¿Hasta cuándo vamos a seguir con el falso dilema entre tecnología o gestión? Gestor que no se apoye en la tecnología es tinterillo y tecnólogo que no haga gestión es un mero cacharrero. Además, entre el solemne burocratismo de unos y la frívola ligereza de otros, medran oportunistas y enemigos del avance.

No se gobierna bien un país ni se dirije bien una empresa sólo con buenas intenciones, con saludos a la bandera. No se produce mejor, ni se inventa, ni se renueva con apenas algunas herramientas recién adquiridas.

Gestionar significa, simplemente, conseguir lo que se necesita con lo que se tiene a mano: esta es la esencia de toda la Teoría de los Recursos. El problema radica, obviamente, en que raras veces se sabe qué es lo que se necesita y cuáles recursos se tienen para conseguirlo.

Hay empresas comerciales que creen que necesitan MÁS compradores cuando, en realidad, lo que requieren es mejor servicio, precios razonables, canales fluidos y -no es de extrañar- MENOS de lo mismo.

Ni hablar de la administración pública. Retrógrada por esencia, su excesivo celo en torno al auto-denominado «bien común«, esconde un terror atávico a todo lo que signifique renovación o simple evolución.

Los medios que provee la tecnología no son suficientes si no hay una mentalidad innovadora que utilice esos medios en favor del cambio. Organizaciones anacrónicas con herramientas modernas suelen ser más nefastas. Y organizaciones nefastas con instrumentos avanzados llegan a ser mortìferas: las redes primitivas fueron redes delictivas.

Un gestor (gerente, manager), avizor y progresista debe reconocer sus limitaciones y demandar el apoyo técnico que requieran sus tareas de dirección. Un técnico (tecnocrata,  tecnólogo), audaz y emprendedor renuncia a la idolatría de su especialidad para admitir otros puntos de vista.  

Cuántos presuntos gerentes no son más que muñecos de ventrílocuo, incapaces de hacer algo más que sonreir y cuántos técnicos no son otra cosa que aprieta-tuercas envanecidos. Pero de ellos está lleno el mundo y muchas organizaciones hasta el cogote. En todas partes.

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