mismos que tiene el promedio de los colombianos.

Lo que no debe hacer es desprestigiar dicha representación y reproducir el atraso. ¿De dónde saldrán los líderes ‘afros’ que se necesitan?

Esto lleva a la cuestión del poder económico y social. En lo simbólico, aunque en este caso no lo más importante: no se conocen socios negros en los clubes sociales Campestre y Colombia, ni en las juntas directivas del Deportivo Cali y de la Cámara de Comercio de Cali, ni columnistas ‘afros’ en el diario El País. Por si acaso: que nadie vaya a promover la mala idea de pedir «cuotas» allí.

Lo más importante es que existe una clase media negra, entre un 45% de ‘afros’ no pobres en el Valle, pero sin mayor conciencia de su responsabilidad, es decir, sin ‘proyecto’ colectivo.

Y es de la clase media negra, imbuida de los mejores valores e ideales de la nación colombiana y con una resignificación del legado ancestral, de donde deben surgir los líderes ‘afros’ que se necesitan. Un grupo social con ‘proyecto’ integrará a los talentos de más abajo y desestimulará a quienes sigan el mal ejemplo de otros grupos sociales, algunos encumbrados.

La paradoja del poder ‘afro’ es que debe existir, fundamentalmente, al servicio de toda la población, sin distinción de raza. Dos ejemplos de personajes destacados, de alrededor de 20 en diferentes campos, son el presidente del Tribunal Superior de Cali y el director del Observatorio Sismológico y Geofísico del Suroccidente.

En nuestra sociedad no se habla de poder ‘blanco’ o ‘mestizo’ porque no es necesario, y el poder ‘afro’ es una transición hacia una reivindicación más privada de la raza.

No obstante, el aporte del periodista Esaúd Urrutia con la revista Ébano seguirá siendo necesario por décadas y hace bien la rectora de la Universidad del Pacifico en impulsar un pensamiento sobre lo étnico, a manera de ejemplos.

Parte de la paradoja es que habrá más caras negras en las curules de la Asamblea y el Concejo, en Telepacífico, en la Cámara de Comercio de Cali y en los clubes sociales, en los gabinetes, en las sociedades profesionales y las decanaturas, en las gerencias y los gremios, y en los restaurantes caros, cuando la sociedad y la población negra avancen hacia una ‘indiferencia’ sincera respecto del color de la piel (y pongan en su sitio a la ‘diferencia’), en medio de una drástica reducción de la pobreza.

* Una vez publicado este artículo, me informan que hay dos diputados negros, cosa que increíblemente no me dijeron las fuentes informadas que consulté. Claro, he debido ir directamente a la página web de la Asamblea. Los diputados son: Guillermina Bravo Montaño, de MIRA, y Yiminson Figueroa Carabalí, de Convergencia Ciudadana. Mis sentidas excusas. Habría que preguntarle al diputado Jaime Aguilar Domínguez, de Convergencia Ciudadana, si se siente parte del grupo. Para compensar el error, los entrevistaré.