Publicamos su escrito ante la mordaza que sufre en la isla. Denuncia doble rasero para juzgar al capitalismo y al socialismo frente al racismo. Plantea 27 interrogantes.
Socialismo-castrista-latinoamericano: ¿para quiénes?
Por María I. Faguaga Iglesias, historiadora y antropóloga
Del 13 al 17 del presente mes de junio se efectuó en La Habana el seminario internacional «Cuba y los pueblos afrodescendientes en América».
Con el auspicio del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, y el coauspicio de la Organización de Naciones Unidas, se efectuó el evento, uno de los pocos realizados en la Isla en este «Año Internacional de la Afrodescendencia».
El seminario fue inaugurado por el cineasta afroestadounidense Danny Glover, y clausurado por el escritor y etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en presencia del ministro de cultura cubano, Abel Prieto.
Durante los cinco días de sesiones contó con la participación activa de funcionarios de la ONU y de estudiosos y líderes afrodescendientes de las Américas, aunque se resintió del poco tiempo dejado para las intervenciones del público asistente.
Destacaría además entre sus carencias la no invitación a exponentes del amplio panorama de pensamiento afrodescendiente en la Isla, que transita entre los exponentes prosistema, los reformistas y los antisistema.
Estuvieron entre los participantes extranjeros: Bárbara Pesce-Monteiro, coordinadora residente del sistema de las Naciones Unidas en Cuba; Herman van Hooff, director de la oficina regional de cultura para América Latina y del Caribe de la UNESCO y representante de ese organismo para Cuba; Ana Carolina Querino, coordinadora regional del programa género, raza y pobreza de ONU-Mujeres en Brasil; Romero Rodríguez, académico y activista uruguayo; Agustín Lao-Montes, académico y activista puertorriqueño; y James Early, profesor y activista estadounidense.
Por la parte cubana estuvieron, entre otros: Fernando Martínez Heredia, director del Instituto Marinello; y Gisela Arandia, investigadora del Instituto Marinello; Roberto Zurbano, investigador y escritor de Casa de las Américas.
En la declaración final del seminario se insistió en la existencia de lo que se calificó de «profunda voluntad política» de parte del gobierno isleño para incidir en la realidad de asimétricas relaciones interraciales y de profundas desventajas sociales para la población negra.
En la declaración quedó registrado un «plan de acción» que incluye: combate al racismo; urgencia de llevar el tema del racismo al debate público; apoyar al movimiento del hip-hop como parte de la estrategia para elevar la autoestima de la población negra, entre otras acciones.
Estratégicamente, el documento final propuso: satisfacer los derechos ciudadanos de la población negra; incorporar el tema de la mujer negra; elaborar textos que permitan la transformación de la visión colonizadora; crear una agenda para incidir en los medios de comunicación; y creación de espacios y de nuevas organizaciones responsabilizadas en la lucha contra el racismo.
Parte de los participantes en el evento efectuado en la capital cubana procedían de otro similar en Washington, Estados Unidos. A esa delegación se unieron participantes cubanos para asistir a un evento similar que esta semana tendrá lugar en Venezuela, donde esperan proponer al ALBA la incorporación de la temática racial como uno de sus ejes.
Recién finalizado el taller una serie de interrogantes, ninguna de las cuales hubo oportunidad de formular allí, quedan en el tintero. Entre otras:
1.- ¿Por qué las instituciones internacionales de la afrodescendencia toleran al gobierno cubano, en detrimento de su compromiso, que debería ser, esencialmente, con la afrodescendencia cubana, y deberían tener un comportamiento crítico hacia las limitaciones de la experiencia castrista al respecto?
2.- ¿Por qué las instituciones internacionales de la afrodescendencia, y Naciones Unidas, no son capaces de boicotear al gobierno cubano que, en 52 años, negó la existencia del racismo en la Isla y que, actualmente, nada sustancial hace para enfrentarlo, sino que ejecuta acciones de entretenimiento para descentrar el interés por la base y causa del problema, que no permite el (re)empoderamiento de la población negra cubana, que continúa sometiéndola y reprimiéndola?
3.- ¿Por qué estudiosos y activistas cívicos internacionales, preciados por sus serias y profundas perspectivas en los análisis sobre el tema racial y sobre la necesidad de formular políticas sociales verdaderamente serias y comprometidas con la equidad etno-racial, concentran su mirada en el capitalismo, desviando la atención sobre el caso de Cuba, o se empeñan en encontrar positividades en una Isla que no tiene mucho que exhibir al respecto en estos 52 años?
4.- ¿Por qué el esfuerzo de los organismos y estudiosos internacionales por hallar «voluntad política» en el gobierno de los Castro para enfrentar el serio, profundo, extenso y multifacético problema de inequidad etno-racial en Cuba?
5.- ¿Por qué la intención de hablar de pluralidad en eventos realizados sobre el tema en los cuales únicamente se permite presencia y voz a quienes justifiquen al sistema castrista y, en especial, a Fidel Castro?
