Comprender la Gestión del Conocimiento nos obliga a re-prensar qué entendemos por gestión y qué por conocimiento. Es indispensable abandonar conceptos que tuvieron alguna validez en el pasado pero que hoy son insuficientes.

Es evidente que la Gestión del Conocimiento es, para muchos, una moda: unos cuantos términos superficiales que se enuncian para aparentar que se está a la vanguardia del pensamiento.

 

 

Sin embargo, ese hecho no debe ocultar el trabajo, persistente y profundo, que adelantan importantes grupos y personas en todo el mundo. Para no ir más lejos, la trilogía de Castells que menciona Deyanira Perdomo, constituye una pieza fundamental para comprender el mundo contemporáneo. No en vano se le compara con la sociología de Weber y con el Capital de Marx.

 

 

Desde luego, quienes toman el asunto de manera frívola actúan como si todo ya estuviese dicho (especialmente dicho por ellos). Con unos cuantos clichés despachan el asunto: que hacer explícito el conocimiento tácito para transferirlo, que el capital intelectual individual, estructural y relacional, que aprender a aprender para generar valor.

 

 

En todas partes, pero en especial en ciertos ámbitos acostumbrados al confort de la colonización económica y cultural, hay inclinación a seguir las modas. Creo que es inevitable.

 

 

Pero también debemos admitir que, en este caso, la moda de está convirtiendo en modo: modo de abordar el estudio de los fenómenos contemporáneos, modo de asumir la gestión de las organizaciones y modo de diseñar las propuestas de desarrollo.

 

 

En efecto, sin incorporar el conocimiento como factor esencial de nuestra época no es posible comprender las transformaciones que observamos a diario, ni se pueden orientar las organizaciones, ni generar valor, ni impulsar la productividad y la competitividad de las regiones y los países.

 

 

De ahí que sea imperativo asumir el tema con rigor, profundidad y responsabilidad (especialmente por parte de quienes ocupan posiciones de dirección política, empresarial, académica o social). A lo que esperamos contribuir desde aquí.

 

 

Funciones de la gestión

 

 

En términos generales –y a riesgo de parecer un profesor de escuela primaria-, recordemos que toda gestión implica identificar (lo que se tiene y lo que se necesita pero no se tiene), optimizar (que, a diferencia del mejoramiento procura lo que se necesita a partir de lo que se tiene), desarrollar (disposición de los recursos hacia el cumplimiento de los objetivos y propósitos), para obtener resultados verificables.

 

 

Los mismos factores determinan la Gestión del Conocimiento. Pero, en últimas ¿A qué tipo de conocimiento nos referimos? Veámoslo desde la perspectiva de la complejidad, tal como lo propone Patricia Sullivan (http://contexto-educativo.com.ar/2005/2/nota-01.htm).

 

 

El conocimiento al que aquí nos referimos se concibe, en primer término, como un factor inmanente al ser humano, que se crea, se contrasta, aplica y fluye incesantemente y cuya validez depende de la pertinencia, relevancia y oportunidad para resolver los problemas concretos en el momento preciso.

 

 

Se trata, por tanto, de un conocimiento activo que, aunque se fundamenta en principios científicos, recoge y sintetiza saberes y experiencias de diferentes orígenes y texturas.

 

 

Para avanzar en la comprensión de lo que está sucediendo hoy en el mundo es preciso abandonar las viejas categorías que oponen el conocimiento científico al común, la teoría a la práctica, el hacer al aprender y erige a los supuestos propietarios del conocimiento en amos de los demás. 

 

 

Guillermo Prado pide una explicación sobre el término “Sociedad Informacional”. La propuesta es del ya mencionado Manuel Castells (http://www.comunica.org/chasqui/77/oeyen77.htm), según quien estamos en una sociedad en la que “la generacion, el procesamientro y la transmision de la informacion se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder”.

 

 

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