Hace 2 alcaldías y media la ETB proclamó su propósito de convertirse en una compañía de comunicaciones de “clase mundial”. Para hacer realidad tan elevado anhelo, se decía entonces, era indispensable aliarse con un jugador de categoría planetaria.
Pero lo que no obtuvo la administración Peñalosa, ni la 2ª de Antanas, ni el mismo Lucho* lo consiguieron a duras penas la misma ETB y EPM cediendo el control de Colombia Móvil a un aliado, dijeron, de Clase Mundial.
En menos de un año de presencia en el país, Millicom ha convertido a Colombia Móvil en la 2ª empresa más grande del grupo por encima, léase bien, de mercados tan avanzados como los de Ghana, Laos, Senegal, Paraguay, Sierra Leona e inclusive, Tanzania, Isla Mauricio y El Salvador.
Pese a muchos esfuerzos no se pudo superar a Guatemala, que mantiene el 1er lugar entre 17 países donde Millicom opera pero, como siempre, no faltan las malas lenguas que atribuyen el éxito en el país centroamericano a obscuros contubernios entre políticos corruptos y directivos de la compañía.
Puras calumnias que Millicom debe soportar con serenidad. Es cierto que tuvo que salir de Costa Rica por orden judicial y que en varias ocasiones ha sido acusada de entregar sobornos a gobernantes y funcionarios venales para consolidar sus posiciones. Pero eso no pasa de ser envidia, puros embustes de quienes no soportan ver a un pequeño crecer.
En cambio, hay que aplaudir la capacidad de Millicom para crecer y mantener el servicio con segundazos (como hizo el ex-gerente de Ola Mauricio Mesa, cuyas millonarias adquisiciones de aparatos reconstruidos nunca fueron aclaradas) y complacer -al mismo tiempo- los apetitos políticos locales.
A propósito, se siente algún malestar por el desperdicio del talento nacional. Es frustrante, hasta cierto punto, que el triunfo internacional de Colombia Móvil lo obtengan extranjeros, mientras los competidores de Millicom reclutan gerentes nacionales para dirigir sus operaciones aquí. ¿Será que se agotó la inteligencia nacional, si alguna vez la hubo?
Coletilla: No es por que sea hermana del senador apresado, ni por ineptitud en el desempeño de su cargo, si no por que trabajó activamente en una campaña electoral que obtuvo dineros ilícitos, que debería abandonar la Cancillería. Si renunció del Ministerio de Cultura para no crear suspicacias, ¿No es mejor hacerlo también ahora?


* Ofreciendo la ETB a Carlos Slim en los pocos ratos libres que le dejaron durante su visita otros lambones que, luego de la fracasada alianza Telecom-Telmex, lograron por fin “aliarse” con Telefónica.

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