Preocupante el estancamiento de Colombia en competitividad.
Aunque en 2010 subió un puesto respecto al año pasado, según el Foro Económico
Mundia
l, pero en los últimos 5 años ha descendido ¡11 puestos!

En materia de seguridad (terrorismo, violencia, delitos
comunes y crimen organizado) el país figura en los últimos lugares, lo que pone
en duda la eficacia de las políticas para reducir la delincuencia. Por eso, en
lo que se refiere a clima de negocios y estabilidad institucional, aparece en el
puesto 103, entre 138 países.

 

Los rezagos en infraestructura y capacitación de la fuerza
laboral contradicen las mejoras en innovación y apropiación tecnológica en los que
el país ha subido 9 puestos últimos años.

 

Quizás la situación real no es tan grave, pues este índice
se basa, en buena medida, en estudios de percepción. Sin embargo, Bogotá está
mucho mejor
parada en estudios similares, como el de América Economía que mide
el Índice de Competitividad Urbana de 37 ciudades, entre las que Bogotá ocupa
un destacado 8º puesto en 2010. Otro estudio destaca el impulso al
emprendimiento que ubica a Bogotá como líder en el contexto latinoamericano.

Desacreditar esos avances de Bogotá, contradice los estudios
adelantados por firmas de 
reconocido prestigio e impide que el país aproveche y procure reproducir
en otras partes los avances registrados por la ciudad en áreas sensibles como
seguridad urbana, infraestructura vial, educación, salud y promoción de
oportunidades económicas.

 

Examinar con objetividad -y sin antipatías personales o partidistas-,
los procesos que impulsa la administración de Bogotá, permitiría a otras
regiones encontrar fórmulas que mejoren la competitividad del país, que depende
de condiciones conjuntas y no de factores desagregados.

 

Las deficiencias portuarias o la precaria cobertura de redes
tecnológicas en zonas apartadas afecta la calificación del país como un todo.
Al respecto llama la atención el caso de Perú, cuya competitividad se ve
mermada por las dificultades de su capital.