Razones de la supremacía de Antioquia, Valle y Bogotá, y del avance de Boyacá, Bolívar y Risaralda.*

Por Julio César Sandoval Silva, periodista Acord
Para un balance de los Juegos Nacionales, hay que recordar que los atletas llegan a las justas casi tres meses después de haber logrado su punto más alto en la curva de rendimiento, tras los Juegos Olímpicos.
De ahí la explicación de que el nivel técnico no sea el mejor en cuanto a  marcas se refiere.
Y no solo por eso, sino porque en los Juegos Nacionales, más que buenos registros, los atletas, y en especial los departamentos, tienen como prioridad las medallas y no las marcas.

En ese sentido, las tres grandes potencias: Antioquia, Valle y Bogotá, siguen mostrando su supremacía, a pesar de que las diferencias entre ellos disminuyeron, aunque nuevamente con el triunfo para los antioqueños.
Esa victoria tiene su fundamento en tres grandes frentes.
Primero, los recursos con los que cuenta el departamento, que fija como una de sus prioridades la inversión en el deporte.

Segundo, que posee un plan estratégico claro para desarrollar nuevos talentos y para reclutar a otros de zonas del país donde no hay suficiente apoyo.
Y tercero, quizás el más importante, porque tienen en la zona del Urabá, un potencial nato para disciplinas como el atletismo, el boxeo y los deportes de conjunto en los que se requiere una buena talla.
Bogotá y Valle también tienen suficientes recursos para trabajar y material humano por desarrollar, pero los antioqueños van un paso adelante y venían de dominar a su antojo los juegos del 2008, cuando vencieron por 14 medallas de oro a los vallecaucanos, y por 61 a los bogotanos.
Y es precisamente ese trabajo planificado el que permite que los departamentos se desarrollen y tengan mejores resultados. Un buen ejemplo de esto fue lo alcanzado y el avance de Boyacá, Bolívar y Risaralda, entre otros.
Boyacá terminó cuarta con 34 medallas de oro, seguido por Fuerzas Armadas, con 23; Bolívar, con 14, y Risaralda, con 11. Mejor ubicados que otros con mayor presupuesto y más potencial deportivo, que desafortunadamente no atienden. De ahí que los atletas buscan mejores alternativas en otras regiones.
Para cerrar esa brecha, instituciones como Coldeportes trabajan en la base, con la promoción de programas para incentivar la práctica de actividad física, los Juegos Intercolegiados y el recién estrenado programa Supérate, que combina competencias deportivas con las académicas, en las zonas más vulnerables del país.
Ahí es donde se detectan los talentos, no en los Juegos Nacionales, donde los atletas llegan a buscar triunfos para sus departamentos, triunfos en los que los atletas de la raza negra son protagonistas, en deportes como el atletismo, el boxeo, el levantamiento de pesas y algunos deportes de conjunto.
En el atletismo, por ejemplo, de las 47 medallas de oro en disputa, 25 fueron logradas por Antioquia, la mayoría de ellas por negros. Los blancos fueron los mejores en pruebas de fondo, en la marcha y pare de contar.
Y en ese grupo de campeones negros sobresale Catherine Ibargüen, la medallista de plata en los Olímpicos, quien se quedó con tres preseas doradas en los nacionales (salto alto, salto largo y salto triple), y no con sus mejores registros, precisamente por lo que comentamos al principio: su mejor momento deportivo estuvo en agosto.
En ese sentido, los demás atletas colombianos que lograron medallas en Londres 2012 cumplieron con las expectativas, tras ganar en sus respectivas pruebas, pero no de manera fácil, lo que demuestra el buen nivel del deporte colombiano.
Además de Ibargüen, Oscar Figueroa ganó en el levantamiento de pesas; Óscar Muñoz no la tuvo tan fácil en taekwondo pero se quedó con el oro; Yuri Alvear, en Judo, y Jackeline Rentería, en lucha hicieron lo propio en sus disciplinas, mientras que Carlos Mario Oquendo ganó en la contrarreloj, pero se cayó en la otra prueba, en la que ganó el también olímpico Andrés Jiménez.
Por último, Rigoberto Urán no pudo representar a Antioquia por sus compromisos profesionales en Europa, y Mariana Pajón no compitió, porque en la carta magna el bicicrós femenino no está contemplado.
*Publicado en la revista Color de Colombia, cuya edición 4 fue posible gracias al apoyo del Programa para Afrodescendientes e Indígenas de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, USAID.