Fui de los ingenuos que se alegró con la creación de OLA. La idea de montar un negocio conjunto de móviles entre las empresas de telecomunicaciones de Bogotá y Medellìn parecía una buena oportunidad para comprobar la madurez de la gerencia nacional.
Hoy, a pocos minutos de finalizar el sainete de la «alianza estratégica», debo reconocer mi equivocación: mientras prevalezcan la politiquería, la mediocridad y la improvisación en las decisiones que faectan el erario p{ublico, los fracasos se repetirán.
De principio a fin se mantuvieron los criterios politiqueros(menores, supuestamente, en Medellín). Pero fueron los paisas quienes impusieron a Mesa y el equipo directivo que aún se mantiene, a pesar de la salida deshonrosa de su «1er presidente».
Las capacidades sindicales, académicas, demogógicas e intuitivas quizás son suficientes para conseguir votos (e, inclusive, para administrar algunos asuntos), pero no para conducir un tema de la trascendencia que tienen hoy las comunicaciones.
ALMUERZO A MIL LICOM
El intento fallido de Slim por hacerse a TELECOM, fue aprovechado por Locho para buscar una aproximación (vergonzosa, si se recuerda el oportunismo con que se rebuscó un cuarto de hora en la agenda del mexicano para llevarlo a almorzar al «Palacio» Liévano), sin otra consecuencia que la de facilitar la entrada de Telefónica (Allí la puja sí fue de verdad, entre dos pesos pesados, y no una ganga que Millicom ganó a Millicon por Mil pesitos, como su nombre lo indica).
RECATO Y MIMESIS
Asombra la capacidad de mimesis de ciertos intervinientes en este y anteriores procesos: nombres que se repiten en la capitalización de la Empresa de Energía de Bogotá, en las ventas de acciones de ETB, en el negocio subrepticio de las acciones que esa compañía tenía en Comcel, en varias juntas directivas.
Actuaciones, por discretas no menos efectivas, escapan a la opinión pública y a los organismos de control siguiendo la regla de oro del célebre Vito Corlene: «el recato y la circunspección son más fuertes que los golpes y más duraderos que las balas».
Por su parte, los figurines aparecerán mañana, en las primeras planas y los primeros planos, exultantes por la labor cumplida, el éxito alcanzado, el porvenir luminoso, su aporte formidable al desarrollo de las comunicaciones en el país. Los veremos.
Y, dentro de no mucho, las cifras revelarán (como, coincidencialmente lo refleja la noticia sobre el aumento de la participación de Telefónica en Telecom al 52,03%), quiénes son los verdaderos ganadores de esta puja que, en lo que respecta a OLA, la empuja al abismo irremediable de las cosas perdidas.