Luisa Pino Copete, gerente en la multinacional de consultoría Deloitte, no viene de Estados Unidos solamente a celebrar sus 30 años en Quibdó.  Lanzará «Ángeles & Niñas. Hermandad femenina para caminar por las ilusiones en el Chocó», en el marco del I Festival Chocó, Sí se puede, del 9 al 11 de mayo, organizado por la Fundación Color de Colombia.
Se trata de una campaña social que se desarrollará en EE. UU. y Colombia, por los siguientes 10 años, para proporcionar zapatos y mentoría a miles de niñas chocoanas por parte de mujeres de distintas nacionalidades.
Dentro de las actividades del I Festival Chocó, Sí se puede, Luisa Pino estará, junto con la consultora de moda caleña Isabel ‘Pepa María’ Riascos, en el colegio donde cursó hasta noveno grado: el IEFEMP, Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media y Profesional.
Allí, ellas serán «entrevistadas en vivo» por las estudiantes Laura Daniela Valois Valencia,  Maribeth Asprilla Mosquera, Olga Yiseth Calimeño Asprilla y Maria Fernanda Castañeda Prado.
Color de Colombia se ha permitido ganarles la primicia de la entrevista a las estudiantes del IEFEMP.
¿En pocas palabras, cómo ha sido su trayectoria en Estados Unidos?
Llegué como estudiante de pregrado. Me gradué Summa Cum Laude y con el mejor promedio de la carrera.
Al graduarme, recibo 6 ofertas de trabajo, incluyendo Caterpillar, Deloitte y  PricewaterhouseCoopers, con quien inicio mi carrera. Estando en el Price, decido hacer un alto y becada entro a realizar un MBA.
Hoy en día me desempeño como gerente encargada y sueño con la oportunidad de completar un Ph.D.
¿Celebrar sus 30 años en Quibdó refleja un deseo de regresar a Colombia?
Refleja un arraigo completo. Un deseo que reunir muchas fechas especiales que por diversas circunstancias no pude festejar con mis amigas de infancia ni mis familiares.
Tengo metas profesionales que en este momento no me permiten visualizar un regreso a mi tierra. Pero mi esposo y soñamos con regresar en nuestra jubilación.
¿Usted estudió hasta noveno grado en Quibdó y se fue a Bogotá; es más quibdoseña, rola o agringada?
Más quibdoseña que el tapao de chere. Yo nunca olvido, niego o reparo de mis orígenes. Siempre leo las noticias, llamo a mis familiares constantemente y me mantengo en total comunicación con mis raíces. No olvidarme de dónde vengo me ha mantenido fija en a dónde quiero llegar en la vida.
¿Cuál es su inspiración para la campaña social de zapatos y mentoría para niñas?
Mi inspiración es el potencial que hay en el Chocó. La relación estrecha con diversos grupos en la comunidad acá: Big Brothers, Big Sisters, NABA ( National Association of Black Accountants), USAS ( United Students Against Sweatshops) y otros, me han permitido conocer de primera mano los beneficios de un patrocinador en la vida de un joven. Quiero utilizar esta oportunidad para devolver y enseñar a devolver algo a nuestra comunidad.
¿Plantear la campaña para 10 años, en cierto sentido no es una carga personal?
El compromiso es real. Un cambio duradero no se hace en poco tiempo; un lazo fuerte no se crea a corto plazo. La idea es crear un vínculo duradero, verdadero y lo más importante, real, entre la «hermana mayor y su hermanita».
El tiempo que se pide para el programa son alrededor de 12 horas de contacto al año y un par de zapatos. No es muy alta la expectativa.
¿Si una joven hoy del Chocó quiere emular su trayectoria, qué pasos concretos le aconseja?
Primero, saber que Dios está sobre todas las cosas. Segundo, fijar el estudio como prioridad siempre. Tercero, entender que la única constante en la vida es el cambio,  asumiendo cada reto como una oportunidad y de allí en adelante… y algo muy importante en mi caso: conseguir, mantener y cultivar relaciones productivas en la vida.