Durante las 6 horas que duró la asamblea de accionistas de Ecopetrol cerca de 13 pequeños inversionistas deliberaron con libertad y amplitud. Además de la información previa, conocieron detalles del manejo de su compañía, cuestionaron al representante de los fondos de pensiones y reclamaron por los honorarios de la junta directiva: un verdadero ejercicio de democracia.
Lánguida parodia
24 horas antes, en la asamblea de accionistas de ETB (es preciso advertir que ésta fue organizada por la administración SALIENTE), se vivió una lánguida parodia de la democracia accionaria: un pequeño módulo al fondo de un centro comercial, con 2 mesitas al frente, recibió algo así como 100 accionistas (muchos se enteraron por casualidad del evento, pero se les negó el ingreso con el consabido “no está en lista”) que durante una hora adormecieron con la lectura del secretario de turno. Cero intervenciones y ninguna discusión.
De la telefónica capitalina, donde un poderoso conglomerado financiero mantiene 2 asientos en la junta directiva y una buena porción en la burocracia gracias a su condición de “accionista mayoritario de los minoritarios”… nadie puede decir nada.
Y pensar que en el 2000 pareció iniciarse un período de buenos augurios para ETB: entonces se hizo la primera venta de acciones de dicha compañía a trabajadores y pensionados y la asistencia a la primera asamblea, en las postrimerías del gobierno de Peñalosa, superó el 70% de los más de mil pequeños compradores.
Los portentos del OR-R-OR
En efecto, de un tiempo para acá ETB volvió a las decisiones debajo de la mesa (pero con vajilla relumbrante), en cenáculos y casinos (del exterior, tanto mejor), con proveedores, intermediarios, especuladores financieros y demás fichas de los intereses ocultos.
En contraste, la mezquina convocatoria a la asamblea de accionistas (un avisito de prensa con ribetes mortuorios y una nota casi invisible en uno de esos portales inescrutables de ETB), parece indicar que los tales no tienen el más mínimo interés en que los pequeños inversionistas averigüen la verdad de lo que está pasando.
La utilidad de la alharaca
Mucha alharaca se hace en algunos círculos periodìsticos y políticos por “los excelentes resultados” logrados por la cofradía del OR-R-OR en la ETB. Detrás, por lo general pagados, los favores buscan escamotear la situación real de la compañía.
Es preciso señalar que una cosa son las utilidades operacionales (resultado del objeto social, en este caso brindar servicios de comunicaciones a la ciudad) y otra las financieras (producto de inversiones, participación en mesas de dinero y actividades similares a las que parece particularmente adicto cierto ejecutivo en ETB)
En todo caso, las utilidades, como todo aprendiz de gerente debe saber, son resultado de maniobras contables más o menos reguladas a conveniencia por la dirección: basta cambiar una cifra de columna, para mostrar un aumento de las ganancias en un momento determinado. Desde luego, si los márgenes de maniobra se sobrepasan se puede llegar al fraude, como sucedió, hace 5 años, con WorldCom.
Manipulaciones similares podrían explicar hechos como el crecimiento de las utilidades netas del 2007 (cuando, durante el año, el crecimiento de los costos y gastos triplicó el de las ventas) y el EBITDA, en el último trimestre, creció tan rápido que permitió recuperar la disminución del resto del año en utilidades operacionales.
Todo necio confunde valor y precio
El valor bursátil de una compañía no es reflejo exacto de su valor en libros y tampoco del valor real: están relacionados, indudablemente, pero no se deben confundir. El primero está afectado por las oscilaciones del mercado de valores, el segundo por medidas que afectan el patrimonio y el valor real, en el caso de ETB, depende del desempeño de la compañía en el negocio de las comunicaciones es decir, en última instancia, del flujo de caja.
Y aquí sí que está mal la compañía bogotana: el flujo de caja de ETB afronta, a ojos vista, una tendencia a la reducción por la pérdida de participación en el mercado de telefonía fija, la desaparición de la larga distancia, el notorio desmejoramiento del servicio, etc.
De acuerdo con cifras de la Superintendencia de servicios, ETB ocupa el último lugar en Nivel de Satisfacción del Usuario entre todas las compañías de telecomunicaciones del país.
El número de abonados que el año pasado renunció a la línea fija en Bogotá supera con creces los clientes “ganados” en otros mercados (con el agravante de que un cliente corporativo promedio de Bogotá puede llegar a facturar casi el doble de un de provincia), con lo que el total de suscriptores es similar al de hace ¡12 años!
La ineptitud, la incapacidad para afrontar con inteligencia los procesos que identifican las comunicaciones de hoy y los malos manejos no son, de ninguna manera, ejemplos a seguir, tal como lo recomiendan algunos ávidos de propina.