En foro con el senador promotor, Carlos Baena, el columnista Daniel Mera pidió «saber tratar» a este congresista y no depositar la esperanza afro en dicha ley.
En el marco de la celebración de los 40 años de la Universidad Tecnológica del Chocó, UTCH, tuvo lugar este miércoles un panel sobre discriminación racial en Colombia, organizado por Phelps Stokes Colombia, con el apoyo de la Comisión Fulbright y la agencia USAID del gobierno de Estados Unidos.
Participaron el senador Carlos Baena, del partido MIRA; Daniel Mera Villamizar, columnista ocasional de El Espectador, blogger de semana.com y directivo de la Fundación Color de Colombia; Ramsés Ramos, actor y director de teatro; y Ricardo Chica, historiador y columnista de El Universal, con la asistencia de alrededor de 250 estudiantes.
El senador Baena resumió el trámite del proyecto de ley y el contenido aprobado. Ramsés Ramos hizo una crítica del discurso que no pasa a la acción y Ricardo Chica mostró el sistema socio-racial que impera en Cartagena.
Daniel Mera planteó el debate sobre cuál es el problema principal que debe enfrentar una «agenda estratégica» afrocolombiana, si discriminación racial o pobreza; la complejidad de la discriminación racial y por qué no se puede esperar de la ley un avance significativo en lo que más importa.
El panel, parte del segundo seminario-taller de desarrollo de liderazgo para estudiantes afrocolombianos, fue instalado por la rectora (e) de la Universidad, Marisol Rentería, y por Arnobio Córdoba, director de Phelps Stokes Colombia.
Esta fue la intervención de Daniel Mera Villamizar, bien recibida por los estudiantes:
«Los asistentes a la charla sobre «¿Añorar o emular a los grandes del pasado?» escogieron, entre las opciones de «políticamente correcto» y «diplomático, pero intelectualmente honesto», que me fuera por la segunda. Eso haré también hoy.
El año pasado, El Tiempo me publicó un artículo crítico del proyecto de ley de penalización de la discriminación, antes de que se desatara la tormenta de opiniones por su aprobación. Usaré más adelante un par de esos argumentos.
Antes quisiera hacer unas consideraciones estratégicas y políticas en torno al tema.
Primero: el senador Baena y el grupo MIRA son unos aliados a los que debemos saber tratar. Ni demasiada pleitesía, ni desagradecimiento, ni sorna a sus espaldas. Él contaba que recibe reclamos.
Por debilidad de la bancada afrocolombiana, pareciera que el líder de la causa afro en el Congreso es el senador Baena. En cierto sentido, así es, lo que no deja de ser llamativo.
Obviamente, hay que agradecerle todo lo que hace, con la mejor intención, pero definir su puesto funcional como aliado es un reto de fina política.
Segundo: no tenemos lo que se llamaría una «agenda estratégica del progreso afrocolombiano», que aglutine a una mayoría de liderazgos (sociales, sectoriales, políticos, académicos).
Dentro de esa agenda estratégica, tal vez el primer punto es definir cuál es el problema principal de la población negra en Colombia.
Obviamente, hay libertad para que la gente decida si enfrenta el problema principal de consenso, o el segundo, o el tercero. Pero casi siempre es necesario concentrarse en enfrentar el problema principal.
Unos dicen que este es el racismo y la discriminación; otros decimos que es la pobreza.
Para los que argumentan que la pobreza es causada por el racismo estructural, el contra-argumento es que como hay millones de colombianos pobres que no son negros, ¿entonces cuál racismo explica la pobreza de ellos?
Es claro que la discriminación es uno de los factores que explica la mayor pobreza relativa de la población negra, pero de ahí a creer que es la principal explicación, hay mucho trecho.
Necesitamos que el senador Baena siga siendo aliado, aun si ganamos el debate, es decir, la mayor audiencia, los que pensamos que el principal problema es la pobreza, que el reto es el desarrollo con bienestar.
Un ejemplo de lo que debe hacer la bancada afrocolombiana, 10 u 11 congresistas, si se enfoca mejor: el caso de la sede de la Universidad Nacional en Tumaco, que beneficiará a todo el Pacífico en investigación.
La Universidad Nacional se ganó, mediante concurso, una partida de 13 millones de euros del gobierno holandés, que pide 6 millones de euros de contrapartida del gobierno colombiano.
El certificado del aporte colombiano debe estar en abril, y hay que gestionarlo.  Pero:
a) No se trata de que un congresista corra a sacar primero el comunicado para posar;
b) No es un asunto solo de los congresistas afros, sino de varios más que consiguen votos en estos departamentos;
c) Probablemente lo mejor no sea sacar un comunicado sin antes hablar con los ministros de Hacienda y Educación.
Sin consideraciones estratégicas y políticas es difícil valorar lo que está pasando. Esta es una lucha con diferentes estrategias simultáneas, y hay que saber jerarquizar y coordinar.
Ahora, la pregunta del foro: la discriminación racial, ¿mito o realidad? Obvio que es una realidad, ¿y? ¿Eso qué quiere decir?
Para entender esta discriminación hay que descomponer el fenómeno:
a) Cómo se expresa en los diferentes estratos sociales;
b) Cómo opera en los distintos ámbitos (mercado laboral, sistema escolar, etc); y
c) Cómo se vive en las distintas regiones del país.
También hay que saber distinguir entre discriminación racial y discriminación por clase social. Y entre creencia y comportamiento racista.
¿Cuál es el impacto probable de la ley anti-discriminación para el caso que más nos interesa aquí?
a) Esta es una ley que de antemano se sabe que será muy poco aplicada, que su fin es disuasivo. Pocos irán a prisión porque la pena es excarcelable típicamente. Muy seguramente no habrá cientos de penalizados.
Ciertamente, habría sido mejor contemplar previamente otras sanciones, de tipo social, simbólicas, «administrativas», educativas, como en otros países, pero ya quedó así.
b) No hay que esperar peras del olmo, o borojó de un palo de guayaba. Esta ley no cambiará la situación estructural de la población negra. De hecho, ninguna ley puede hacerlo. ¿Qué se puede esperar de esta?
Asumamos que es un éxito su aplicación y al año se vence en juicio a 100 discriminadores.
¿Eso qué tanto ayudará a que superemos los indicadores que mencionaba el senador Baena de cero ministros, cero generales, cero altos magistrados, y mucha pobreza?
Me parece que muy poco. Hay que apreciar el esfuerzo de la ley, usarla en determinados casos, pero si creemos que ahí está nuestra esperanza, estamos equivocados, fregados.
Lo que más necesitamos es desarrollo productivo, buena acción del Estado, combatir la corrupción político-administrativa, mejorar la calidad de la educación, tener instituciones que funcionen bien, gozar de seguridad, sembrar inversiones. Eso es lo grueso, que se consigue de otro modo y tiene muy poco que ver con el color de la piel.
Que en la mente o la imaginación de ustedes, jóvenes, no se aclimate la idea de que con llevar a juicio a un racista estarán haciendo la tarea que les corresponde para alcanzar el desarrollo con bienestar colectivo.
Si van a asumir un compromiso, tendrán que hacer cosas más exigentes y tal vez más gratificantes. Muchas gracias».
Quibdó, 7 de marzo de 2012.
Fotos de Queta Maria Viñuela Perea, Comunicaciones UTCH.