En el Mundial de Salsa, extranjeros llegan a aprender a sentir y a bailar el ritmo de la sucursal del cielo.
Se empezaba a sentir cierta nostalgia. Todo el ritmo, sabor, alegría y arte que acompañaron a Cali desde el lunes 21 de julio, se iba consumando, pues la temporada de clases y talleres del IX Festival Mundial de Salsa estaba llegando a su fin.
Eran las 11 de la mañana y el Centro Cultural de Cali le daba acogida a más de 150 personas, caleños y extranjeros, adultos y jóvenes, desde los 12 años hasta los 50 años y un poco más, impulsados por aquello que nos caracteriza, por lo que nos reconocen en otros países, por la salsa.
Con el deseo de aprender, para unos, y perfeccionar, para otros, permanecían ahí, en el espacio donde el calor se concentraba por falta de ventilación.
No había duda alguna de que el cuarto día del IX Festival Mundial de Salsa cerraría sus talleres con broche de oro, y así fue.
Muy puntuales, Jefferson y Adrianita subieron al escenario, donde acostumbran a dejarlo todo. La alegría del público fue inevitable.
“Nos sentimos súper agradecidos con el público; son el motivo por el cual siempre trabajamos, luchamos, y con mucho esfuerzo seguiremos adelante para hacerlos cada día más felices a ustedes”, fueron las palabras de Jefferson al ver y sentir la gran acogida por el público presente.
El Baile deportivo fue el centro de atención en los 60 minutos llenos de motivación; sudaron, se cansaron, gritaron, aplaudieron y sobre todo, disfrutaron de buena música, ritmo y técnica en los pasos, que los pusieron a bailar a todos sin importar que estuvieran solos o acompañados.
Había alrededor de 50 parejas llenas de gotas de agua que se desprendían de su cuerpo y lo reflejaban en su ropa; otras 20 personas bailaban con su compañía invisible.
Lo importante es que en los 150 rostros sólo se reflejaba una sonrisa, esas de las que transmiten satisfacción y alegría.
No podía ser otro ritmo el que motivara a viajar desde Toronto,Canadá, a nuestra bella ciudad. “Me encanta, espectacular”, dice con alegría un extranjero que visita Cali para estar en el IX Festival Mundial de la Salsa. En realidad es un fenómeno cultural.
Siendo ya el medio día, la hora de Baile deportivo llegó a su final. El cansancio era evidente, pero no era excusa para perderse la última hora del taller a cargo de Jhon Casanova, acompañado de Yirlean Puentes. Como dice la canción “la pachanga nunca cansa”; esos 60 minutos llegaron también con mucho sabor.
Los eventos culturales hacen vibrar a Cali y más cuando se habla de su música. El IX Festival Mundial de Salsa, organizado por la Alcaldía de Cali, la Secretaría de Cultura y Turismo y Corfecali, brinda el espacio para que los caleños revivan su sangre, su ritmo y le muestren al mundo que Cali sigue siendo la capital mundial de la salsa.
Como dice Adrianita, “los caleños están aprovechando muy bien estos espacios, y eso me da mucha alegría, porque merecen aprender de esto y saber qué es la salsa y que se conozca más y más.”
Alma, vida, corazón, cuerpo: todo, fue lo que dejaron los bailarines y los asistentes en el Centro Cultural de Cali en el IX Festival Mundial de la Salsa.
Pero aquí esta ‘fiesta’ no termina. Más allá de las clases y talleres, el Festival Mundial de Salsa está listo para su recta final.
El viernes se inició con las clasificatorias de todas las modalidades y algunos homenajes a los iconos de la salsa caleña. La gran final, este domingo 27 de julio, tendrá un invitado especial, Willy García.
Fechas que marcan, días inolvidables para resaltar siempre. En la voz un poco agitada de Adrianita:
“El Festival Mundial de Salsa es algo muy importante para los colombianos, los caleños y ahora que se está dando a nivel mundial es algo espectacular.
Me siento muy orgullosa de poder compartir en esto; poder representar a Colombia es mi orgullo”.
Cali, capital mundial de la salsa, por estas fechas se luce sin parar.