La militarización del puerto es una buena medida de choque, pero no es la solución.
No es la primera vez que el principal puerto de Colombia se ve azotado por la violencia, solo que ahora los medios de comunicación se han atrevido a contar con más fuerza las barbaries que todos sabemos que suceden hace mucho tiempo, pero que durante décadas decidimos voltear la cara y hacer de cuenta que el problema no es de todos.
La crisis de Buenaventura es un reflejo de la inestabilidad institucional que sufre nuestro pacifico, porque si miramos alrededor, la historia en los demás pueblos negros en la región no es muy diferente.
El hambre y la miseria son los motores que alimentan el crecimiento de la violencia y desolación entre sus habitantes, pero resulta que Buenaventura es la columna vertebral del crecimiento económico de nuestro país.
Así lo hemos visto siempre. Por eso notamos desarrollo en tecnología para el puerto, mejoramiento de las vías para la entrada y salida de mercancías, alianzas para la estimulación de la inversión, y la gente qué, que se los lleve el diablo y se queden solo con el polvero que dejan las tractomulas al pasar?
Buenaventura es un espejo de la no planeación o mejor, de la planeación hecha por otros para los otros. Por esa razón en el distrito no se ven reflejados los beneficios que trae consigo tener el principal puerto del país, además de que la institucionalidad -local, departamental y nacional- no se ha preocupado por desarrollar lo verdaderamente valioso, que es la población en sí misma.
Acemoglu y Robinson, dos de los máximos expertos en desarrollo, revelan que “la riqueza o la pobreza depende de las instituciones y la política”. Esta es la clave, aquí radica todo.
Debemos enfocarnos en fortalecer las instituciones, en permitir verdaderamente que el sistema político sea abierto, en formar lideres capaces, conocedores y confiables y en garantizar un amplio electorado que pueda elegir a conciencia.
Me atrevería a agregarle a la teoría de estos expertos, el aseguramiento de la inversión social, la inversión al individuo como ser productivo para la construcción de una sociedad estable. Estas son tres claves para superar esta crisis en el puerto, y en todo nuestro pacífico
La militarización del puerto es una buena medida de choque, pero no es la solución; es el primer paso para garantizar que se puedan desarrollar procesos que realmente le den un giro a lo que está pasando desde la raíz.
Comenzar por la creación de oportunidades para los jóvenes, hasta llegar al afianzamiento de ese orgullo local, que los mismos bonaverenses vean y sientan el cambio y se sientan orgullosos de aportar a ello y de construir y mantener un nuevo futuro juntos para Buenaventura.