“Nuestro problema no habita solamente en los otros”.
Cuando llega el día cada cuatro años de elegir quiénes serán nuestros próximos representantes antes las diferentes instancias del poder, y quiénes serán los encargados de dirigir el barco durante los próximos años, resalta nuevamente nuestro gran nivel de desunión y desorganización como afros, lo que refleja las reales causas de los procesos paso tortuga que como comunidad hemos alcanzado.
Nos preguntamos una y otra vez por qué Colombia se encuentra aún en este nivel de poco desarrollo en cuanto a inclusión y respeto a la diferencia, nos cuestionamos por qué aún en nuestro siglo encontramos manifestaciones de discriminación racial tan profundas en ciudades cosmopolitas como Bogotá, y nos seguimos cuestionando una y otra vez.
Desde mi parecer estas elecciones me permiten reflexionar sobre algunos porqués de lo que nos pasa como comunidad. La pelea por la circunscripción afro es un claro ejemplo de nuestro nivel de desorganización y desunión como etnia, como fuerza y como ciudadanos.
Tan solo 2 curules para la comunidad afro en Colombia y más de 70 candidatos aspirando a ellas: parece un chiste, pero tristemente no lo es.
Más de 70 candidatos afros peleando por dos espacios que si hacemos cálculos, lanzándose con el aval de algún partido político, por fuera de los cupos afros, tienen mayores posibilidades de llegar al Congreso, que cerrándose a tan solo dos curules con más de 70 contrincantes.
Es como cuando ocurre un temblor y solo hay una puerta y todos queremos pasar por ella al mismo tiempo. Los protocolos de seguridad nos dicen que es ahí cuando se incrementan las tragedias.
¡Ahí está! Esta es la radiografía de nosotros como comunidad. La historia sería diferente si decidiéramos en cada elección como grupo étnico, llevar hasta el Congreso a dos o más personas que reúnan todas las capacidades como líderes y verdaderos gerentes que gestionen cambios tangibles para nuestros pueblos.
De lo contrario, seguiremos preguntándonos el porqué de todo, y mirando hacia afuera, como si el problema habitara solamente en los otros.
El poder del cambio está en nuestras manos, no está en las migajas que los otros nos puedan dar. La transformación de nuestros pueblos y el progreso de los mismos radica en el nivel de organización que podamos concentrar, y en el fortalecimiento de nuestro liderazgo.
Estamos gestionando mal los espacios y caminos. Como pueblo afro tenemos toda la capacidad para derribar montañas y abrir caminos limpios por donde se pueda transitar hacia el desarrollo y la vida digna.
Pero eso solo se logrará hablando un mismo idioma, uniéndonos y apoyando cada uno de los procesos que se emprendan para beneficio nuestro, organizándonos de tal forma que si las curules son dos, ya sabemos cuáles son los dos candidatos que la ocuparán durante este periodo, y vamos trabajando en el fortalecimiento de los próximos dos candidatos que pasarán a ocuparlas en las siguientes elecciones.
Esto no es una utopía, es una idea completamente realizable, si y solo si, nos decidimos a apostarle a la unión.