«La ciudad actual destruye los ecosistemas a su paso y no recicla sus inmensos residuos, lo que aumenta la pobreza».
Por Kimmel Chamat Garcés. Estudiante de doctorado en Planeación Urbana y Regional en la Universidad de la Florida*. Serie de Opinión Becarios MLK y Fulbright para Color de Colombia (1).
Dos características del desarrollo urbano actual en Colombia contribuyen al aumento de la pobreza y al deterioro de la calidad de vida en las ciudades.
Primero, la ciudad no incorpora el valioso capital natural de los territorios que ocupa, destruye los ecosistemas a su paso (cursos de agua, bosques, humedales), pero también suprime las economías asociadas al capital natural (sistemas agrícolas, prácticas culturales, producción artesanal).
Segundo, la ciudad no recicla sus inmensos residuos, los cuales se convierten en focos de degradación y contaminación.
Al degradar su propio territorio, la ciudad se hace dependiente de otros ecosistemas y de grandes infraestructuras para suplir las necesidades básicas de la población (agua, alimentos, energía).
En este sentido, la pobreza urbana es consecuencia de la dependencia económica inducida por la degradación ambiental, de la ausencia de ecosistemas productivos capaces de ofrecer oportunidades de riqueza y empleo para la población.
Una economía urbana basada en la producción de capital natural puede ayudar a resolver de manera simultánea los desafíos de pobreza y degradación ambiental de la ciudad.
Capital natural son los ecosistemas que prestan servicios ambientales como purificación del agua, producción de alimentos, formación de suelo fértil, regulación del clima, control de inundaciones; y también motivan prácticas culturales, valores espirituales y estéticos.
Producir capital natural en la ciudad implica restaurar ecosistemas perdidos (campos agrícolas, humedales, bosques), pero también crear nuevos ecosistemas que permitan cerrar los ciclos de los desechos y convertirlos en insumos para otros procesos productivos.
Nuevas tecnologías ecológicas de pequeña escala y alta productividad hacen posible descentralizar el manejo de residuos y la producción de alimentos, agua y energía en espacios reducidos y con poca inversión de capital. La renovación urbana y la densificación son procesos compatibles con la restauración y creación de capital natural.
Urbanizar la producción de necesidades básicas y descentralizar el reciclaje puede proveer múltiples beneficios en términos de calidad de vida para la ciudad: entornos urbanos más verdes y amables, flujos de transporte más bajos, superposición de la vivienda, el trabajo y el ocio, sostenibilidad en la producción y el consumo.
Los nuevos ecosistemas y unidades de producción pueden ser proyectos centrados en comunidades de bajos ingresos. La gente puede dar un nuevo impulso a sus relaciones sociales, construir comunidad, y desarrollar una cultura de cuidado y aprovechamiento del medio ambiente.
La ampliación del acceso a la naturaleza y a tecnologías ecológicas apropiadas hará posible la expansión de una economía verde auto-sostenible capaz de generar oportunidades de riqueza y empleo para amplios sectores de la población.
Colombia es un país con diversos territorios y amplios recursos naturales que pueden integrarse en un nuevo modelo urbano que armonice las condiciones ecológicas, las prácticas culturales y los procesos económicos, resolviendo de manera simultánea los problemas de pobreza y degradación ambiental.
El crecimiento de la economía verde en las ciudades genera la resiliencia necesaria para afrontar los crecientes desafíos del cambio climático y las crisis económicas globales.
En un país en el cual cerca del 80% de la población ya vive en ciudades, es importante repensar la ciudad en el marco de la sostenibilidad y la biodiversidad.
* Máster en Arquitectura con énfasis en Diseño Sostenible de la Universidad de la Florida.