La mejor magistrada de Tribunal de 2011 es candidata hoy al Consejo de Estado.*


Por Martín Bermúdez, exmagistrado auxiliar del Consejo de Estado
Es la tercera hija de una pareja de educadores chocoanos. La fortaleza que la caracteriza proviene de ver cómo su madre, una mujer sola,  procedente del Chocó, crió a seis hijos en la fría y difícil Bogotá;  observó cómo venció las adversidades con trabajo honesto, actitud tranquila y digna.
Hizo  su primaria en la escuela Jhon F. Kennedy, y su secundaria en el Liceo Femenino Policarpa Salavarrieta, del Colegio Mayor de Cundinamarca.
Conocí a Mirtha desde sus épocas de estudiante, cuando casi todos veníamos de la provincia a cursar nuestra carrera en la capital y de alguna manera estábamos marcados por nuestro origen.
Era reservada y seria: dedicada exclusivamente a estudiar. Fue una alumna destacada, inteligente, crítica y así se mantuvo durante toda la carrera. Terminó superándonos a todos, obtuvo las mejores calificaciones, resultado de tener claro el camino a recorrer.
Mirtha se graduó como abogada en la Universidad Libre de Colombia, fue exonerada de presentar exámenes preparatorios como consecuencia del alto promedio en sus calificaciones.
Se especializó en derecho administrativo de la Universidad Santo Tomás; y después en Derecho Constitucional en la Universidad de Salamanca en España.
No era melosa, ni  ruidosa;  no tenía ninguna de las características comúnmente femeninas en esa época. Nunca se valió de su condición de mujer, ni de afrodescendiente; de la manera más natural, todos terminamos profesando por ella un singular respeto y una profunda admiración.
Se dedicó a ser Juez en un país donde no es tarea fácil. Llegó a la magistratura demostrando exclusivamente capacidad e idoneidad.

Como magistrada en el Tribunal Administrativo del Chocó se ha caracterizado por ser seria e imparcial en sus casos, garantiza los derechos de los involucrados y tanto su orientación constitucional como el pleno conocimiento de la jurisprudencia alimentan su inteligencia al proferir sus fallos.
Afronta las consecuencias de tratar de administrar justicia en un país donde la justicia siempre ha sido la cenicienta de los gobiernos de turno.
El  ejercicio en la judicatura del Chocó es difícil. El olvido en que el gobierno central mantiene el departamento se extiende a la rama judicial de poder público.
Allí no llegan los recursos para nuevos palacios de justicia, ni siquiera para solucionar las inundaciones que afectan el edificio del Tribunal.
Con todas esas circunstancias adversas, Mirtha ejerce con plenitud de competencias su labor como magistrada, siempre tiene una sonrisa y palabra amable para quienes la rodean. Ejerce un liderazgo tranquilo entre sus compañeros de trabajo.
El tiempo le alcanza para organizar eventos académicos con el objeto de que los jueces abogados y empleados del Chocó puedan estar al tanto de las innovaciones legales.
Todo eso fue lo que tuvo en cuenta la Sala Plena del Consejo de Estado cuando decidió escogerla como la mejor magistrada del país.
*Publicado en la revista Color de Colombia, cuya edición 4 fue posible gracias al apoyo del Programa para Afrodescendientes e indígenas de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, USAID. Ganadora en la categoría de Justicia de 12 Afrocolombianos de 2011. Perfil 2.