6.- ¿Por qué estudiosos afrodescendientes del continente latinoamericano se empeñan en que Cuba encabece un movimiento del que durante décadas ha renegado?
¿Por qué esos estudiosos desdeñan el reconocimiento de una Cuba plural, aliándose a la perspectiva de pensamiento unilateral que ahora se dice también «afrodescendiente cubano»?
¿Por qué esos estudiosos identifican a Cuba, exclusivamente con su gobierno, hasta ahora visiblemente racista y discriminador, e ignoran la rica complejidad de la sociedad cubana, tratando de asumirla como la homogeneidad que no existe?
¿Por qué reconocen la pluralidad de pensamiento afrodescendiente para el resto del mundo y no para los afrodescendientes cubanos?
7.- Si hasta el momento ninguna experiencia de lo que nos han dicho es «socialismo» ha fructificado, tampoco en Cuba, donde no hemos conocido sino el castrismo, ¿cuál es la justificación para que estudiosos afrodescendientes latinoamericanos vengan a Cuba a pedir al gobierno cubano «más socialismo», y para que le sitúen ponerse a la cabeza del socialismo latinoamericano, y no son capaces de pedirle que, realmente, enfrente sus problemas internos, en sus múltiples complejidades?
¿Cómo es posible que, si en la Cuba que se supone socialista, el racismo sobrevive y se reproduce con fuerza, los estudiosos latinoamericanos reunidos en La Habana consideren que el futuro de la afrodescendencia y la solución de la inequidad que padece es, precisamente, el socialismo castrista, que no ha logrado dar soluciones viables a los problemas ancestrales de la propia población cubana, y que ha tenido la tendencia a tergiversarlos y ocultarlos?
8.- ¿Por qué estudiosos afrodescendientes que hablan de «democratizar al capitalismo» no piden o sugieren lo mismo a los hermanos Castro con su sistema, y, en cambio, se muestran tan complacientes con ellos y con sus horrores y errores, entre estos, en primer lugar, el de la reproducción y silenciamiento del racismo, el de la tergiversación y criminalización del activismo afrocubano y el del tabú de los estudios sobre la temática?
¿Por qué no piden al gobierno de la Isla que pluralice sus instancias de poder?
9.- ¿Cómo es posible contentarse con la realización de un evento sobre la temática de la afrodescendencia en La Habana, y públicamente declararlo lo mejor que ha sucedido en este Año Internacional de la Afrodescendencia, lo cual ha destacado la prensa oficial cubana, cuando en este no se ha permitido presencia ni voz al pensamiento afrodescendiente alternativo —sea o no antisistema—, cuando en las calles continúan apaleando a los afrocubanos, cuando la policía continúa humillando y vejando a los afrodescendientes que intentan ganar honradamente el sustento, cuando se nos sigue apresando y encerrando en estereotipos y se endilga el calificativo de «contrarrevolucionario» y «anexionista» a todo activista afrocubano que discrepe de lo que al respecto procura imponer el gobierno?
10.- ¿Cómo es posible hablar de «avances» y de «logros» en el tratamiento del tema racial en Cuba, cuando ni siquiera se reconoce el contenido político del mismo y se considera «subversivo», peyorativamente, a quienes se propongan con independencia de pensamiento y de acción el tratamiento y enfrentamiento del tema?
11.- ¿Por qué esos estudiosos que hablan de empoderamiento y conceden al sujeto social preponderancia, se contentan con un gobierno que, como el cubano, no permite el ejercicio de la ciudadanía, ni siquiera admite el ejercicio del criterio, con lo cual es imposible el accionar independiente y, en consecuencia, el empoderamiento?
12.- ¿Por qué estudiosos afrodescendientes latinoamericanos apoyan al gobierno cubano en su fabricación de supuestos «líderes afrocubanos»?
13.- ¿Por qué un evento de la afrodescendencia y sobre la afrodescendencia es clausurado por una persona blanca? ¿Qué puede justificar ello? ¿Por qué se permite acríticamente o, cuando menos, con pasividad explícita, notoria y pública que eso suceda y se destaca e impone en los medios oficiales cubanos esa visión colonialista?
14.- ¿Cómo es posible que se hable de «consenso» en un evento en el cual los participantes, con voz, piensan o se manifiestan esencialmente con el mismo discurso, cuando muchos de los participantes no tuvieron oportunidad de expresarse?
15.- ¿Por qué se reclama a los estudiosos cubanos sobre la temática racial no haber leído la obra de Walterio Carbonell, Cómo se formó la cultura cubana, cuando desde su publicación original nunca más se reeditó, hasta fecha muy reciente, en un tirada mínima, facsimilar y «para personalidades», imposibilitando el acceso al mismo de la mayor parte de los interesados e implicados en la temática?
16.- ¿Por qué en un evento sobre los afrodescendientes cubanos, de los escasísimos y raramente existentes en Cuba, se toma como ejemplo destacable el infeliz filme Roble de Olor, de visión edulcorada, que encierra a la mujer negra de la época colonial en un esquema de corte romanticón?
