En tiempos de plebiscito, es momento de agradecerle al senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez su valioso aporte al acuerdo de paz, que se firmó el lunes pasado en Cartagena, entre el Gobierno y las Farc.
Gracias expresidente Uribe porque durante su mandato usted debilitó militarmente a las Farc, lo que les hizo ver que era imposible que llegaran al poder por las armas. Usted condujo el conflicto a lo que se conoce como un ‘punto muerto’ (Stalemate), en el cual ninguno de los dos bandos va a ganar ni en el corto ni el mediano plazo.
Siguiendo su ejemplo de contactos secretos con las Farc durante su Gobierno, lo cual está documentado a través de cartas, el nuevo Gobierno buscó esos mismos contactos y fructificaron. Entonces, para no cometer los mismos errores del Caguán, que usted tanto criticó, en las prenegociaciones se definieron los temas a negociar y que no se iba a cambiar ni el modelo político ni económico, ni despejes.
Gracias a su oposición al proceso, incluso desde antes de comenzar oficialmente, sirvió para que las partes tuvieran sumo cuidado en lo que se negociaba. Las Farc para no pedir mucho más de lo que querían y poner los pies en la tierra, y el Gobierno para no ceder, si era que estaba dispuesto hacerlo.
Entonces su vigilancia y el temor a fallar llevaron a que fuera un proceso metodológicamente casi que perfecto: se negoció fuera del país, con temas ya establecidos, número de negociadores y el orden de los puntos determinados, la disposición de las mesas, los ciclos, como enseña la resolución de conflictos y negociaciones en estos casos.
Su atención para con el proceso fue fundamental para que cada frase y palabra del acuerdo fuera sobreelaborada y pensada al máximo. Las partes sabían que usted era una de las personas que se iba a leer el acuerdo palabra por palabra. Por esto mismo, señor expresidente, el Gobierno se asesoró en todos los temas con expertos de los conflictos de Irlanda del Norte, Sudáfrica y Centro América, además de europeos y estadounidenses. Pararse de la mesa sin terminar no era una opción.
Entonces, como usted ve, señor expresidente, no se cambió ni el sistema político ni económico del país. Las Farc van a poder participar en política, tal como usted mismo lo sugirió siendo presidente en el 2006, como se puede apreciar en un video que circula por internet, y cuando negociaba con los grupos paramilitares en el 2003, como está escrito también.
Y en cuanto a la justicia transicional, también se hizo lo que usted pedía cuando negociaba con los grupos paramilitares en el 2003. En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, usted explicó que “para reintegrar a la vida civil a los diferentes grupos, Colombia necesita una norma jurídica que, con realismo, defina cómo hacer justicia, reparar a la comunidad y asegurar la paz… La paz definitiva es la mejor justicia”.
Mientras que su comisionado de paz, el doctor Luis Carlos Restrepo, aseguraba que “el mundo nos pide que exploremos la salida negociada. Estos señores no van a negociar para ir a la cárcel”.
Y a renglón seguido agregaba, autorizado por usted mismo, “Lo importante no es castigar al victimario, sino reparar a la sociedad y a la víctima. La consecución de la paz la entendemos como la reparación de la sociedad”.
Mientras que el muy respetado doctor Fernando Londoño, en ese entonces ministro del interior y de Justicia, conocedor del derecho como el que más, manifestaba que «Todo armisticio implica un poquito o un mucho de impunidad. No se castiga, pero a cambio se consigue la paz”.
Y el Gobierno actual y las Farc le hicieron caso señor expresidente, a usted, a su comisionado de paz y a su ministro de la época, y obviamente, a la experiencia en resolución de conflictos en el mundo.
Entonces se aplicó un modelo de justicia transicional que lleva pena de cárcel hasta de 20 años para las personas que no quieran colaborar con el proceso de justicia, paz, reparación y no repetición, que usted sabe que es el alma de todo proceso de paz y reconciliación en el mundo.
Tal vez gracias a su presión, señor expresidente, las negociaciones duraron menos de cuatro años, muy seguramente afanados para no molestar su paciencia, aunque se demoraron mucho menos que otras negociaciones para otros conflictos similares en el mundo.
Y gracias a todos (usted, el Gobierno actual, las Farc, los negociadores, los asesores internos y externos) salió un proceso de paz tan bueno, señor expresidente, que por este motivo es apoyado por toda la comunidad internacional al unísono: Estados Unidos, la Unión Europea, el Vaticano, la Corte Penal Internacional, la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Cepal, el BID, entre otros.
Ya hasta el medio de comunicación más prestigioso del mundo, la revista ‘The Economist’, le dio su visto bueno y lo puso como ejemplo para resolver otros conflictos en el mundo.
Y ahora, con su ayuda y atención, con sus críticas, unas constructivas y otras no tanto, si es aprobado por los colombianos en el plebiscito, no solo tendremos uno de los mejores acuerdos de paz que se hayan logrado en el mundo, sino que vamos a tener uno de los mejores procesos de implementación de acuerdos que también sirva de ejemplo para la humanidad.
Celebremos señor expresidente Uribe.