Con su canción a Escalona cautivó  el corazón del pueblo vallenato, aunque no alcanzó la corona por segunda vez consecutiva, dice hijo del compositor

Por William Klinger Mosquera*

Pa y Negrura son expresiones que uso para dirigirme cariñosamente a Willian Klinger Brahan. Prefiero utilizar esas palabras en lugar de  Rey, como muchos conocidos y desconocidos lo hacen desde 2009 tras obtener el título de «Rey de la Canción Vallenata Inédita».

De hecho, muchos se atreven a llamarme el príncipe inédito, a lo que respondo con una risa tratando de evitar sucesivos comentarios porque prefiero que nuestra relación natural de padre e hijo esté por encima de ese merecido reconocimiento público que le hicieron en Valledupar.

Hoy con la misma naturalidad de nuestra relación deseo hacer un comentario acerca de su canción «Se fue el más grande».

Hace ya más de 15 años me costó mucho entender por qué, tras decirle a mi Pa que me prestara sus ahora paquidérmicos cassetes para transcribir la letra de la canción «Jaime Molina», él me persuadió durante muchos minutos para analizar prosas y rimas tratando de enseñarme qué había detrás de cada estrofa, cuando lo único que yo perseguía era rápidamente estar a la moda.

Carlos Vives era el churro de la farándula nacional gracias a la serie de televisión «Escalona» y saberme la letra de esa canción me hacía más interesante frente a las apenas adolescentes de la generación Y.

Tan alto era mi nivel de desconocimiento que ni siquiera sabía que Rafael era el nombre del compositor de la canción; y tal fue mi asombro cuando me enteré de que su apellido coincidía con el nombre de la serie, que desde ese momento me empezó a parecer atractiva la retahíla de Pa, pues las utilizaría para impresionar a mis compañeros en las obligadas conversaciones semanales acerca de la serie televisiva.

Empecé a inquietarme y a cuestionar por qué se le ocurriría a Escalona escribir «La casa en el aire»; y mi Pa, cual abogado en su más importante litigio trataba de explicarme la relevancia de las metáforas en las letras de las canciones.

Bastaron entonces unas pocas sesiones para entender la reverencia que mi Pa le tiene al Maestro Rafael Escalona; reverencia que trascendió generacionalmente porque desde entonces la comparto.

Hoy puedo asegurar que mi deseo de estar a la moda fue un insulto de grandes proporciones para mi Negrura; porque ello advertía un paso fugaz por la memoria de los radioescuchas y televidentes, distando mucho de la inmortalidad que hoy en su canción «Se fue el más grande» y en sus pretéritas invitaciones a revisar prosas y rimas hace más de tres quinquenios, mi Pa trataba de mostrarme.

Asociar las aseveraciones de mi Negrura acerca de la inmortalidad de las letras de Escalona con actos de adivinación sería desconocer la trascendencia de las composiciones del Maestro; por eso no es coincidencia que muchas otras personas también lo hayan vaticinado.

Lo que sí puedo asociar es el gran conocimiento y admiración de mi Pa por las letras del Maestro con el rico contenido metafórico minuciosamente entrelazado de su canción «Se fue el más grande», con la que participó en el concurso «Canción Vallenata Inédita» en la 43 edición del «Festival de la Leyenda Vallenata».

Es un paseo donde combina la superstición al mostrar la conmoción de la naturaleza al conocer la noticia del fallecimiento del Maestro, con un recorrido tangencial pero bien estructurado por algunas canciones de gran recordación de Escalona.

Canciones como «Jaime Molina», «Honda herida», «La casa en el aire» son sutilmente mencionadas en las primeras estrofas. El último segmento de la canción, el más poderoso en mi opinión, deja evidenciar su comunión íntima con las letras de Rafael, haciendo una metafórica interpretación de las alegorías plasmadas en la canción «El arco iris».

Pareciera  haberse reunido con el mismísimo Escalona y que éste le hubiese contado cosas que, pese a no estar plasmadas literalmente en sus canciones, deseaba enseñar a sus seguidores después de más de 30 años de haberlas escrito.

Ya en el tarima,  la interpretación de Jorge Luis Ramos fue excepcional.  Logró tanta avenencia con el público que éste respondió con total aprobación de la canción.  Los periodistas se unieron a ese sentimiento y lanzaron conjeturas que apuntaban a que Negrura igualaría la hazaña que logró el maestro José Francisco Mejía en las ediciones 22 y 23  del Festival, cuando obtuvo dos títulos consecutivos de rey vallenato de la canción inédita. 
Su favoritismo no era capricho.

El público asistente al Festival, famoso por su considerable discernimiento vallenato, comparó letras y melodías de las canciones  y decidió de corazón acompañarle a pesar que el jurado dispuso no dejarlo avanzar más allá de la segunda ronda.

Pa, a pesar de no haber obtenido el título esta vez, lograste que nuestro Pacífico colombiano se integrara en el ámbito musical de la Costa Atlántica, demostrando con tu fácil escritura de ritmos vallenatos que culturalmente tenemos la misma ascendencia.

Sé que más allá de obtener el título de rey vallenato de manera consecutiva, tu anhelo siempre ha sido que se acepte esa identidad  que muchos colombianos tenemos con el folclor vallenato, sin advertir los cientos de kilómetros de distancia que nos separan de la Costa Atlántica.

Continúa con tu propósito porque en la 44ª edición del Festival no sólo tus coterráneos chocoanos te acompañaremos.

* Damos la bienvenida a William Klinger, Jr, al Programa «100 nuevas plumas en el Bicentenario, 2010-2021». William es Administrador de Arquitectura y Aplicaciones, y trabaja en la Cámara de Riesgo Central de Contraparte de Colombia S.A.