Madres comunitarias avanzan en su lucha y este artículo describe cómo hacen la diferencia para la vida de un millón de menores de cinco años.

Por Nairoby Hurtado Candelo, estudiante de Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira* Especial para Color de Colombia.

Los Hogares Comunitarios no son un simple lugar donde permanece un niño la mayor cantidad de su tiempo mientras sus padres realizan diferentes actividades en el día. En nuestro país, 1.077.000 niños y niñas menores de cinco años reciben cuidado y atención en estas instituciones.

Un Hogar Comunitario, también llamado “Unidad”, cumple múltiples funciones que de una u otra forma influyen directamente en el crecimiento y desempeño de los infantes que allí se encuentran. Múltiples factores participan en la búsqueda de un ambiente propicio para el desarrollo del Programa.

La calidad de la prestación del servicio juega un papel fundamental en el alcance de los objetivos planeados durante el transcurso del año. Para el cumplimiento de todas las metas se encuentra una persona clave en estos sitios, llamada Madre Comunitaria o Agente Educativa. En Colombia hay cerca de 70 mil madres comunitarias, que llevan una lucha por su formalización laboral y su pensión.

Ellas son quienes ejecutan estrategias de mejora en cuanto al aprendizaje de los niños y niñas, la garantía de su buena nutrición y la seguridad que brinda el espacio locativo en donde estos se forman.

El impacto que tiene el Hogar Comunitario en el infante es, sin lugar a dudas, crucial en el comportamiento que este adopta dentro de la sociedad y la visión de la vida que empieza a crearse basada en las experiencias vividas dentro de la Unidad, el entorno que día a día explora, las cosas que poco a poco conoce y la forma en que se recrea con el resto de niños y niñas, por medio del juego orientado.

La salud y nutrición, el proceso pedagógico y educativo y los ambientes educativos y protectores son determinantes en la experiencia del Infante en su estadía dentro del Hogar. Para ello se trabaja una serie de actividades mensuales donde se evalúa con detalle el perfil de cada usuario y en las cuales se determina el progreso de cada uno y al mismo tiempo, se crean estrategias de mejora que detectan posibles debilidades.

Es así como una madre comunitaria incide en la salud mental y corporal de los niños y las niñas de la primera infancia encaminando su objetivo hacia una Atención Integral orientada al bienestar de estos Infantes.

Sin embargo, el programa de Hogares Comunitarios no se encuentra diseñado totalmente para el infante, ya que los padres de familia también juegan un rol importante dentro del mismo.
Así, se establecieron tres modalidades de hogares: Tradicional, Grupal y Familiar; siendo esta última en donde hay una participación e interacción notoria por parte del padre o acudiente dentro de las actividades del Hogar.

Dentro de estas acciones se crean encuentros educativos que fortalecen los lazos familiares entre los niños y niñas y sus padres, se intercambian experiencias, se mejoran las técnicas de crianza y se promueven los derechos y deberes de los infantes; además de crear un espacio para la recreación.

Todas estas condiciones sugieren que un Hogar Comunitario es un sitio que además de brindar una atención Integral al infante, busca la realización plena de cada niño y niña que hace parte de la comunidad.

* Supervisora del contrato de madres comunitarias en Palmira, Valle del Cauca, Cooperativa de Bienestar Social.