Los
axiomas del ministro nazi de propaganda, que con tanta constancia y admiración
siguen publicistas, políticos y periodistas, están en quiebra gracias,
principalmente, a la auto-comunicación de masas impulsada por la apropiación
social de las redes informacionales.
De
acuerdo con Castells, (Comunicación y poder, 2009), decir que la política es
actualmente mediática es admitir que el agua moja. El punto es cómo aprovechar
el chorro: cómo las redes de comunicación inciden en las prácticas políticas,
en las campañas y en los medios tradicionales.
LOS
MEDIOS YA NO SON INTERMEDIARIOS
La
separación entre redes sociales y redes digitales o tecnológicas ya NO tiene
lugar: las redes son una sola y el papel de los dispositivos es inocuo: sirven
para ponerse en contacto con otras personas, pero no determinan las
interacciones ni juegan el papel de intermediación como pasa con los viejos
medios.
La
prensa, los noticieros de radio y TV tienen que hacer todos los esfuerzos
posibles para modernizar sus equipos y accesos. Pero si no transforman sus
lenguajes y las formas de relacionarse con el público, van a terminar en el
desván de los trastos.
La
gente ya no los necesita para comunicarse entre sí. Cada vez los ve menos como orientadores
y más como una opinión más, otra que expresa sus propios intereses pero no los
de la sociedad.
EPISODIOS
CERCANOS
Aquí
tenemos varios episodios sobre los que conviene reflexionar, habida cuenta que
las conjuras mediática no se reduce a los períodos electorales sino que se
desarrolla continuamente, conforme el ejemplo de Goebbels:
– Un mandatario
arrogante se pasea por cuanta emisora de provincia se le pone a mano para
ultrajar a los opositores de su probable sucesor.
– Los medios importantes reproducen esas
declaraciones y siguen campantes con su aparente independencia.
– El director de
un prestigioso noticiero exalta, admirado, que en la cadena para la que trabaja
no hay censura. Bajo el régimen nazi tampoco fue necesaria la censura: los
periodistas eran nazis o no eran. Y proclamaban felices su libre adhesión al
Führer.
– Las tácticas
de «sicariato político» (Stephens Marks), pierden terreno pero eso no impide
que los conjurados de Goebbels insistan en practicarlo, como lo hacen contra
los programas de la Alcaldía Mayor: los titulares que se niegan a los avances
en salud, educación, seguridad, fomento al emprendimiento popular, mejoramiento
del hábitat etc. se conceden generosos para la insidia contra el mandatario
local.