17.- ¿Por qué los criterios vertidos por Danny Glober sobre los cambios gestados en la imagen del negro en la industria cinematográfica de Hollywood, no fueron oportunamente discutidos en lo que se supone fue un «taller»?
¿Por qué no fueron discutidos por los medios que cubrieron la actividad, que siguieron el recorrido del cineasta durante todo el tiempo que permaneció en la Isla?
18.- ¿Por qué se pretendió continuar encerrándonos en estereotipos, obviándose las posibilidades reales de crear estrategias de sobrevivencia según la posición a la que se somete a los diferentes grupos sociales en cada espacio nacional?
19.- ¿Acaso se pretende dejarnos el añejo y rancio sabor de la obligatoriedad del «agradecimiento negro» al poder blanco castrista, racista, verticalista, jerarquizador y excluyente, en esencia, antinegro?
20.- ¿Pudo ser casual, en la clausura del taller, la intencionalidad de desvestirnos a Mariana Grajales de su condición de mujer negra, reduciéndola a, sencillamente, «cubana», lo cual hiciera el escritor, etnólogo, presidente de la UNEAC y recientemente promovido al comité central de PCC, Miguel Barnet, a quien llamara la atención que algunos de los participantes no aplaudieran sus palabras de clausura, destacadas en el diario oficial Granma?
21.- ¿Por qué la intencionalidad en darnos «permiso» para proclamarnos la población negra cubana como afrodescendiente o como cubana?
22.- ¿Por qué, en dicho taller, no se mencionaron las causas del sostenimiento y reproducción del racismo en Cuba?
¿Por qué nunca se mencionó que se están ventilando relaciones de poder, que el poder es impuesto por blancos-antinegros-colonialistas, que consideran a los afrodescendientes como cubanos de inferior categoría, a quienes usan y excluyen de las ventajas sociales?
23.- ¿Por qué la intencionalidad de encerrar el problema negro cubano, de hondura sin par, en el diferendo entre los gobiernos estadounidenses y su homólogo cubano, cuando la mayoría de la población cubana desconoce la evolución del problema negro en EE.UU,. que es ocultado sistemáticamente por la prensa oficial cubana, que se niega a reconocerle avances al respecto, e insistiendo, oportuna y oportunistamente, en la limitaciones de ese proceso?
24.- Conociéndose la imposibilidad, en Cuba, de tener conciencia etno-racial y participar de la estructura de poder antinegro, ¿cómo es posible que se intentara mostrar como un «avance» en la lucha contra la inequidad racial, el reciente nombramiento del 30 % de personas negras en el comité central del Partido Comunista? Esa es posición que exhibieron participantes cubanos en el evento y representantes de las agencias de Naciones Unidas allí presentes.
25.- No se trató de un evento inclusivo, ni representativo, ni democrático, ni auténtico. Fue una falsa, un sainete de mala calidad, en el cual los participantes, los bufones, fuimos personas negras, así que fue un teatro de corte racializado y racista antinegro.
Fue un intento de sujeción del tema de la afrodescedencia a los designios gubernamentales y partidistas. Fue parte del decorado que erige, a manotazos y con urgencia, el poder supremacista blanco, para coartar a los negros y continuar prorrogando el racismo como mecanismo de dominación. Fue un evento que expresa la lógica del poder, no la de la negra población cubana subalternizada.
26.- Nada hubo en ese evento de revolucionario; nada de liberador; nada de emancipador. Los grupos sociales, para ejercer su derecho a la liberación como para emprender el camino de la emancipación, no tienen que pedir permiso, y no lo hacen. Ese es accionar que se emprende por sí, sin vanos e inmerecidos agradecimientos a los sometedores.
Forma parte de los intentos de fomentar un manipulado asociacionismo negro, para no permitir la emergencia del auténtico y ya en gestación y/o conformación.
27.- El evento patentiza que el tema racial como objeto de estudio, con todas sus implicaciones, y que la situación de asimetrías etno-raciales que todo lo transversalizan, son campos del escenario de la lucha política que actualmente se gesta en Cuba.
Como parte de esa lucha, la sociología ha discernido dos modelos de gestión social que pueden establecerse socialmente y que, en el campo teórico como en la praxis, están contendiendo en la Isla.
Esos son campos que signan el posicionamiento de sus actores: con el sistema o antisistema. La posición independiente, que puede o no ser antisistema -aunque malintencionadamente el poder la aglutine y le endilgue el cartel de «contrarrevolucionaria»-, reclamando preparación para el (re)empoderamiento, estimulación de la horizontalidad y de la participación abierta, porque creemos en el sujeto y en su responsabilidad ciudadana, en sus capacidades para interactuar como una fuerza en sí, individual y comunitariamente.
La oficialista o dependiente, cosificando al sujeto, asumiendo insistentemente el paternalismo gubernamental y la estricta aplicación de controles, en la jerarquización y en la intolerante e intolerable verticalidad. Esta contienda, la de batallar por los modelos de gestión social que se utilizarían, es fase cardinal e imprescindible en la lucha por la emancipación de la población negra cubana.