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Esta semana nos visita uno de los íconos de la lucha afroamericana de los años 70s. ¿Cuánto han cambiado ella, su país y el mundo?
mas no se trata de eso.
Se trata de que quieren que estés muerta”, así comenzó Guillén.
En su propio país, hace pocos años, una joven poeta exclamaba: “No puedo creer que estoy en el mismo escenario con Angela Davis. He leído sobre ella en la escuela … Y ella todavía está viva”.
Davis es considerada “un ícono mundial de la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana, del antirracismo y del antisexismo”.
Ella no rehúye su bien ganada fama de radical, y al respecto, sus posiciones sobre Barack Obama han sido elocuentes.
Dijo que “no era un mesías”, la clave usada para distanciarse y no coincidir con los republicanos; luego que votaría por el candidato presidencial del Partido Verde, y también que “habría votado a favor de un hombre blanco si ese candidato tuviera posiciones contra el racismo, el sexismo y la homofobia más fuertes que las de Obama”.
Tal vez por posiciones como esas, el periódico The Guardian publicó en 2007, con motivo de una visita suya a Londres:
“A pesar de todos sus logros obtenidos durante los pasados 37 años, Ángela Davis permanece como un símbolo congelado en el tiempo. El tiempo es 1970.
Que marcó el fin de la tumultuosa época de la lucha por los derechos civiles que culminó con el asesinato de dos de las más connotadas figuras afroamericanas, Martin Luther King y Malcolm X.
El enfoque pasó de la búsqueda de integración al black power; de las influencias de Gandhi y la Biblia a las de Mao y el marxismo”.
De hecho, Angela Davis se unió a las Panteras Negras, un partido que usó la violencia, sufrió asesinatos por parte de otros grupos afroamericanos radicales y vivió múltiples divisiones internas, además de la persecución de las autoridades y los extremistas blancos.
Sin embargo, nada de esto es recordado por las jóvenes negras que en Estados Unidos llevan camisetas de su imagen de los años 70s.
“Me he dado por vencida en mi lucha por combatir la comercialización en lo que atañe a eso”, ha dicho.
También en la Universidad Nacional, en Bogotá, habrá una jornada de estampado de camisetas.
“Radical y notoria como el Ché, salvo que ella ha vivido para ver su influencia política transferida a la cultura popular”, anotó el diario inglés.
Davis una vez dijo: “Es humillante, pero a la vez algo que me enorgullece, ver que en una sola generación después de los eventos que construyeron mi carácter como una personalidad pública, la gente me recuerda como un peinado”.
En realidad, no sólo como un peinado. Su pensamiento y expresión son vigorosos. Ella admite que el mundo actual es “complicado” y no envidia a los que están al frente del liderazgo.
“En el pasado era fácil. Hubo blanco y negro”. Ya no. Angela Davis, sin embargo, tiene respuestas sugestivas para las preguntas que la ven como un ícono de los tiempos anteriores a Obama.
Tal vez una de sus charlas, consistente en “una aguda crítica al complejo industrial que significa el sistema carcelario y a su papel en el capitalismo y el racismo estructural de la sociedad norteamericana”, no le diga mucho al público colombiano, pero un diálogo crítico con ella beneficiará a todos.
Bienvenida a nuestro país.
que bien!!!!!
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