La propuesta de utilizar las TIC
para construir un «Estado por y para los colombianos» encaminado hacia la
prosperidad del país suena bien. Retadora y, al tiempo, posible pero ¿por qué
«estado» y no «gobierno», «prosperidad» y no «desarrollo»? El tema da para
mucho y no se resuelve con retórica.


En el documento que presenta «los
lineamientos y criterios para avanzar en el uso del Gobierno en línea en
Colombia
» se define al Estado como una construcción colectiva en la que «las
potencialidades de cada persona pueden ser puestas a disposición de los demás
y, a su vez, las instituciones públicas responden de manera efectiva a los
intereses de la sociedad».

 

A ver… ¿qué dicen?

 

Estudiosos del tema,
entre otros Castells, Doueihi y J. F. Noubel afirman que la naturaleza de las
estructuras e interacciones sociales vive una profunda transformación a consecuencia
del impacto de las TIC:

 

o   Castells en su aguda trilogía «La sociedad red«, señala que las TIC
revolucionan las relaciones de producción, experiencia y poder para dar lugar
al punto de que los Estados, incapaces de gobernar, sólo pueden concertar pero
se niegan a ello.

o   Doueihi afirma que el actual entorno, digital, impone la revisión de
categorías fundamentales como las de derechos, identidad, propiedad, soberanía
y competencias jurisdiccionales, al punto de que la simple utilización por
parte de un Estado de determinadas tecnologías digitales conlleva,
inevitablemente, cambios culturales y políticos descomunales.

 

o   Noubel sostiene que la inteligencia piramidal -presente en los
mecanismos de mando y control, división del trabajo y sistema monetario estimulado
por la escasez fue por largo tiempo la única forma de organizar y disponer las
estructuras humanas complejas, como el Estado; pero que hoy esas formas pasan por la inteligencia colectiva.

Si, como indica Pierre Levy, el objetivo primordial de empresas y
administraciones públicas es crear un mejor valor, ofrecer servicios de manera
más eficaz al cliente o al ciudadano, se debe admitir que el principal capital está
constituido por aquello que somos capaces de construir y por lo que sabemos.


Demanda capacitación…

 

Sin embargo, el documento del
MinTic contiene unas definiciones que constituyen verdaderos hitos del
pensamiento contemporáneo que, con el debido respeto, traigo literalmente:

 

Demanda Está constitutida por las personas y las aplicaciones:

§  Personas: Son el eje central del Gobierno en línea y en tal
sentido, se parte de su reconocimiento en los diferentes ámbitos y condiciones
y de hacerlos partícipes de la construcción del Estado. De igual manera, los
servidores públicos juegan un papel preponderante en la Estrategia, pues son
ellos sus directos impulsores y ejecutores quienes tienen el contacto directo
con los ciudadanos. La Estrategia, por tanto, debe definir acciones de
capacitación y acompañamiento con y hacia los ciudadanos y servidores públicos
y hacerlos partícipes de la misma, mediante el uso de las TIC.

§  Aplicaciones: Se refiere a los servicios
directos que benefician a los ciudadanos, a los empresarios y a los mismos
servidores públicos y que son prestados por las entidades públicas a través de
medios electrónicos. Dichos servicios van desde los informativos, pasando por
los transaccionales, hasta los de participación.

Oferta – Está constitutida por la
infraestructura y los procesos:

§  Infraestructura: Para que las entidades públicas y
los privados que ejercen funciones públicas puedan ofertar servicios, deben
contar con una infraestructura tecnológica que garantice condiciones adecuadas.
En tal sentido, la conectividad, la interoperabilidad, la implementación de
múltiples canales, el uso de centros de datos, cloud computing, entre otros,
deben ser tomados en cuenta dentro del desarrollo de la estrategia de Gobierno
en línea…

 

Considerar (en una estrategia que aspira a construir un nuevo
Estado a partir de las TIC), que la demanda está conformada por personas y
aplicativos y la oferta por infraestructura y servicios suena, por decir lo
menos, incongruente.

 

Pero reducir la demanda a capacitar (a nombre del Estado que
invita a los ciudadanos a construirlo ¿los capacita para que lo construyan?) y
la oferta a adecuaciones de infraestructura y de trámites resulta, en un mundo
que avanza hacia estructuras novedosas de interacción, participación y
democracia es…incalificable.