Su excelencia académica y sobresalientes resultados la llevaron al Consejo de Estado y la Casa de Nariño. Ganadora en la categoría Joven de 12 Afrocolombianos del año 2011. Perfil 5
Por Ricardo Zuluaga, PhD Universidad Javeriana de Cali*
La ciudad de Buenaventura, capital del Pacífico y sede del puerto colombiano más grande, es un lugar mirado con cierto desdén desde el ámbito económico, político y social. Por eso, es gratificante presenciar la aparición de una persona proveniente de la región, que rompe los estereotipos imperados.
Angélica María Mayolo Obregón, en el 2006, ingresó a la Pontificia Universidad Javeriana de Cali a cursar Derecho. Sobresalía por su simpatía, descomplicación y se perfilaba como una promesa de excelencia.
En el proceso de admisión, obtuvo 300 puntos de 300 posibles y sus magníficas condiciones quedaron registradas por el entrevistador: «Excelente entrevista, argumenta con claridad y orden. En resumen es una candidata inmejorable».
La elevada expectativa que generaba se confirmó con creces a lo largo de los cinco años de permanencia en el claustro. Desde primer semestre nos sorprendió con notas definitivas de 5.0 en las asignaturas de Introducción al Derecho e Historia de las Ideas Políticas; además del promedio general de 4.76.
El sobresaliente resultado la elevó a la «Lista semestral de honor» como una de las estudiantes con el más alto promedio de toda la carrera. En los semestres venideros, su desempeño siempre se movía en esos rangos y su nombre se hizo habitual en los listados de estudiantes destacados.
Ese sostenido compromiso con la excelencia fue reconocido por la Universidad.
De una parte, a lo largo de los cinco años de carrera, con la concesión de la beca a la excelencia académica y por otra, con la exoneración de exámenes preparatorios en razón de su elevado desempeño en las pruebas Ecaes, al obtener un puntaje superior al promedio nacional.
El 10 de mayo del 2012, en la ceremonia de grados de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales; frente a un auditorio de casi mil personas, Angélica tuvo el honor de ser la persona que llevó la palabra en nombre de todos ellos.
Su buena dedicación era general y resultaba obvia su inclinación por los temas propios del derecho público. Por eso, a sus 21 años la motivé a buscar práctica profesional en el Consejo de Estado, máximo tribunal de la jurisdicción contenciosa administrativa. Fue admitida como judicante en la Sección Tercera de ese alto organismo.
Por todos sus desempeños, sé que es el comienzo de quien ocupará altas dignidades de esta sociedad.
El día que eso ocurra, y desde lo que será el silencio de mi retiro, estaré orgulloso de haber contribuido, así sea en poco, a que Angélica haya fructificado para el bien de Colombia, pero sobre todo, para el bien de su gente y su tierra.
*Publicado en la revista Color de Colombia, cuya edición 4 fue posible gracias al apoyo del Programa para Afrodescencientes e Indígenas de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, USAID.