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Las ventajas de la integración de servicios de telefonía, TV e Internet siguen, como la Tierra Prometida, sin realizarse para muchos suscriptores.
 
En teoría resulta provechoso obtener acceso a esos 3 servicios de una sola empresa: tarifas reducidas, una sola factura y mejor atención. Por lo menos eso es lo que ofrecen las principales compañías de comunicaciones.
 
Ofertas ideales/dificultades reales
 
Pero las ofertas –que en el papel parecen ideales- resultan muy complicadas en la práctica, empezando por la instalación y siguiendo con la facturación y la atención de reclamos y quejas.
 
En el supuesto de que un aspirante a la Trinidad fuese antes suscriptor de cada servicio por separado con la misma compañía (lo que difícilmente se cumple) las cosas son menos peores (pero aún peores), que si antes se tenía telefonía con uno, Internet con otro y TV de un 3er proveedor distinto a los anteriores.
 
Desde luego, el aspirante tiene que desafiliarse de unos para afiliarse al nuevo y esperar que efectúen cada instalación POR SEPARADO. Sí, aunque suene increíble…POR SEPARADO, como si hubiese contratado con Tres compañías distintas y un solo Operador Verdadero.
 
Las dificultades para contar ¡por fin! con la señal de la Trinidad son muchas veces absurdas. Sé de varios casos en los que demoró más de un mes el retiro de un módem de Telefónica/Telecom para luego instalar otro módem de… Telecom/Telefónica para acceso a Internet. Como si no fueran una y misma entidad sagrada.
 
Pero, quéjese para que vea. Infinidad de llamadas (si ya goza de línea telefónica), que jamás terminan ante un funcionario responsable, pues siempre remiten a los centros de llamadas atendidos por personal que no tiene contacto ni vinculo alguno con la compañía oferente.
 
Las empresas que, supuestamente, deberían dar respuestas efectivas a los reclamos, son inaccesibles, distantes e imperturbables: omnipotentes sin potencia e ignorantes de los sucesos que, en la realidad, han desatado sus Altos Designios. Entre ellas y los mortales hay distancias que, desde luego, ningún jerarca busca reducir.
 
Otra divergencia, por si faltan, se da entre la tele-atención y la presencial. Los mensajes son distintos, contradictorios, caóticos. Raro cuando, después de esperar con paciencia, los equipos de terreno hacen su trabajo bien y en los plazos señalados por las telefonistas o los “asesores”.
 
En cambio la facturación es una maravilla: en los términos fijados y con las sumas adeudadas exactas…como si los servicios funcionaran igualitos, precisos y completos los 3 desde el 1er momento. Por si acaso alguien presenta una reclamación, vuelve y juega el Eterno juego de esas entelequias poderosas que prometen el cielo y entregan el infierno a buenos costos.

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