La fórmula de la conectividad (entendida como la inversión en equipos y redes), no resuelve la brecha digital del mismo modo que la misma receta aplicada al desarrollo, no resuelve la brecha social. Mientras tanto, entre venias y palmaditas en la espalda, se despliega la demogogia móvil.

La conectividad, como fórmula para cerrar la brecha digital con inversiones en equipos e infraestructura de redes produce, según sus defensores: 

• fabricantes felices, pues colocan sus excedentes en mercados poco sofisticados
• gobiernos felices, pues ganan popularidad al reducir la distancia con países avanzados y entre los sectores sociales y
• gente feliz, pues recibe computadores que para algo han de servir y algo es mejor que nada

La realidad es, sin embargo, diferente. Sólo los dos primeros términos de la ecuación (fabricantes y gobiernos), salen ganando en detrimento de la población de menores ingresos. Está demostrado que la misma receta, aplicada para cerrar la brecha social, produce resultados alarmantes. Algo está fallando en el camino hacia la felicidad total ¿Qué será?

El tema atrajo menos atención de lo que cabría esperar en el Foro Social Mundial de Caracas. Los asuntos económicos, políticos, culturales y ambientales fueron más atractivos para el grueso de los participantes quizás por que, se supone, los asuntos de la tecnología se trataron en la cumbre de Túnez.

En ésta, los voceros de las industrias tecnológicas se tomaron el show. Como en Davos se lo robaron las estrellas del entretenimiento. Razones de más para que los llamados sectores “progresistas” asuman, de una vez por todas, que lo “social” y lo “tecnológico” merecen ser pensados y discutidos desde una perspectiva integral y renovada.

Postergar el debate sobre las tecnologías de la información y la comunicación, o desatender su impacto en la vida social, es una actitud reaccionaria y necia. Esa dejadez frena las aspiraciones de la población, en especial de los niños y jóvenes, de incorporar los avances científico-técnicos al mejoramiento de sus condiciones de vida.

La acogida que percibí en algunos sectores caraqueños hacia estos planteamientos, me lleva a insistir ante quienes manifiestan interés en los “temas sociales”, para que añadan a su agenda las cuestiones tecnológicas.

Demagogia móvil

Afanados dizque por proteger a los usuarios, el Ministerio de Comunicaciones y la CRT decidieron limitar las tarifas de fijo a celular después de una década de silencio y vista gorda. Los voceros de las operadoras brincaron argumentando que ellos son “la verdadera telefonía social” y que sus precios son inferiores a los montos que el gobierno les quiere imponer.

Detrás de esa gritería de comadres -que se insultan sin consideración al público-, se olvida que sobre las políticas de Estado y el deseo de los empresarios, las poderosas transformaciones tecnológicas explican el crecimiento de la telefonía móvil y el abaratamiento de los precios (de equipos y de servicios).

Los consumidores ganamos, en la Sociedad Informacional, una preminencia que ante la incapacidad de manipular, la burocracia estatal y la empresarial buscan ganarse con sus chácharas demagógicas. 

cgcuevas@divertinajes.com

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