Dos notas editoriales de El Tiempo (1995 y 1997) y una de Color de Colombia, en la efeméride afrocolombiana de este insigne intelectual y político, este 10 de mayo.

SOFONÍAS CIEN AÑOS

Hace cien años nació en Guapi (Cauca) Sofonías Yacup. Nutrido en las ciencias jurídicas de la Universidad del Cauca y aquilatado después en la Universidad Libre de Bogotá, les hizo siempre honor a sus maestros en todos los actos públicos y privados de su vida.

Por: Redacción EL TIEMPO, 13 de julio de 1995

Sofonías Yacup (Guapi, 1895-Cali, 1947)

Le sirvió a la Nación, a la Costa del Pacífico y al Partido Liberal con el más encendido fervor, la mayor capacidad y el más puro desinterés desde importantes cargos públicos: primer presidente del Tribunal Superior de Aduanas; diputado y parlamentario por los departamentos del Cauca, Nariño y Valle del Cauca; Intendente del Chocó.

En su juventud fue Secretario Privado del General Benjamín Herrera y codirigió, con Pedro Alejandro Gómez Naranjo, Pedro Alejo Rodríguez y Pedro Juan Navarro, El Diario Nacional, fundado por el mismo General y al que sus adversarios políticos llamaron el Diario de los Pedritos.

Fue además de destacado jurista, político, escritor y dirigente, autor de varias obras muy difundidas en el país, entre las que se destaca Litoral Recóndito, que realmente es un certero estudio de las posibilidades del Pacífico colombiano, que hoy, corridos los años, toman vigencia.

SOFONÍAS YACUP

Diez lustros son buena perspectiva para apreciar el perfil del hombre que, por su amor entrañable al terruño, llegó a ser la imagen de la comarca litoral.

Por: Redacción EL TIEMPO, 9 de mayo de 1997

El diez de mayo, hace cincuenta años que se apagó la existencia del doctor Sofonías Yacup. El símil de la llama tuvo en él validez de holocausto, porque se dio, desde sus años juveniles a la Costa del Pacífico, con vocación de entrega.

Él se enfrentaba con la misma devoción al estudio y solución de los problemas del Chocó, de Buenaventura, del Micay, Tumaco, Timbiquí o Guapí su tierra natal. Había algo de su mesianismo en su ejercicio político. Orador feliz, su palabra tuvo el énfasis de la voz del vigía en la proa de un barco.

Maestro de juventudes, su ejemplo cívico lo predestinó para servir de guía a cuántos nacieron en el Litoral Recóndito, así se denomina el libro que escribió y en cuyas páginas se contiene el testamento, la suma sociológica de Sofonías Yacup, su itinerario por el Congreso de la República, a cuyas deliberaciones asistió, durante varios períodos por voluntad de los pueblos del Cauca, de Nariño y del Valle.

Jurista de vasta trayectoria forense, hizo del ejercicio de la profesión de abogado un apostolado de la justicia. Como legislador fue autor de leyes sabias y prudentes, casi no hay empresa de progreso, en la Costa del Pacífico, que no lo cuente como gestor inicial o precursor ilustre.

Difícilmente se encuentran hoy hombres entregados a la política como Sofonías. Amaba sus ideas y las servia sin apoyarse en ellas para medrar. Desconocía el oportunismo y la adulación. El dinero que caía a sus manos iba derecho a servir a los necesitados.

Sofonías Yacup. 65 años de su muerte. 

Por Daniel Mera Villamizar

2012. Imagine el lector o la lectora que lleva ‘sombrero’.

En sus últimos días de vida, en una “modesta cama de hotel” en Cali, acaso le parecía que su posteridad sería el olvido. Era mayo de 1947.

José Gers, el periodista que tres semanas antes de su muerte le hizo una entrevista “semi-biográfica”, así lo creía.

Que en 1995, El Tiempo recordara el centenario de su natalicio, y en 1997, el cincuentenario de su fallecimiento, nos salvó de un “olvido inexplicable”.

No a él, el gran Sofonías Yacup Caicedo, que cinco días antes de morir había escrito lo que El Relator llamó su “Testimonio de dignidad y patriotismo”:

“Nada pido, de nada me quejo, a nadie acuso ni nada espero personalmente”.

Sino a nosotros, porque olvidar a personalidades como Sofonías Yacup es un poco olvidarnos a nosotros mismos. Hacer de nuestro pasado colectivo un desierto.

Salió de una aldea, Guapi, y llegó a ser jurista, político, escritor y dirigente. Co-director de El Diario Nacional del general Benjamín Herrera, congresista, columnista de El Tiempo, magistrado, intendente del Chocó.

Que se sepa, es el único colombiano que ha sido elegido diputado y parlamentario por Cauca, Nariño y Valle del Cauca.

“Sirvió a la Nación, a la Costa del Pacífico y al Partido Liberal con el más encendido fervor, la mayor capacidad y el más puro desinterés”, se resumió en su centenario.

Era el tipo de líder que nos falta en el siglo XXI. Con las cualidades que la sociedad toda admiraba y respetaba, sin detenerse en el color de la piel.

Sus libros El litoral recóndito (1934) y La institución del jurado son testimonio de su gran versatilidad de pensamiento.

Hoy, 10 de mayo, hace 65 años murió Yacup. Falta bastante para darle la posteridad que se merece, pero es un buen gesto hoy que ‘nos quitemos el sombrero’ ante su memoria.