Su fundador, Alfonso José Luna Geller, resumió lo más representativo de su cubrimiento del norte del departamento.

Desde 1983, en el Cauca circula un periódico que es un ‘borrador indispensable de la historia’ contemporánea del norte de este departamento.

Desde sus inicios asumió un papel de veedor del desarrollo local. Gracias al contacto directo con los gobernantes, difundió los acontecimientos que impulsaban el progreso, a la vez que fortalecía el control social sobre ellos.

Proclama del Cauca se ha adaptado al cambio tecnológico. En 2004 se convirtió en un diario digital para llevar la noticia con mayor instantaneidad e interactividad.

Desde su sede, en Santander de Quilichao, Luna Geller habló con Color de Colombia.

Los tres momentos más gratos de estos 30 años.

Empecemos por el último: haber sido objeto de la Orden de la Democracia “Simón Bolívar”, concedida por la Cámara de Representantes y la Cruz del Gran Cauca, por la Asamblea Departamental, en la celebración de los 30 años de vida legal del medio de comunicación.

Haber logrado que mis tres hijos, el contador David Luna; el diseñador gráfico Hernán Luna y la abogada Diana Luna hubieran decidido dedicar todos sus conocimientos profesionales al servicio de Proclama del Cauca, hasta constituir legalmente una empresa asociativa de trabajo familiar.

Y el tercero, haber sido reconocido en el año 2007 con la Cruz del Samán, orden civil honorífica que otorga el municipio de Santander de Quilichao.

¿Y el momento más ingrato?

Una jornada de desilusión a la que fui sometido por un presunto guerrillero, quien me trajo información para la posible entrega del diputado Sigifredo López, secuestrado.

Armé una comisión humanitaria con el director del hospital Francisco de Paula Santander y con el comandante de Bomberos Quilichao; nos condujimos a algún sector rural del municipio de Morales, Cauca, pero por presión de las tropas del Ejército Nacional, estuvimos metidos en un serio peligro.

Al final, resultó una frustración; adicionalmente, perdimos todos los equipos de trabajo, que quedaron en manos de los supuestos subversivos.

El cambio tecnológico de estas décadas que más lo benefició.

Las facilidades para hacer periodismo a partir del blog gratis; posteriormente la creación del portal web, www.proclamadelcauca.com, y el aprovechamiento de las redes sociales para un continuo intercambio de información con las comunidades.

El cambio más notorio en lo que ven los lectores.

La utilización de tecnologías audiovisuales de última generación, gracias al apoyo de jóvenes profesionales con especialización en sistemas.

Un artículo de un colaborador que haya causado gran impacto.

Suárez: el progreso que empobrece, un premonitorio artículo publicado en octubre de 1983, por el periodista Jaime López Alegría, quien poco después falleció en Popayán en un accidente de tránsito.

En este artículo se preveía el despojo al departamento del Cauca de la represa Salvajina y su producción energética, causando desplazamiento de miles de familias que vivían del barequeo del oro y de los cultivos de pancoger en las riberas del río Cauca entre Morales y Suárez.

Una anécdota con un personaje nacional.

Es muy satisfactorio que ministros o líderes de la cultura que por alguna razón tienen que visitar a Santander de Quilichao se proponen dejar registrado ese paso por la Ciudad de los Samanes en el libro de visitantes ilustres de Proclama del Cauca.

Así, han dejado plasmado su saludo en estas oficinas la ministra de cultura Mariana Garcés; el exministro de Trabajo, Rafael Pardo; y la exministra de Educación María Fernanda Campo.

También personajes que han sido entrevistados en directo como los escritores y columnistas William Ospina, Olga Behar, María Elvira Bonilla, Juanita León, María Jimena Duzán (en Popayán).

El principal cambio político que ha registrado Proclama en el norte del Cauca.

Creo que la descentralización administrativa con la elección popular de alcaldes, no sé si para bien, porque parece que con la pérdida de la vigilancia directa de un superior jerárquico y la eliminación del control previo por parte de la Contraloría, se disparó la corrupción administrativa, que hoy no ha podido ser sometida.

¿Y el principal progreso?

La industrialización de algunos sectores beneficiados con la Ley Páez, aunque persisten las críticas de la falta de responsabilidad social de algunas empresas que no han mostrado mayor compromiso con las comunidades que las acogieron.

¿El principal retroceso?

El aislamiento eterno de algunos sectores como la Costa Pacífica, donde la miseria es la marca de unas comunidades que nadan en riquezas que no les pertenecen.

Las masacres que han querido imponer políticas excluyentes y de exterminio como la ocurrida en 1991 en la hacienda El Nilo, de Caloto, o la de El Naya, en el 2001, que dejaron heridas abiertas que aún siguen sangrando.

La meta para los próximos 10 años.

Contribuir para que el norte del Cauca vuelva a ser el paraíso en el que vivieron nuestros abuelos.

Con un medio ambiente recuperado, unos sistemas de producción agrícola y comercial humanos, no económicos.

Con igualdad de oportunidades para todos, sin la miseria que nos apabulla, y obviamente, en una comarca en la cual nuevamente todos podamos volver a salir a pescar de noche, aquella que imaginaba Darío Echandía.