El proceso de paz con la guerrilla de las Farc en medio del conflicto le ha resultado difícil de explicar al gobierno colombiano. La opinión pública siempre se ha preguntado por esa aparente paradoja: que mientras se negocia en La Habana aquí se sigue combatiendo.

Pero de acuerdo con la teoría y experiencia en resolución de conflictos esta es la mejor forma de llevar unas negociaciones de paz.

La investigadora en resolución de conflictos Sylvie Mahieu explica como los cese del fuego en las diferentes negociaciones en el mundo solo han servido para que las partes, o al menos una de ellas, se fortalezcan, se reagrupen o rearmen para después escalar el conflicto con acciones más violentas y sanguinarias.

Lo que propone la autora es que los cese del fuego deben ser implementados cuando los puntos políticos más importantes ya han sido acordados por las partes, lo que sucede casi siempre al final de una negociación. Mientras que en una etapa temprana hacen fracasar la negociación.

Hace un par de semanas el gobierno colombiano le ordenó a sus negociadores en La Habana sentar las bases para un posible alto el fuego con la guerrilla de las Farc. Un cese el fuego presenta varios obstáculos; el primero, que no afecte las negociaciones; segundo, que las partes suponen que tienen el control sobre sus tropas, y tercero, las acciones de los saboteadores.

Lo primero sería crear una comisión para que trate todo lo referente al cese del fuego con el fin que no afecte el proceso de paz. Además, las partes deben tener la suficiente madurez para señalar públicamente a aquellos de sus propios miembros que lo violen. Lo segundo, con la tregua unilateral, las Farc demostraron que, hasta el momento, tienen unidad de mando, algo muy difícil de lograr en un grupo de más de 8.000 hombres. Por parte del Gobierno, todavía queda por explicar la ‘autoentrega’ del general Rubén Darío Alzate a las Farc en el Chocó en noviembre pasado, que puso en riesgo el proceso mismo.

El otro problema de los ‘alto el fuego’ es lo que en resolución de conflictos se conoce como los saboteadores. Estos son los que se oponen a un proceso de paz tanto a nivel interno como externo. A nivel interno, están los mismos miembros de las Fuerzas Armadas o de la guerrilla que no están de acuerdo con los resultados de la negociación, y la extrema derecha y las Bacrim.

Además, Colombia no tiene buenas experiencias en negociar con cese del fuego. La mayoría de las negociaciones con los grupos guerrilleros han fracasado a causa de acciones armadas. Pasó en los gobiernos de Belisario Betancur, de César Gaviria y de Andrés Pastrana. Y sin ir más lejos, el gobierno Santos siempre vendió la idea de que lo que pasara en el país no afectaría lo que pasa en La Habana, y el ‘secuestro’ del general Alzate hizo suspender los diálogos.

Pero el gobierno colombiano ha llevado tan estratégicamente bien este proceso de paz, con la asesoría desde un comienzo de expertos internacionales, que es muy factible que encuentren la manera de llevar a cabo el cese el fuego sin contratiempos para el proceso mismo.